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26 de febrero de 2022 | Internacionales

Entrevista REALPOLITIK TELEVISIÓN

A 30 años del genocidio de Jodyalí: “Como rehén, vi toda la agresividad y brutalidad armenia”

Durante el ataque a Jodyalí, en el marco de la invasión armenia a Azerbaiyán, se cometieron atrocidades de todo tipo. Durdana Aghayeva fue, probablemente, una de las personas que más vejámenes sufrió. Y vivió para contarlo.

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por:
Santiago Sautel

En un especial de REALPOLITIK TELEVISIÓN en el marco del 30 aniversario del genocidio de Jodyalí, Durdana recuerda los duros momentos que le tocó vivir: la invasión a la ciudad, la masacre de civiles, las constantes torturas y su posterior liberación. “El pueblo de Jodyalí en una sola noche tuvo 613 mártires. He perdido a casi todos mis familiares, solo encontré a uno de mis hermanos”, contó.

A continuación, la entrevista completa.

RP.- ¿En qué momento tuvo que abandonar la ciudad de Jodyalí?

El 1 de noviembre de 1991, la ciudad fue asediada y quedó bloqueada. Desde su asedio la vida empezó a complicarse en Jodyalí, los caminos estaban cortados, cuando llegaba un helicóptero los armenios lo atacaban…

Desde todos los ángulos, Jodyalí estaba rodeada por bosques y aldeas de los habitantes armenios. Entonces, la ciudad estaba aislada totalmente.

En la noche del 25 al 26 de febrero de 1992, las fuerzas armadas de Armenia, con el apoyo de la 366° División Motorizada del Ejército Soviético, iniciaron un ataque espontáneo y a gran escala contra Jodyalí. El genocidio de Jodyalí es un recuerdo que es imposible de borrar de la memoria.

Cuando los armenios junto con la división soviética atacaron a Jodyalí, había muchos niños en la ciudad, lo que no puedo olvidar. Había muchas mujeres y niños. Aquella noche era muy fría, con nieve. Había un río con aguas heladas, y cruzar ese río y caminar sobre la nieve era un peligro mortal para los niños.

Durante el genocidio en Jodyalí muchos niños, mientras intentaban escapar con la familia, murieron congelados en los bosques. Los corazones de sus madres fueron destrozados. Más tarde, los terroristas armenios enfrentaron en el bosque a los residentes de Jodyalí. De no ser así, podría haber existido una posibilidad de sobrevivir.

En ese bosque muy frío y denso, con mucha nieve, cuando intentamos encontrar un camino para salir, los armenios enfrentaron a la población civil. Cuando los armenios cortaron nuestro camino y empezaron a disparar con armas de fuego, recibí una bala en mi pierna.

Atacar con armas de fuego y matar a los niños, las embarazadas, los ancianos, matar a gente inocente sin armas en manos, es un acto de terrorismo. Yo creo que un terrorista no tiene ni la patria, ni Dios, ni la religión.

El pueblo de Jodyalí en una sola noche tuvo 613 mártires. He perdido a casi todos mis familiares, solo encontré a uno de mis hermanos. Y allí los armenios nos tomaron de rehén.

RP.- ¿Qué sintió en esos momentos?

Ser un rehén en manos del enemigo genera un miedo enorme, horror y muerte. Allí existía de todo, la muerte, la ansiedad y el miedo. Frente a nuestros ojos les pegaban a los niños, torturaban a las mujeres, mataban disparando a los hombres.

Los armenios asustaban a los niños con sus armas. Hemos visto tantas cosas… Los armenios querían matarnos por cualquier motivo. En distintos países y ocasiones he contado que aquellos ocho días que estuve capturada como rehén, vimos toda la agresividad y brutalidad armenia durante el genocidio de Jodyalí.

RP.- ¿Qué le tocó vivir como rehén?

Ocho días estuve como rehén y todos los días fui golpeada. Yo trabajaba en telecomunicaciones en Jodyalí. Al ser una telefonista conversaba mucho con los militares. Entonces, por esta razón, los armenios me daban más torturas.

Y les voy a contar algo que nunca voy a olvidar hasta el día que me muera. Recuerdo que había cinco o seis terroristas armenios que me habían golpeado tanto que perdí mi consciencia y quedé desmayada. Los armenios me revisaron el pulso, el latido de mi corazón no se podía escuchar. Por eso, pensaron que estaba muerta y me tiraron en la calle. Un día entero me quedé afuera tirada en la calle fría casi sin ropa.

Hubo demasiada tortura allí. Era como una cama de la muerte. Al abrir los ojos solo pensabas en la muerte, nada más, a causa de la brutalidad extrema con que nos trataron los armenios.

RP.- ¿Cómo logró salir de allí?

No pude escapar. Más tarde, se llevó a cabo un intercambio de rehenes. Había muchos rehenes de nuestra parte. Fui una de ellas. La persona que me rescató fue el héroe nacional Allahverdi Baghirov. Yo era la única mujer entre más de sesenta a ochenta hombres intercambiados.

RP.- ¿Le gustaría volver a su lugar de origen?

Todo nuestro pueblo está contento con los resultados de la guerra de 44 días. Hoy somos un pueblo victorioso. La debilidad y las violaciones de los armenios quedaron en evidencia. Dios es testigo de quién es el justo y quién el injusto.

Hace 29 años que vivo con el anhelo de volver a mi pueblo. Es obvio que regresaré. Y mi deseo es mostrar a mi hija, que nunca vio Karabaj, mi Karabaj, mi pueblo natal.

RP.- ¿Cómo rehízo su vida?

Llegamos a Bakú y hace 29 años que vivo en esta ciudad. Sin embargo, quiero decir que hasta el día de hoy sufrimos las consecuencias de todo el daño que nos causaron los armenios. Hace muchos años que este dolor no nos abandona, y tampoco lo hará.

RP.- Y todo lo que vivió lo plasmó en un libro…

Durante ocho días fui un rehén. Todo lo que he visto y sufrido durante aquellos días lo escribí en este libro. Es decir, describí en este libro toda la brutalidad armenia y todas las torturas que sufrí durante los ocho días. Es un libro importante para nuestro país. Uno nunca podría olvidar a su enemigo. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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