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2 de marzo de 2022 | Pastillas de Colores

Postales de carretera

El enigmático Puente Rojo de la ruta 11

La historia de ese Transformer de hierro que todos ven pero nadie conoce.

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por:
Juan Provéndola

¿Cuántas millones de personas habrán visto, ven y verán el puente de hierro en el kilómetro 245 de la ruta provincial 11? La respuesta es imposible de precisar en cifras, pero nadie dudará de su enorme cantidad: todo aquel que se dirige desde Buenos Aires, el Conurbano, La Plata o incluso Rosario y Córdoba hacia alguna de las localidades balnearias de los partidos de La Costa, Pinamar, Villa Gesell y Mar Chiquita, pasa inevitablemente sobre esa construcción centenaria que hoy luce imponente pero espectral sobre el Canal 1.

Construido en 1910 por orden del gobierno bonaerense en su plan de canalización provincial para evitar inundaciones, el puente fue inaugurado tres años después y tuvo como primer fin servir para tender las vías del reciente Ferrocarril Sub (hoy Roca) por encima del Canal 1. Participaron de la obra varios ingenieros de Alemania, Inglaterra e Italia, además de centenares de obreros. Fue necesario importar toneladas de hierro y disponer de maquinaria avanzada para la época.

Con el tiempo, la desviación de las vías de ese tren que unía Constitución con Mar del Plata hizo que el puente pase a formar parte de la primera traza de la ruta 11, aun cuando todavía no habían aparecido todos los pueblos costeros inmediatamente después de la Bahía de Samborombón, límite natural entre el Río de la Plata y el Mar Argentino. 

Recién en la década del ’90 la ruta 11 se somete a una corrección de su curso, lo cual obligó a crear un nuevo acueducto por encima del Canal 1. A partir de entonces, el Puente de Rojo o Puente de Hierro (tiene varias denominaciones, ninguna de carácter oficial) quedó inutilizado. Sin embargo, a lo largo de las cinco décadas siguientes nunca se contempló demolerlo. Tan solo quedó inanimado, aunque vigente como un atractivo pintoresco entre Esquina de Crotto y General Conesa, a pocos kilómetros de la rotonda que bifurca el camino entre la continuidad de la 11 hacia General Lavalle y las localidades del Partido de La Costa (desde San Clemente del Tuyú hasta Nueva Atlantis) y la aparición de la 56, senda para llegar a Madariaga y recortar distancias rumbo a Pinamar y Villa Gesell.  

El puente pertenece a la pequeñísima localidad de Villa Roch, dentro de Tordillo, que con 2 mil habitantes es el menos poblado de los 135 partidos de la provincia de Buenos Aires. Su nombre lo debe a un caballo que, según cuenta la leyenda, fue imposible de domar (historia similar a la del Gateado, potro brioso que bautizó al médano más alto de Gesell). 

A pesar de que un cartel indica en mayúsculas “No avanzar, puente clausurado” (también dice “Peligro”, aunque sus letras lucen descoloridas), es transitado de manera recreativa por quienes quieren ver de qué se trata, e incluso por gauchos a caballo que buscan cruzar el canal. 

Existe una manera de acercarse a observarlo a partir de un camino de tosca que sale del pavimento de la ruta 11 (a esa altura, autovía), en la mano que conduce al sur. Cuando parecía que ese imponente monstruo de hierro que rompe con su rojo el verde rural iba a quedar en el olvido y el descuido, el Concejo Deliberante lo declaró en 2015 bien cultural y de interés patrimonial, poniéndolo a resguardo de futuras ideas de demolición.  (www.REALPOLITIK.com.ar)


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Juan Provéndola, Ruta 11

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