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2 de abril de 2022 | Nacionales

Entrevista REALPOLITIK.TEL

Malvinas: La historia del militar inglés que enterró los cuerpos argentinos en Darwin

En el marco del 40 aniversario de la guerra de las Islas Malvinas, Geoffrey Cardozo, un ex capitán del ejército británico que tuvo la dura tarea de enterrar a los héroes argentinos que no sobrevivieron, dialogó con REALPOLITIK TELEVISIÓN (www.realpolitil.tel): "El problema que teníamos era que esos chicos héroes no tenían chapa de identidad".

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por:
Santiago Sautel

"El apellido Cardozo no es inglés claramente, éramos una familia de la península de Iberia, entre la frontera de Portugal y España que a fines del siglo XV nos trasladamos a Inglaterra. Éramos muy pobres; poco a poco nos fuimos quedando en Londres y cuatro siglos más tarde ya éramos más ingleses que los nativos", inició contando sus orígenes el ex soldado, Geoffrey Cardozo.   

Sobre su vida antes de la guerra del '82, contó que "en Malvinas tenía 32 años, era capitán, estaba en Londres trabajando en una oficina con una labor muy importante que era confeccionar un libro muy pesado de logística de recursos humanos, sabiendo las ubicaciones de cada barco, cada avión, cada munición y cada hombre. Ese documento era muy importante a la hora de enfrentar una guerra".

"Después de la primera proyección de soldados, me dijeron que como yo hablaba castellano iba a ser parte del segundo envío", recordó, y se lamentó: "La guerra duró 74 días y yo llegué al final del conflicto, para mí fue mala suerte porque un soldado siempre quiere ir al frente".

Acerca de su desempeño como capitán durante el conflicto bélico, relató: "Mi trabajo en el cuartel general era encargarme de la disciplina de la tropa inglesa porque luego de un conflicto los sobrevivientes tienen problemas de disciplina". "Habitualmente vemos que los soldados que vuelven de la guerra tienen problemas con el alcohol, con drogas, raptos de chicas y la solución es que luego de un conflicto tengan calor, un lugar seco, comida para su cuerpo y para su cabeza también", continuó.

LA VOZ DE LOS SOLDADOS QUE NO VOLVIERON DE MALVINAS

"A las dos semanas de haber llegado a las islas yo estaba en mi oficina y a la hora de mi almuerzo escucho a los ingenieros del campo de batalla, que ponían las minas, que decían que habían encontrado un soldado argentino muerto", describió Cardozo. Y enfatizó: "A mí no me gusta hablar de muertos o cadáveres, prefiero decir que era una persona y para mí eso es muy importante".

Rápidamente, el capitán inglés decidió ir al encuentro del soldado argentino caído en batalla: "Cuando mis amigos volvieron por su almuerzo yo me fui afuera del cuartel, donde había un helicóptero y un piloto de alerta con el que fuimos inmediatamente al lugar. Bajé por la cuerda y vi a un chico que no tenía más de 18 o 19 años y pensé inmediatamente en su madre porque mi madre me había dado un beso enorme antes de marcharme de Londres". "Pensé que sin dudas ese chico había tenido el mismo beso muy amoroso de su madre, yo pensé en el chico, pero pensé en su madre también", añadió.

LA TAREA POR EL RECONOCIMIENTO DE LOS CAÍDOS ARGENTINOS

"Todo fue muy artesanal porque yo no soy médico forense, soy soldado normal y nunca estudié nada de eso. Para un soldado es un trabajo totalmente natural enterrar a su camarada, para mí y mis compañeros era algo totalmente lógico", explicó Geoffrey acerca del trabajo por hallar la identidad de los soldados fallecidos. Y dio cuenta de la improvisación con la que los soldados fueron a combatir: "El problema que teníamos era que esos chicos héroes no tenían chapa de identidad. Debíamos buscar en sus ropas las cartas de la familia, pero muchas veces no había nada, solo los profesionales contaban con chapa".

Asimismo, detalló la algarabía que les producía poder identificar a los caídos: "Si hallábamos un documento legible era para nosotros un éxito enorme y gritábamos: ‘Eureka, sabemos quién es’”. En este sentido, el británico se sinceró al decir que para ellos "enterrar a alguien que no conocíamos era muy, pero muy difícil".

"Yo pensaba y esperaba que, dos o tres meses después, peritos forenses puedan ir a visitar a estos hombres en el cementerio de Darwin para exhumar, ver un poco su ropa, su uniforme, tomar detalles dentales y digitales", afirmó. En este sentido, subrayó que él se "encargaba de poner a cada soldado en una sábana de plástico, luego otra bolsa negra y, por último, una bolsa de PVC, y con un lápiz indeleble escribía quién era o no, dónde lo había hallado con el equipo". Finalmente, el soldado era puesto en un ataúd para poder ser enterrado.

Al respecto, recordó: "Hemos recogido un total de 240 soldados, pero de más de la mitad, 123, no pudimos saber su identidad". Y completó: "Fue inmediatamente después del conflicto que cada hombre que fue hallado empezamos a identificarlo y a enterrarlo temporariamente bajo 30 centímetros, de modo que el clima y los animales no atacaran".

Acerca del accionar del gobierno nacional de aquel entonces, advirtió: "Nosotros esperábamos la respuesta desde Buenos Aires para poder trasladarlos como a los nuestros, pero no había respuesta, era difícil, no había intercambios diplomáticos entre los gobiernos. Fue una época muy turbulenta y recién en diciembre recibimos mensajes de Argentina".

"Después de eso, yo armé un informe detallando donde se habían encontrado a cada uno de los soldados, si se los había identificado o no, etcétera", culminó, para cerrar su tarea enviando ese informe a la Cruz Roja, luego a Brasilia hasta que, finalmente, llegó a Buenos Aires. (www.REALPOLITIK.com.ar)

 

(*) Mirá REALPOLITIK TELEVISIÓN en www.realpolitik.tel


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Islas Malvinas, Geoffrey Cardozo

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