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19 de mayo de 2022 | Historia

(1914-1918)

El financiamiento de la Primera Guerra Mundial

El período previo a la Primera Guerra Mundial (1914-1918) se caracterizó por una previsión económica por parte de las potencias para abastecerse de divisas necesarias para afrontar la conflagración mundial.

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por:
Alberto Lettieri

La política más generalizada a tal efecto fue la repatriación de capitales que se encontraban invertidos en el extranjero, pero éstos resultaron escasos a poco de comenzar la guerra. De esta forma, la economía internacional se resintió profundamente. En la medida en que mayor cantidad de soldados se fueron incorporando a los ejércitos, se requirió más cantidad de equipos, vestimentas, armamentos y municiones para combatir.

Los cálculos previos sobre la cantidad de materiales requeridos quedó a la zaga de los acontecimientos. En forma creciente, más sectores de la industria de cada país debieron ser desplazados de la producción de bienes de consumo destinados a la población civil hacia la producción bélica e instrumentos subsidiarios para la guerra. Los escuetos ingresos de los estados fueron destinados en su totalidad a la construcción de equipamiento armamentístico. Por lo tanto, la población europea se vio golpeada por una grave escasez de alimentos y de bienes finales de la economía.

Los estados beligerantes enfrentaron serias dificultades financieras y a los pocos años sus arcas estarían completamente vacías. El bloque de los aliados, conformado por Inglaterra, Francia, Rusia, apelaron en una primera instancia a los préstamos otorgados por el primero de estos países, por entonces el principal tenedor de oro. Inglaterra recurrió a la emisión monetaria pero a una escala mucho menor que Alemania.

Los ingleses no estaban dispuestos a lanzarse a una emisión monetaria descontrolada. Por eso recurrieron a otro mecanismo: intentaron vender activos fijos en el exterior. En esa época, Inglaterra tenía inversiones prácticamente en todo el mundo; sin embargo, la casi totalidad de las ventas de sus activos fijos fueron compradas por un único país: Estados Unidos.

Inglaterra tenía en Estados Unidos importantes inversiones en acciones de ferrocarriles y había realizado grandes préstamos, en especial al sector agrícola-ganadero. Éste era el único en condiciones de comprarle a los ingleses sus activos fijos. Ésta no fue la primera incursión económica de Estados Unidos en la contienda.

Estados Unidos no participó en la producción de armamentos pero financió dicha producción a los países de la Triple Entente. En la Primera Guerra Mundial, el papel clave que jugó Estados Unidos estuvo ligado al aporte de capitales, préstamos, insumos para las industrias y aporte de materias primas. Aun con la venta de gran parte de sus inversiones, Inglaterra no pudo disponer de capitales suficientes como para mantener el financiamiento de la guerra de sus propias fuerzas armadas y, además, las de sus aliados.

A partir de 1916, Inglaterra agotó todas sus reservas y debió recurrir a empréstitos provenientes de norteamérica. Dichas erogaciones de la banca privada y del Tesoro estadounidense se concedieron bajo el condicionamiento de ser reembolsados una vez que la guerra finalizara. Durante esta época, parte del capital que Inglaterra recibió como préstamo lo utilizó a su vez para prestarlo a otros países aliados. Este método transitivo se desarrolló hasta el fin de la guerra.

Los países centrales de Europa, por su parte, no estaban en las mismas condiciones y estaban cercenadas sus posibilidades de financiamiento. Por ende, los estados tendieron a recurrir a la emisión monetaria, lo que condicionó a corto plazo la evolución económica de estos países. La inflación comenzó a ser una manifestación de las dificultades que atravesaban estos países, que se agravó luego de la guerra, particularmente en Alemania. La emisión conllevó una escalada inflacionaria y un creciente déficit fiscal.

Por estas razones, a la conclusión del conflicto armado la situación de los beligerantes, a excepción de los Estados Unidos, resultaba desesperante. No sólo por las pérdidas materiales y de vidas humanas, sino también por los condicionamientos financieros que deberían afrontar en el futuro.

Para los Estados Unidos, en cambio, resultó un fabuloso negocio al incorporar una enorme capacidad productiva y acreencias financieras inimaginables hasta entonces. Nadie ya podía desafiar la primacía norteamericana a nivel internacional, pero la dirigencia norteamericana no estaba dispuesta todavía a asumir un rol hegemónico en la política internacional. Esta determinación terminaría siendo una de las causantes de la paz armada de entreguerras y el estallido de la Segunda Guerra Mundial. (www.REALPOLITIK.com.ar) 


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