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27 de junio de 2022 | Nacionales

El príncipe está desnudo

Al circo de Máximo le crecieron los enanos

Es difícil encontrar algún mérito propio en Máximo Kirchner que no provenga de su condición de ser “hijo de dos presidentes”, o de haber contado siempre con la lapicera de su madre para expandir su organización, La Cámpora, la más desacreditada y odiada entre propios y extraños.

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La catástrofe electoral del año pasado y el escenario apocalíptico que la propia CFK reconoce para el próximo lo obligó a abortar el plan de expansión territorial de La Cámpora a lo largo de la provincia de Buenos Aires. Conduciendo una agrupación cuya característica principal es el descrédito y la apropiación de las cajas públicas, no tuvo más remedio que  cerrar con los barones bonaerenses para no perder todo.

Su pelea absurda con Alberto Fernández y su intento de tomar distancias, renunciando a la presidencia del bloque de diputados del Frente de Todos, lejos de preservarlo terminó de hundirlo. El autopercibido príncipe está desnudo, y hasta él mismo ha comenzado a darse cuenta.

Ya están lejos los tiempos de los caprichos y rebeldías contra su madre. Ambos han tenido que terminar cerrando acuerdos con los mismos intendentes que planeaban destruir y con la Liga de Gobernadores a la que siempre detestaron pero que nunca pudieron desplazar. Al fin y al  cabo, los gobernadores y los intendentes son los “dueños de los votos”. Librado al caudal electoral de La Cámpora, Máximo Kirchner a lo sumo podría aspirar a unas cuantas concejalías municipales.

Máximo se había propuesto –y así lo comunicó en su entorno- impulsar un recambio generacional para posicionarse él mismo y sus acólitos de La Cámpora de cara a las presidenciales de 2027. Lo llamó “recambio” y no “trasvasamiento” porque sonaba demasiado peronista. Así llegó a la presidencia del PJ provincial a través del dedo, la negociación y el chantaje. Pero no le sirvió de mucho, ya que la debacle del Frente de Todos lo obliga a cambiar el sushi camporista por asados reiterados con los otrora despreciados barones del conurbano.

Sólo en Hurlingham consiguió hacer pié, donde el camporista Damián Scelsi quedó como intendente ante el pedido de licencia de Juan Zabaleta. El problema se plantea con las PASO del año próximo, o si el ministro de Desarrollo Social de la Nación decidiera renunciar a su cartera y retornar a su distrito. ¿Qué pasaría en una PASO?¨¿Cómo se leería una derrota de La Cámpora?

Al día de hoy, Máximo tiene en claro que sólo podrá competir en una interna en los distritos donde no gobierna el PJ: José Debandi en Tres de Febrero, Fernanda Raverta en Mar del Plata, y no mucho más que eso. Para peor, La Cámpora corre el riesgo de perder los únicos tres municipios que controla: Mayra Mendoza está en serios problemas judiciales en Quilmes, Iván Villagrán también parece estar de salida en Carmen de Areco y el único que parece en condiciones de salvar la ropa es Juan Ustarroz, primo y “hermano de crianza” de Eduardo “Wado” de Pedro, en Mercedes, donde un polémico mecanismo de pauta publicitaria evita que todos los escándalos ocurridos en el pago chico encuentren trascendencia nacional.

Para colmo de males, al circo de Máximo hasta le crecieron los enanos. Es muy difícil atraer a la juventud con un “recambio” que pretende imponer a “jóvenes” que promedian los cincuenta años. No por casualidad Javier Milei arrasa en ese segmento.

El “hijo de dos presidentes” está desnudo, en plena crisis de los combustibles. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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