Provincia
Los vínculos con Hezbollah
La isla Margarita, ¿el nuevo paraíso de actividades ilegales entre Venezuela e Irán?
Hace tan sólo un mes se conoció que un avión que transportaba a veintitrés iraníes, declarados como "operadores turísticos e influencers", aterrizó en la isla Margarita, una península tropical y paradisíaca ubicada frente a la costa de Venezuela.
Sus aguas son cristalinas, la arena de sus playas es limpia y blanca, pero, sobre todo, su condición de "libre de impuestos” la convierte en un atractivo adicional para los visitantes. Claro está, a todas esas ventajas y atractivos se le ha sumado otro adicional para el intercambio entre Venezuela e Irán: se ha convertido en un punto de encuentro estratégico clave para Hezbollah. Así se ha iniciado una nueva era en las relaciones entre ambos países.
Los visitantes, invitados misteriosos aún no identificados, fueron recibidos el 13 de junio en el aeropuerto por una comitiva variopinta compuesta por bailarines y guías uniformados. Lejos de querer pasar desapercibidos, posaron para fotos y selfies con sombreros panameños. Luego se los trasladó para el cumplimiento de sus funciones “oficiales”. Según la información provista por el ministro de Turismo de Venezuela, Ali Padrón, los recién llegados eran “parte del programa de Implementación de Cooperación Turística entre Venezuela y la República Islámica de Irán”.
Los medios de comunicación informaron que el grupo permanecería en territorio venezolano durante dos días, en los que asistirían a una rueda de negocios en el hotel Venetur de la isla. Cinco días después comenzaron los vuelos directos entre Caracas y Teherán, cuya finalidad declarada sería la promoción del “turismo, el comercio y el intercambio cultural”, como correlato del incremento de la cooperación entre dos gobiernos sobre los que pesan duras sanciones de la comunidad internacional.
El mismo día en que se produjo el arribo de los "operadores turísticos" a Margarita, otro avión, que había sido propiedad de la sancionada aerolínea Mahan Air de Irán y luego transferido a Emtrasur de Venezuela, aterrizó de manera irregular en Argentina, después de volar de forma encubierta de Buenos Aires a Córdoba con su transponder apagado. La tripulación estaba compuesta de ciudadanos de ambos países, y hasta incluía a un comandante de la fuerza Quds del IRGC, Gholamreza Ghasemi.
Las similitudes son llamativas, ya que el avión que aterrizó en el aeropuerto Santiago Mariño de isla Margarita -un Airbus A340-600 con matrícula YV3535- también había pertenecido a Mahan Air, antes de ser transferido a Conviasa, la aerolínea estatal venezolana.
Lo cierto es que Mahan Air forma parte de la lista negra confeccionada de la Oficina del Tesoro de los Estados Unidos, supuestamente por “apoyar los esfuerzos del régimen iraní para fomentar la violencia regional a través del terrorismo y sus programas de armas”. Puntualmente, se la acusa de haber transportado carga bélica a Siria en nombre del IRGC y armas, fondos y equipo logístico para Hezbollah. También se sospecha que habría transportado a militantes y agentes de la fuerza Quds, incluido el difunto general Ghasem Soleimani.
La Oficina del Tesoro también acusó oportunamente a Mahan Air de haber transferido “técnicos y equipos técnicos iraníes a Venezuela para apoyar los esfuerzos del régimen ilegítimo de Maduro para reactivar la producción de energía arruinada por la corrupción y la mala gestión”.
Más aún, la flota íntegra de Conviasa también fue sancionada por haber sido utilizada “presuntamente” con fines políticos, incluido el traslado de "funcionarios corruptos" a destinos como Corea del Norte, Cuba e Irán para "promover el apoyo a los esfuerzos antidemocráticos".
Sin embargo, luego de la llegada del avión a la Isla Margarita el 13 de junio no se conoció el destino de los visitantes. Ni las autoridades venezolanas, ni las iraníes, ni el ministerio de Turismo aportaron dato alguno sobre las actividades de los “influencers”. Los medios también los olvidaron. Más aún, si realmente se hubiera tratado de "influencers” deberían haber publicado su periplo en las redes sociales. Pero sólo hubo silencio de radio.
Tampoco hubo notas, reportajes, fotos o videos de la anunciada conferencia en el hotel Venetur. Este silencio es sugestivo, ya que el ministerio de Turismo acostumbra dar amplia difusión a las visitas y eventos que se desarrollan en Venezuela con participantes extranjeros. Como ejemplo puede citarse que un evento similar, sin participantes iraníes, que tuvo lugar en la ciudad de Maturín el 18 de junio, recibió una gran publicidad.
La información provista por el hotel respecto de la conferencia con los iraníes incrementó las sospechas: la empresa preservaba el secreto de los “eventos privados”. Por más que se retrucó que se trataba de una conferencia organizada por el gobierno, esta posición se mantuvo incólume.
En 2012, el entonces embajador estadounidense ante la Organización de los Estados Americanos (OEA), Roger Noriega, declaró ante la comisión de Relaciones Exteriores del Senado de los Estados Unidos que la Isla Margarita había desplazado al área de la Triple Frontera en cuanto a su operatividad estratégica para Teherán y Hezbollah.
Desde hace varios años, Venezuela proveyó de apoyo material a Hezbollah para sus actividades en el Medio Oriente. Como “zona libre de impuestos” en el Caribe, la isla Margarita garantiza una zona segura para que Hezbollah pueda llevar a cabo transacciones financieras ilícitas y tráfico de drogas. También es la base de operaciones del clan Nasr al Din, un grupo de origen libanés de apoyo a Hezbollah.
El jefe del clan, Ghazi Nasr al Din, era amigo personal del ex presidente Hugo Chávez y también mantiene vínculos estrechos con Tarek El Aissami, el ministro de Industria de Maduro. Nasr al Din regentea una red dedicada a expandir la influencia de Hezbollah en Venezuela y otras partes de América Latina.
En aquella exposición, Noriega aseguró además que uno de los hermanos de Ghazi, Abdallah Nasr al Din (ex miembro del congreso venezolano, para más datos), vive en la isla Margarita y se dedica a administrar múltiples negocios de lavado de dinero, incluidas empresas asociadas con Hezbollah.
Otro de sus hermanos, Oday Nasr al Din, se desempeña como supervisor de los centros de entrenamiento paramilitares en la isla, compuesto por venezolanos de los llamados "círculos bolivarianos", ultrachavistas que practican inteligencia sobre sus compatriotas. Estos efectivos son entrenados e introducidos a las actividades de Hezbollah, y muchos de ellos han sido trasladados a Irán para completar su formación.
El ocultamiento del destino de los "operadores turísticos e influencers" parece confirmar que forman parte de una estrategia para consolidar nuevos lazos estratégicos y económicos entre ambos estados, sancionados por la comunidad internacional. En tal sentido, la elección de la Isla Margarita para la realización de sus actividades secretas no puede pasarse por alto. Aunque –o precisamente porque- el blindaje es total. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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