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6 de agosto de 2022 | Opinión

La importancia del hecho

Viviana Canosa y el club de los inadaptados

Lo que ocurrió hace unas horas, el viernes 5 de agosto de 2022, fue un hecho previsible. No tiene ninguna importancia decir en qué cosas estaba yo de acuerdo con Viviana Canosa y en qué cosas no lo estaba. Lo que importa ahora es el hecho.

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por:
Gustavo Charif

Sabíamos que esto iba a suceder, aunque no sabíamos cómo ni cuándo. El cómo, según las distintas fuentes y versiones, comienza cuando no se le permite a la conductora presentar un informe (o una parte de un informe) sobre Sergio Massa, el hombre que en 2015 dijo que iba “a barrer a los ñoquis de La Cámpora que nos quieren dejar como parásitos del Estado” y que ahora regentea una rotisería estatal junto a Máximo Kirchner y a los jóvenes viejos de La (misma) Cámpora. El cuándo fue más sorpresivo, tanto que los “responsables” de la programación de A24 tuvieron que improvisar un tríptico de tres segmentos que me gustaría reseñar, pues tal vez muestre un futuro posible...

1.- Lo que vendrá

Hubo una primera parte, entre las 21:00 y las 21:58, en la que sin dar ninguna explicación al espectador sobre la ausencia del programa con mayor audiencia del canal, se dedicaron a prolongar artificialmente el anterior, que había comenzado a las 19:00 y que conducen Marcela Pagano y Edi Zunino. Hubo una segunda parte entre las 21.58 y las 22.00, segundo panel del tríptico en el que Pagano, haciendo un papel penoso que hubiese sido más lógico en Rosario Ayerdi, leyó el comunicado número 1 de la junta (del canal): “Ante la profusa difusión de videos callejeros, tomados por desconocidos con teléfonos celulares generando escraches con violencia, no sólo verbal sino también física, a funcionarios públicos, políticos y dirigentes en general, y luego de subido a las redes sociales, la empresa, esta empresa, el Grupo América, ha tomado la decisión de no difundir los mismos, ello en razón de la agitación que estos desconocidos provocan con sus agresiones, en un momento en el que el país requiere la colaboración de todas las fuerzas políticas y de la sociedad en general para mantener la paz social y el respeto por las instituciones”.

Superadas las tablas correspondientes al paraíso y al purgatorio, el tríptico concluyó con el infierno del tercer segmento, de 22.00 a 23.00, que no consistió en proyectar una de las charlas de Jiddu Krishnamurti, sino en un compilado variopinto de videos grabados con cámaras de seguridad y teléfonos celulares, en un festival de pornografía de la violencia que me lleva a pensar que los directivos de A24 planean inaugurar una nueva etapa dentro de la historia del cine mondo, siguiendo la línea de Faces of Death y de Banned from Television. Así, por ejemplo, en los primeros segundos vemos a dos delincuentes amenazando con una ametralladora de gran calibre a un hombre en su automóvil, luego vemos a un ladrón que dispara a una pareja aunque ya le habían arrojado sus carteras, y así sucesivamente. Todo aderezado con música y efectos de sonido para aumentar el dramatismo y vender mejor el videodrome (como diría David Cronenberg). A las 22.08 incluso ponen una cumbia o un trap (por desgracia mi educación musical no es lo bastante rica ni avanzada como para reconocer la diferencia) con una letra que dice: “Su-su-súbete a mi moto / no compré boleto pero me gané la loto / la compré-é (la moto) / la compré-é (la moto) / su-su-su-susúbete a mi moto”, etcétera (la influencia de la vieja poesía dadaísta llegó a todas partes), y toda esa contaminación sonora mientras siguen robando (en moto, claro), y machacando gente y violentando.

Dado que es posible que yo esté soñando, sigo mirando pues tal vez en algún momento despierte. Sin embargo, y con cierto embargo también, a las 22.09 el compilado mondo continúa con golpizas brutales entre pandillas, subiendo en intensidad gore a las 22.12, mostrando escenas en Costa Rica de batallas entre barras de fútbol que se tiran piedras, y donde hasta podemos ver cómo entre varios deforman el cráneo de uno a pisotones, patadas y hasta un golpe de cascote sobre la misma cabeza (hora 22.14). A las 22.19 hay un acercamiento al hombre golpeado que se tambalea mientras ponen otra cumbia (o trap, o la mierda que sea) que nos ilustra así: “El domingo me voy a la cancha / a alentar a mi equipo campeón / entre bombo, trapo y vino tinto / venimo’ a cantar está canción” (la evidente influencia de Charles Bukowski). Luego hay una antología de ladrones de garrafas, sigue una selección de crímenes violentos en supermercados chinos, y ya a las 22.40 estoy comenzando a entender que el levantamiento del programa de Viviana Canosa tiene que ver con la aspiración de A24 a convertirse en un PornHub de las noticias compitiendo con Crónica TV.

Regresemos mejor al purgatorio, al panel central de esta especie de "El jardín de las delicias” en versión mamarracho. “Ante la profusa difusión de videos callejeros, tomados por desconocidos con teléfonos celulares generando escraches con violencia, no sólo verbal sino también física, a funcionarios públicos, políticos y dirigentes en general...”, claro, en los videos que pusieron entre las 10.00 y las 11.00 de la noche no había funcionarios públicos, políticos ni dirigentes “en general”. Por eso “el Grupo América ha tomado la decisión de no difundir los mismos, ello en razón de la agitación que estos desconocidos provocan con sus agresiones, en un momento en el que el país requiere la colaboración de todas las fuerzas políticas y de la sociedad en general para mantener la paz social y el respeto por las instituciones”. César Bruto (Carlos Warnes) no lo habría escrito mejor. En una palabra, censura. La vieja y clásica censura en el nombre del bien. Y me rehúso a usar el lenguaje esnob de los represores usando eufemismos ridículos como “cancelación”. Porque ellos saben lo que es “bueno” para nosotros, y nosotros lo aceptamos junto a sus palabras y a su “corrección política”. Y así las cosas, un día dejamos de vivir para seguir sobreviviendo. Porque así como la agenda marca que “no tendrás nada pero serás feliz”, tampoco estarás vivo aunque sigas respirando.

Hace meses que Viviana Canosa se preguntaba en vivo cuándo “el rebaño” despertará. No lo sé. Tal vez nunca, porque el rebaño genuino se caracteriza por ilusionarse cada vez que le cambian un lobo por otro lobo.

2.- El club de los que no tienen club

El saludable proceso de inadaptación suele tener hitos, puntos de inflexión, estaciones que van marcando ese viaje singular. En mi caso mi marginación nacional comenzó a ser visible en el año 2003, cuando me negué a subirme al tren de una buena parte de los “artistas” argentinos que prefirieron ignorar la historia y compraron la idea de un Néstor Kirchner “humilde”, “honesto”, “progresista” y de “izquierda”. Ya entonces uno podía decir del kirchnerismo floreciente algo parecido a lo que decía el marxista Cornelius Castoriadis refiriéndose a la denominación URSS, Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas: “Cuatro palabras, cuatro mentiras”.

Pienso que Alfredo Casero, por ejemplo, tuvo un primer momento en el que se evidenció su viaje hacia la inadaptación en el año 2013, cuando se inmiscuyeron con su historia personal y decidió hablar frente a Jorge Lanata, y llegó al momento culminante la noche del 15 de mayo de este año cuando reaccionó, de manera justa, legítima y razonable, ante la falta de respeto de Luis Majul. Días después, el 27 de mayo, Viviana Canosa reaccionó ante Jorge Yoma al pedirle, de manera justa, legítima y razonable, que se retirara de su programa, y continuó en su rebeldía llegando ayer al momento culminante, cuando no aceptó trabajar sin libertad.

En “El planeta de los simios” (muchos recordarán la vieja película y otros el buen libro de Pierre Boulle), el chimpancé deja de ser el animal esclavo y comienza a construir una civilización el día en que accede a una nueva forma de expresión, cuando espontáneamente dice su primera palabra. Esa palabra que marca el inicio de un nuevo aprendizaje, de un cambio basado en la desobediencia civil, es la palabra “no”, que el chimpancé exclama al llegar al límite del castigo.

Si definí como “saludable” al proceso de inadaptación, es por el saludo de bienvenida al club sin razón social en el cual entran los que no aceptan el fascismo de la corrección política. Pero también es “saludable” por la salud de no aceptar la moralina de la nueva oligarquía imperante.

En una charla de Jiddu Krishnamurti a la que Daniel Vila (presente en la asunción de Massa) no pudo asistir, el filósofo dijo que no es signo de buena salud el estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma (“It is no measure of health to be well adjusted to a profoundly sick society”). Tal vez es por eso que el club de los inadaptados ni siquiera tiene un domicilio legal.

 

(*) Gustavo Charif es artista visual y escritor.


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