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9 de agosto de 2022 | Nacionales

Con los tapones de punta

Alberto Fernández, contra todos: “Me podría haber ido pero banqué todo”

El presidente estuvo dispuesto a hablar. Pero esta vez no deliró con Bob Dylan, los indios, la selva y los barcos. Fue mucho más a fondo: criticó a Guzmán, definió como "otra etapa" la que se inició con el nombramiento de Massa y afirmó que no se encuentra “en retirada” ni mucho menos. También admitió que la relación con Cristina está deteriorada.

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Al referirse a la corrida que disparó los dólares alternativos y la renuncia de Martín Guzmán, Alberto Fernández fue llamativamente contundente: "Me podría haber ido. Importantes jugadores de la city presionaban sobre el dólar. Pero apelé a la responsabilidad institucional y banqué todo", blanqueando por primera vez que evaluó la alternativa de su renuncia. Pero afirmó en seguida: "Ahora estamos en otra etapa, reconstruyendo nuestro gobierno".

Al referirse a la renuncia de Martín Guzmán, se mostró comprensivo y muy crítico a la vez. "Entiendo las presiones y quizás no aguantó más. Pero podría haber esperado dos semanas y nos daba tiempo. Causó un terremoto institucional que afectó muchísimo a la estabilidad del gobierno", enfatizó.

Al referirse a Sergio Massa -a quien muchos analistas consideran como el beneficiario de su “desplazamiento”-, el presidente desestimó esas interpretaciones: "Lo acompañé en 2013, y lo volví a acompañar en 2015. Somos amigos y valoro su lealtad. No vean fantasmas, los dos queremos lo mismo". E insistió en su protagonismo, al afirmar: “Yo decido las cosas. Siempre quise un ministerio de Economía con Industria y Agricultura adentro, pero me objetaron el planteo antes de iniciar la presidencia, y ahora me están dando la razón”. La pregunta que quedó pendiente es por qué no lo implementó durante los dos años y medio iniciales de su gobierno.

Alberto también destacó la inestabilidad que experimenta la situación internacional, que condiciona el éxito de los gobiernos. “El mundo transita un tiempo complejo. Todos los pueblos hermanos de Latinoamérica debemos mantenernos unidos y solidarios”, marcó.

A contrapelo de la caracterización opositora que lo presenta como víctima de un golpe de estado palaciego, el presidente descarta su ostracismo político. “Yo no me descarto y quiero ir a las PASO. Pero ahora todo es prematuro y una tontería hablar de las candidaturas. Primero hay que estabilizar las variables económicas. Esa es la prioridad”, subrayó.

También admite -aunque de manera más elíptica- que la relación con Cristina Fernández de Kirchner nunca se recompuso. Durante su último encuentro en Olivos, la vicepresidenta exigió la renuncia de Vilma Ibarra (Legal y Técnica), Silvina Batakis (era titular de Economía), Juan Manzur (jefe de Gabinete) y Claudio Moroni (ministro de Trabajo).  A Ibarra le propuso ascenderla a un cargo ministerial, para amputarle el control de esa secretaría Estratégica. También propuso designar a Jorge Capitanich por Manzur y para Moroni, enviarlo al “desierto infinito”.

En esa reunión se decidió, además, que Sergio Massa fuera la cabeza de un ministerio de Economía ampliado. “Yo defendí a los míos y Sergio es ministro de Economía. ¿A dónde ven que estoy débil?”, sostuvo Alberto Fernández.

Si bien el presidente se mostró cauto al momento de referirse a CFK, La Cámpora y el Instituto Patria, una vez más se le escapó la lengua al afirmar que los acólitos de la vicepresidenta propusieron alternativas “horrorosas” para segmentar las tarifas de los servicios públicos.

“Plantearon un esquema de geolocalización que nos hubiera acercado al precipicio y después propusieron un aporte cash que nos ponía en un laberinto de constante actualización. Y al final terminó de la mejor manera: tenemos un modelo que va a funcionar y con Sergio vamos a lograr más ahorros que en tiempos de Guzmán”, aseguró.

El presidente aspira a que los cambios en el gabinete permitan conseguir una estabilidad política indispensable para que las medidas económicas funcionen. Y cree que esta vez Cristina y Máximo Kirchner no apostarán a hacer estallar el acuerdo con el FMI, a diferencia de lo que hicieron en el pasado. “Es una situación política que tenemos que valorar. Nos cuestionaron la negociación con el Fondo y ahora aceptan las metas que hace dos meses intentaron revertir”, señaló.

A Alberto se lo nota herido, pero de ninguna manera “retirado” de la política. Quienes lo conocen aseguran que espera pacientemente su oportunidad para el contraataque. Y hasta le ponen fecha: “Para el mes de marzo recuperará la centralidad perdida”. Un pronóstico que, tal como están las cosas, no parece ser más que una ilusión sin demasiado asidero en la realidad. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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