CABA
Aniversario de la muerte
Sosteniendo el ideario sanmartiniano
El plan sanmartiniano, su ideario patriótico, estaba concebido como un plan geopolítico integral. Este diseño se articulaba a un proceso que convocaba a los distintos sectores sociales con el fin de realizar el proyecto de una libertad común para los países sudamericanos.
La importancia de San Martín es crucial: derrota a los españoles en San Lorenzo, el 3 de febrero de 1813. Luego se establece en Cuyo, donde reestructura la economía estatizando las empresas y bienes de españoles de la región, para poder armar el Ejército de los Andes. Posteriormente y en contra de la voluntad del gobierno de Buenos Aires conduce a sus tropas a Chile, al que junto a O´Higgins libera en 1817. Rotas definitivamente las relaciones políticas con Buenos Aires, realiza la expedición que libera al Perú en 1821.
San Martín tenía un objetivo claro: liberar a nuestra América del yugo español, combatiendo al enemigo y conquistando la liberación de Argentina, Chile y Perú, es en este suelo que se le otorga el título de protector, convenciéndolo el clamor popular de que ante el poder realista, que aún no había sido derrotado, era imprescindible su presencia en Perú para completar la emancipación.
El general con plena autoridad civil y militar, sosteniendo con el ejemplo sus principios y valores, declara, en enero de 1822, no tener libertad “sino para elegir los medios de contribuir a la perfección de esta grande obra, porque hace tiempo que no me pertenezco a mi mismo sino a la causa del continente americano”.
En el gobierno de Perú, aplicó los mismos principios que habían marcado su política en Cuyo y Chile, decretando entre otras medidas, la libertad de los hijos de los esclavos, denunciando las aberraciones que descomponen al día de hoy nuestra sociedad, al afirmar que “una porción numerosa de nuestra especie ha sido hasta hoy mirada como un efecto permutable, y sujeto a los cálculos de un tráfico criminal: los hombres han comprado a los hombres, y no se han avergonzado de degradar a la familia a la que pertenecen vendiéndose unos a otros”.
Por estas y muchas razones más, es que sostenemos, que el general libertador es uno de los imprescindibles de nuestra Patria Grande, impulsando el estudio de su pensamiento y toda la gesta independentista de la cual fue una de sus figuras fundamentales, impulsando valores que al día de hoy sostienen lo más sólidos principios de una moral revolucionaria.
Nuestro continente ha vuelto a estar convulsionado, en la actualidad, nuestros pueblos y sus organizaciones, pateando el tablero del posibilismo debemos reencauzar la lucha frente al imperialismo y el colonialismo, la lucha por la autonomía de nuestros países frente a la injerencia por parte de las principales potencias, la lucha por ser libres, la lucha por la participación y el protagonismo de las naciones.
El liderazgo de San Martín, su popularidad entre los sectores más postergados por la colonia, lo convirtió en un líder de masas sostenido desde profundas convicciones, en el plano militar se destaco como estratega de sable en mano, pero también, y fue su gran obra, como organizador y constructor de un modelo de combatiente.
Su ideario da cuenta de la necesidad de sostener la lucha en todos los frentes, asumiendo la guerra y sus tácticas desde cada uno de los aspectos que debieran considerarse, promoviendo la disciplina, la moral revolucionaria, la abnegación y el sacrificio, no solo a la tropa sino también a todo el pueblo que entendía debía ser artífice de su propia independencia, desde esos principios buscaba la cohesión de todos los que debían sumarse a la gran tarea de la liberación, sosteniendo con vehemencia que "divididos seremos esclavos, unidos estoy seguro que los batiremos. Hagamos un esfuerzo de patriotismo, depongamos los resentimientos particulares y concluyamos nuestra obra con honor".
San Martín nos recuerda que la fortaleza está en los pueblos, en las masas organizadas y movilizadas, en su conducción revolucionaria, nos recuerda que debemos enfrentar los grandes desafíos, que debemos hacer lo que hay que hacer, sin descuidarnos de lo que no se debe hacer.
En su proclama al Ejército de los Andes antes de la batalla de Chacabuco dijo al respecto: "La guerra se la tenemos de hacer del modo que podamos. Si no tenemos dinero, carne y un pedazo de tabaco no nos ha de faltar; cuando se acaben los vestuarios nos vestiremos con las bayetillas que nos trabajan nuestras mujeres, y sino andaremos en pelotas como nuestros paisanos los indios. Seamos libres y lo demás no importa nada”.
El general afirmó que jamás derramaría “sangre de sus compatriotas y sólo desenvainara su espada contra los enemigos de la Independencia de Sud América”, así fue, su concepción popular quedó expresada en su vinculación con las montoneras y con dirigentes como Martín de Güemes, Gervasio Artigas, Facundo Quiroga o Juana Azurduy, afirmando sobre esa base de afectos y elección de compañeros en la causa de la liberación su relación con Juan Manuel de Rosas, ofreciéndole al restaurador sus servicios frente a la avanzada pretendida de las principales metrópolis que buscaban pisotear nuestra soberanía y afirmación independentista.
San Martín promovió además sobre la marcha la conformación de un estado interventor e industrialista, siguiendo la lógica del interés común por sobre el interés privado, incluyendo su obra de gobierno confiscaciones que atendieran el interés general y así también la promoción de una economía con desarrollo federal acompañada de una política militar de defensa integral promoviendo capacidades propias nacionales.
Ante tantos desafíos por delante, ante los ataques y golpes del enemigo (los de adentro y los de afuera), ante tantas tareas en el camino de la revolución patriótica y popular, tomamos las palabras del libertador San Martín afirmando que “cuando la patria está en peligro, todo está permitido, excepto, no defenderla”.
De la misma manera en que atendía a los principios de lucha independentista, sostenía lo que debía atravesar a los hombres en su cotidianidad, la lucha contra uno mismo, la lucha por ser mejores seres humanos se afirma en máximas como las de “si hay victoria en vencer al enemigo; la hay mayor cuando el hombre se vence a sí mismo”, “mi mejor amigo es el que enmienda mis errores o reprueba mis desaciertos”, “la conciencia es el mejor juez que tiene un hombre de bien”, “no hay revolución sin revolucionarios”, al igual que muchas otras dirigidas a la tropa, familia y amigos.
Vaya nuestro homenaje al gran general, pensador y estratega revolucionario, su ideario arroja luz para hombres y mujeres que en este tiempo sostenemos a cómo dé lugar la inmensa tarea de la emancipación, su obra cobra vigencia, las principales metrópolis han de ser expulsadas de nuestro territorio, y sus socios nativos, las oligarquías cipayas, verán sus privilegios afectados.
Las clases dominantes no han podido apropiarse de su figura, que trasciende todas las barreras e impulsa todavía hoy a los pueblos a luchar por su segunda y definitiva independencia, llamando a la gran empresa de la liberación a hombres y mujeres de coraje.
*Director de la Academia del Pensamiento Estratégico (APE), dirigente en Jujuy del Partido OLA.
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