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22 de agosto de 2022 | Opinión

Propuestas para obras públicas

La corrupción de los políticos

En notas anteriores señalé que la corrupción era la mayor causante de la debacle de la Argentina, en todos los aspectos, moral, económico, educativo, etcétera.

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por:
José Luis Kelly

Y hay muchas maneras de robarle al estado, pero en cincuenta años de actividad laboral, he comprobado que las obras públicas ocupan el mayor porcentaje de corrupción y por ende de robos al estado. Y esto lo viví en carne propia.

En el año 2001 renuncié a la Cámara Argentina de la Construcción, porque descubrí por qué le habían pegado en una obra a mi hija y quiénes lo habían hecho (esa denuncia está en una página personal). Como descendiente de irlandés, bastante cabeza dura cuando defendemos algo, querían que como empresario de la construcción me presté al juego siniestro de la Cámara Argentina de la Construcción, de la clase política socia y cómplice y del Sindicato de la Construcción, socio indirecto de los precitados. Como no vendimos el alma al diablo, sufrimos un atentado, ello motivó mi renuncia a la Cámara, cerré la constructora que había realizado setecientas obras y dió trabajo a más de 2 mil personas y nos dedicamos a otras actividades científicas, pero siempre llevó en mi pensamiento quiénes son los responsables del 50 por ciento de pobres. Con un grupo de amigos, viejos todos ellos, cansados de esta corrupción, nos pusimos a estudiar pliegos de obras y es tan grande el robo que se produjo y se produce que en un cálculo que realizamos, podemos decir que la deuda externa argentina del orden de 340.000 millones de dólares fue motivada por la corrupción que impera en Argentina, donde las obras públicas tienen un porcentaje de responsabilidad superior al 70 por ciento.

Propuestas para obras públicas:

1.- Las obras públicas, bajo todo concepto, deben dejar de ser un antro de corrupción a nivel municipal, provincial y nacional. Jamás permitir que se haga una obra declarando “la emergencia” pues se multiplican por diez los costos y si hay una emergencia hacer intervenir a tres universidades y estudios nacionales e internacionales para determinar los costos.

A tal efecto las universidades crearán una materia entre varias especialidades -construcción, electricidad, electrónica, sistemas, medio ambiente, etcétera- para el estudio de las obras y en tres meses determinar su presupuesto. Eliminar la palabra “emergencia” del diccionario de obras, pues la palabra está relacionada directamente con corrupción. Muchos funcionarios políticos en lugar de hacer el estudio transparente llevan el problema a estado de emergencia, por ejemplo ampliar un hospital, pero se espera una pandemia o un problema de salud para declarar la emergencia, y entonces esa obra que salía 100 pesos por emergencia sale hasta mil pesos en Argentina. Decenas de ejemplos vimos a través del tiempo. En mi ciudad llevaron el dragado de un arroyo a estado de emergencia, cuando los estudios hacía cinco años estaban terminados, nos llevó a más de cien muertos directos y otros cien murieron en los meses posteriores por una inundación, y de un costo de 250 millones pasó por emergencia a un costo de 1.000 millones. El poder político, el poder empresarial y el poder sindical en la mayoría de los casos son cómplices de esta situación, a expensas del 50 por ciento de pobres que hoy tenemos en nuestro país, que se ve reflejado a diario en el patrimonio monumental y fuera de lugar de muchos involucrados en el tema.

2.- Se deben priorizar las obras que contribuyan a una mejor producción. Caminos rurales, llegadas a puertos sin entrar a ciudades, analizando provincia por provincia los requerimientos para mejorar las obras que hagan a una mejor producción.

Con el ahorro que propongo sólo con la Legislatura de Buenos Aires, en cinco años estarían pavimentados todos los corredores productivos de la provincia, donde hoy con dos días de lluvia es imposible sacar la producción por varios días con el consiguiente aumento de los precios y destrucción de la mercadería.

3.- Los presupuestos y factibilidad de las obras públicas deben ser aprobados antes de su licitación por tres universidades, y su pliego de condiciones deberá ser de público conocimiento en internet para que todos los ciudadanos podamos observar qué resultado obtiene cada universidad y compararlo con el que proyectó el gobierno de turno. Esto es para obras nacionales, provinciales y municipales.

4.- Cuando se hace el presupuesto de una obra, se debe comparar tal presupuesto con valores de obra en Estados Unidos, Europa y tres países de Sudamérica, con el objeto de optimizar costos y corregir errores.

Por datos obtenidos en Argentina, el costo por kilómetro de autopista triplicaba el costo de Europa. Pasaron más de veinte años y nadie resolvió este tema, ni se trató en ninguna Legislatura, pues del sobreprecio de las obras viven todos y hacen política y lujos a expensas de haber generado 50 por ciento de pobres.

5.- Cuando el gobierno nacional destina un dinero para una obra en cualquier provincia, sólo le queda a esa provincia no más del 25 por ciento del valor presupuestado, se debe revertir totalmente esa situación.

Esto ocurre desde hace más de treinta años y es casualidad o qué me importa, que cuando el gobierno nacional destina una partida de dinero a una provincia para una obra, en esa provincia sólo queda aproximadamente el 25 por ciento. Para que se entienda: cuando la nación destina 1 millón de pesos para una obra, como mínimo tiene 30 por ciento de sobreprecios, (comenzó con el 10 por ciento y hay obras que se llevaron más del 70 por ciento o más de sobreprecios), o sea ya tenemos 700 mil. Si a ese valor le sacamos IVA e impuestos tenemos otro 25 por ciento, o sea 250 mil. Por lo que nos queda útil 450 mil pesos.

Pero si consideramos que el 50 por ciento de la obra es material y el 50 por ciento mano de obra, tanto los materiales como la mano de obra tienen incluidos impuestos que rondan el 50 por ciento, o sea perdemos otros 250 mil pesos, resultando al final que sólo nos queda en la provincia 250 mil pesos del millón que con bombos y platillos  entregó la nación y sin chistar aprobaron las provincias.

6.- Descentralización federal de las industrias generando y apoyando creación de parques industriales con facilidades y prioridad en apoyo energético y de servicios esenciales. Darle prioridad a las provincias que no pueden vivir de lo que producen.

7.- Se deben incrementar considerablemente los ramales ferroviarios tanto de pasajeros como de carga, a tal efecto reactivar las fábricas de ferrocarriles acorde con costos internacionales, en lo posible estatales y privadas en conjunto.

Negociados políticos y sindicales fueron destruyendo los ramales ferroviarios, que en un país tan grande geográficamente como el nuestro es primordial. Una formación ferroviaria transporta el equivalente a treinta camiones con dos o tres personas, lo que permite abaratar los costos de producción. Esos treinta camiones usan más de quinientas cubiertas que se gastan y rompen los pavimentos de las rutas argentinas.

8.- Se debe hacer una reconversión estructural con los puertos a los efectos de optimizar costos de envío de nuestros productos al mundo. La clase política inoperante y corrupta gastó fortunas en reformar puertos que al día de hoy están sin funcionar desde hace años. Se deben complementar los nuevos puertos con los ramales ferroviarios, y autopistas haciendo un plan integral de funcionamiento eficiente.

9.- Se deben hacer viviendas particulares a través del estado y proceder a su alquiler y/o venta, usando mano de obra de los planes sociales. A tal efecto se debe realizar un censo de cada ciudadano que recibe un plan social con el objeto de determinar su profesión, sus habilidades laborales, oficio, etcétera. Y de ese modo insertarlo en las tareas a tal fin. Esto implica a los habitantes de villas con el objeto de su erradicación.

Tenemos todos los elementos, tierra donde construir, mano de obra, técnicos, etcétera. Ahora bien, si dejamos a la clase política y a la mafia empresarial el negocio, será construir a 1.800 dólares el metro cuadrado, cuando lo podemos hacer por 400 dólares el metro cuadrado. De nosotros depende.

10.- Realizar un plan integral que involucre a todo el país, con el objeto de erradicar barrios precarios ubicados en zonas inundables o peligrosas. Se deben involucrar a los mismos vecinos en su construcción y su desplazamiento debe ser para lograr una mejor vida, y no como hoy que ante la mínima crecida de ríos debemos declarar emergencia de todo tipo.

 

(*) El ingeniero José Luis Kelly es precandidato a presidente de la Nación.


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