Internacionales
Juntos por el espanto
Con la radicalización del escenario, la alianza entre Larreta y la UCR cobra impulso a pasos acelerados
El alegato político del fiscal Luciani tuvo como consecuencia inmediata lo que pareció buscar: una nueva radicalización de la grieta: tanto Cristina, como Mauricio Macri y Patricia Bullrich, salieron claramente favorecidos de la nueva situación. El problema, en un contexto de desquicio, lo tienen los moderados.
Prima facie, tanto Horacio Rodríguez Larreta como la Unión Cívica Radical parecieran los grandes perjudicados por esta situación. Con Macri presidenciable, y con una creciente fractura de la sociedad, tienen cada vez más en claro que la negociación -querida o no- resulta inevitable.
Aunque la dirigencia de la UCR se resista a abandonar el proyecto de presentar una fórmula propia, el acercamiento con el jefe de Gobierno porteño resulta inevitable. “Todos queremos que el próximo presidente sea radical, pero habrá que ver las encuestas a fin de año porque es más importante para Juntos por el Cambio que Macri no termine siendo el candidato”, afirman.
Quien debe jugar sus cartas con determinación en este nuevo contexto es Facundo Manes, quien tiene previsto recorrer el país a partir de septiembre para tratar de instalar su candidatura presidencial. Pero deberá encontrar la manera de justificar su decisión de no haber firmado el pedido de juicio político a Alberto Fernández que, si bien significó un tributo a sus convicciones, generó muchas resistencias en Juntos por el Cambio, incluido entre varios referentes del radicalismo.
Manes hará muchas de sus apariciones en compañía de la senadora Carolina Losada, con quien, a pesar de sus negocios familiares con el Frente de Todos, aspira a armar la fórmula presidencial de la Unión Cívica Radical. Pero la ex periodista le plantea un problema, ya que también sería la elegida por Horacio Rodríguez Larreta –y hasta por Mauricio Macri-, para completar sus propias fórmulas.
Por estos días, Losada es la figura más requerida dentro de Juntos por el Cambio, ya que también se la tiene en cuenta para ser postulada a la gobernación de Santa Fe, a pesar de tener domicilio en el barrio porteño de Palermo. En su entorno desechan la alternativa: “Ella no se puede exponer a ser la sucesora de Omar Perotti porque es sentarse en la silla eléctrica. La provincia es ingobernable y no tiene la experiencia suficiente para convivir con el peronismo en la oposición y el narcotráfico en Rosario”. La opción por la vicepresidencia, en principio junto a Manes, parece ser la escogida.
En el radicalismo aceptan -por ahora en off- que la negociación con Larreta ya ha comenzado. “Hay que ser previsores, tenemos muchas más coincidencias con Horacio que con Macri, el mejor testimonio lo expresan Martín Lousteau y Emiliano Yacobitti, quienes están muy conformes con el gobierno de coalición en CABA y en la Legislatura”.
A nadie le parece descabellado que, en ese entendimiento, Martín Lousteau pueda ser el candidato para suceder a Rodríguez Larreta en la CABA, y que los votos de Facundo Manes puedan direccionarse a la candidatura de Diego Santilli en la provincia de Buenos Aires. También marcha con viento a favor el entendimiento entre el radicalismo de Evolución con Juan Schiaretti, y no faltan quienes tienen la secreta esperanza de que el Frente Renovador pueda sumarse a esta alternativa de consenso, para poder gobernar con el 70 por ciento que pretende el jefe de Gobierno porteño.
Este eventual acuerdo supondría para todos costos y beneficios. Pero tienen bien en claro que “Mauricio pretende dividirnos y no querrá armar un gobierno de coalición al estilo chileno o uruguayo”.
No por casualidad, Santilli está convencido de la necesidad de ofrecerle al radical Maximiliano Abad la postulación a vicegobernador, aunque ofreciéndole más poder y presupuesto del que gozó Daniel Salvador con María Eugenia Vidal. Otra alternativa consistiría en ofrecerle al presidente de la UCR la primera candidatura a senador nacional por la provincia de Buenos Aires.
Quien se ha puesto al frente de las negociaciones por la UCR es Gerardo Morales, quien pretende armar una potente herramienta política no sólo para ganar la interna de Juntos por el Cambio, sino también para poder gobernar a partir de fines del 2023. El razonamiento es simple: “Ellos tienen al candidato y nosotros la estructura nacional que no tiene el larretismo. Además, el temor a Macri nos afecta por igual”, reconocen en su entorno.
El fiscal Luciani, con su alegato, hizo saltar el tablero. Por las consecuencias que provocó en tiempo récord, pocos ingenuos son los que creen que actuó por cuenta propia. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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