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1 de septiembre de 2022 | Nacionales

Elecciones 2023

Máximo Kirchner abre el paraguas sobre la política económica del gobierno

Máximo Kirchner habló de economía y, por primera vez en público, no tuvo piedad con Martín Guzmán. Sin embargo, quedó en una situación incómoda, ya que sus críticas apuntan a muchas de las bases de las negociaciones del segundo trimestre con el FMI que ahora está decidido a cerrar Sergio Massa, con quien mantiene un vínculo fluido.

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Máximo Kirchner intentó justificar las decisiones del actual ministro de Economía, afirmando que está realizando un “control de los daños” producidos por el discípulo de Stiglitz. Según como marche la gestión del ex presidente de la Cámara de Diputados mantendrá esta tesitura o empezará a tirarle dardos envenenados. La misma estrategia que aplica su madre.

"Lo de Guzmán fue un desastre”, afirmó Máximo. “Está ordenando el desastre que dejó Guzmán, pasa que el ministro no lo dirá por respeto a Alberto. Pero yo no tengo problema en decirlo, fue malo, y todas las cosas que Guzmán decían que iban a pasar en economía, no sucedían". Leyendo entre líneas quedó en claro que mientras que Massa tiene respeto por Alberto, el jefe de La Cámpora no tiene ninguno.  

Lo llamativo es que, pese a su comprensión sobre la tarea de Massa, Máximo salió a embarrarle la cancha sobre el cierre de las negociaciones con el FMI, para tratar de que el organismo internacional de crédito apruebe la segunda revisión correspondiente a los exámenes obligatorios por el acuerdo de Facilidades Extendidas firmado el 25 de marzo pasado.

Y es que la aprobación que pretende alcanzar Massa se conseguirá por una estricta aplicación de las alquimias contables que diseñó Martín Guzmán durante el primer semestre del año, y que ya habían sido discutidas, negociadas y aprobadas por el FMI durante los últimos contactos con Guzmán, entre fines de abril y comienzos de junio.

Esas negociaciones fueron avaladas por Silvina Batakis en su visita al FMI durante su breve gestión, y ahora refrendadas por el ministro de Economía. De no mediar alguna sorpresa de último momento, Massa y Giorgieva terminarán de cerrar el acuerdo para la aprobación de las metas del primer semestre del año, que será aprobado por el board del organismo antes del 30 de septiembre.

Sin tiempo ni margen para rediscutir los términos de la negociación de Guzmán para la primera mitad del año, Massa no tendría inconvenientes en pasar con éxito esa prueba. En cambio deberá dar seguridades sobre el respaldo del gobierno a su gestión –algo que parece no ponerse en duda, al menos por ahora–, y comenzar a discutir las condiciones para la aprobación de la próxima revisión trimestral.

Massa y su equipo ya le aseguraron a los negociadores del FMI, que la baja del déficit fiscal primario del 2,5 por ciento del PBI es una meta vigente, y que será respetado en lo que queda del año 2022.

En su visita al FMI, Batakis debió soportar las críticas del director gerente para el Hemisferio Occidental, Ilan Goldfajn sobre el desempeño económico del gobierno argentino. Por esta razón, la ex ministra –quien formará parte de la delegación- le sugirió a Massa la conveniencia de actualizar las metas y objetivos para la llegada de la próxima misión del organismo, que se concretaría a fines de septiembre.

El gobierno argentino recibió la promesa del FMI de que cualquier alteración de las metas y objetivos, en caso de incumplimientos, se resolverá a año completo, por lo que el desempeño sería evaluado de manera completa a fines del primer trimestre de 2023, según lo negociado por Guzmán. Esto dejaría casi siete meses de plazo para implementar nuevas medidas económicas para  alcanzar esas metas. Sin embargo, esa tolerancia no quedó registrada por escrito, por lo que podría desconocerse.

Pero tanto en el FMI como en el ministerio de Economía existe la certeza de que el organismo internacional le dará una tregua a Massa, ya que hay satisfacción con su desempeño durante su primer mes de gestión. La próxima misión del organismo, que revisará las cuentas fiscales, monetarias y macroeconómicas del país, será determinante para definir los pasos futuros.

Por estas razones, las palabras de Máximo son bastante contraproducentes y llama la atención el momento en el que las pronunció. Más bien parecen ser la base de un eventual discurso de diferenciación en el caso de que la gestión de Massa no sea acompañada por la buena fortuna, o que las urgencias de la campaña electoral lo alienten en ese sentido. (www.REALPOLITIK.com.ar) 


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