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30 de septiembre de 2022 | Cultura

Libertad morigerada

Pity Álvarez inicia una nueva etapa en su recuperación

El tribunal que lo procesa por homicidio ordenó retirarle la tobillera electrónica gracias a la evolución su tratamiento. Podrá mantener esa libertad morigerada hasta el juicio, en febrero próximo, siempre y cuando cumpla una serie de restricciones.

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por:
Juan Provéndola

La vida de Pity Álvarez, hasta entonces oscilante entre las luces artística y desórdenes personales, cambió para siempre el 11 de julio 2018. Durante esa madrugada, el músico mató de un disparo en el barrio de Lugano a Cristian Díaz, hecho que la justicia investiga y por el que se expedirá en primera instancia tras el juicio previsto para febrero y marzo próximos. 

Desde ese entonces, el músico estuvo detenido bajo distintos regímenes que se sucedieron entre alcaldías, penales, centros de salud, un arresto domiciliar con tobillera electrónica y, a partir de hoy viernes, algunas libertades de circulación condicionadas al cumplimiento de varias restricciones. Entre ellas, continuar un tratamiento complejo. 

La causa contra Pity Álvarez por homicidio agravado con arma de fuego de portación ilegítima no había tenido mayores movimientos hasta abril del año pasado, cuando el tribunal ordenó suspender el proceso "hasta que el imputado se encuentre en condiciones psíquicas de afrontar el juicio". Eso reubicó el centro de atención hacia el tratamiento que Pity estaba haciendo el Prisma, el programa para detenidos con problemas psiquiátricos y adicciones del penal de Ezeiza (que reemplaza a la vieja Unidad 20 del Borda).

El músico volvió a estar lentamente en el centro de atención, siempre por su tratamiento, hasta que en mayo pasado se viralizó un video casero en el que Álvarez aparece tocando la guitarra y cantando un tema de Intoxicados, en lo que parece ser un encuentro social en un quincho: por primera vez desde el 11 de julio de 2018, Pity era noticia por un hecho artístico.

En ese ínterin, Pity Álvarez había sido trasladado del penal de Ezeiza a un centro de salud mental del conurbano bonaerense, en el cual estuvo cuatro meses. Luego su tratamiento "psicológico psiquiátrico y de rehabilitación cognitiva y social" (así lo define el expediente) continuó en otro establecimiento, hasta que hacia mediados de 2022 la Justicia le concedió prisión domiciliaria en una casa familiar en el sur de la ciudad de Buenos Aires. 

Los avances del tratamiento habilitaron a que el tribunal que entiende en la causa dé lugar a partir de hoy viernes al retiro de la tobillera que Pity tenía desde el 28 junio, día de su cumpleaños número 50. Esta circulación morigerada no es en lo formal una libertad condicional, aunque se le perezca. El músico podrá gozar de este beneficio hasta el inicio del juicio, previsto para el 22 de febrero próximo, siempre y cuando cumpla una serie de restricciones.

Entre ellas se destacan tanto el impedimento para "consumir estupefacientes o bebidas alcohólicas" como la asistencia a lugares de expendio de alcohol, lo mismo que a sitios donde se realicen espectáculos públicos. Estas cláusulas obturan cualquier posibilidad de que Álvarez realice un concierto público, de la magnitud que sea, a la vez que tampoco podrá asistir a uno ajeno. A su vez, tiene prohibido viajar al exterior, mientras que para salir del área AMBA deberá solicitar un permiso especial. 

Aunque las distintas observaciones hechas por los especialistas que entienden en la causa redundan en una mejoría de Pity, los pronósticos contienen todas las precauciones del caso. "El tiempo estimado de curación es incierto en la actualidad, dependiendo el pronóstico de la continuidad del tratamiento, su reinserción social y los futuros avances científicos", explican fuentes del caso. Todos aseguran que el músico lleva ya varios años sin consumir alcohol ni drogas, aunque su situación el vulnerable, pues además tiene otro frente importante relacionado con varias comorbilidades  

Con todo, Pity Álvarez se enfrenta a una nueva oportunidad de libertad en un contexto complejo, con muchos ojos encima de él, llevando adelante un tratamiento lento y difícil y sabiendo que en cinco meses se debatirá su futuro en un tribunal. Hoy, por lo pronto, amanecerá en su cama sin una tobillera titilándole en la tibia. Y podrá, por primera vez, abrir la puerta de su casa sin que nadie se lo impida. (www.REALPOLITIK.com.ar) 


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