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30 de septiembre de 2022 | Opinión

Protestas estudiantiles

Casa tomada

Tengo 51 años y la primera vez que pise el Lengüitas tenía 6. Cursé hasta el último día de ese quinto año de la mano de personas enormes como la profesora Morales que nos enseñaba historia con mucho ahínco y todavía hoy comparto algunas charlas con mi maestra de primer grado mi querida Marítima.

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por:
Elizabeth Márquez

Hace un par de años fui presidenta del centro de exalumnos del Lengüitas Adexal. Y hoy estoy triste pensando en que la escuela se transformó en un lugar de protesta en vez de ser un lugar de estudio, un lugar donde los chicos son pretexto de un reclamo violentan el derecho a la educación de sus compañeros.

Hoy transito esa escuela como madre de un joven maravilloso que tuvo la suerte de ingresar en un sorteo donde solo 17 tenían tenían el privilegio de entrar por la falta de vacantes, a una de las mejores escuelas de la ciudad de Buenos Aires. En esa escuela tuve una profesora un día nos dijo "chicos la escuela es como un segundo hogar por eso hay que tenerla limpia, respetar a mamá y sobre todo seguir las reglas".

Sin embargo eso quedó en el tiempo y hoy la casa está tomada cómo el libro de Cortázar, ya no respetamos a mamá y le hemos sacado la llave a papá. Ya no se iza la bandera y no se oye el timbre del recreo.

La tristeza es enorme.
Ojalá crezcamos.
La escuela es como la casa.
La escuela es patria.

 

(*) Por Elizabeth Márquez, abogada especialista en derecho de familia, 


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Opinión, Escuelas, Elizabeth Márquez

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