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5 de octubre de 2022 | Nacionales

Proyección inflacionaria

Miguel Pesce y un pronóstico optimista para el 2023

Miguel Pesce, asistió a la Cámara de Diputados de la Nación para defender el proyecto de Presupuesto 2023 enviado por el Gobierno. Ante la incredulidad de los participantes de la reunión, Pesce ratificó la proyección oficial de aumento de precios del 60 por ciento y aseguró que “no existe una bomba de Leliqs”.

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Si bien los números contenidos en el proyecto fueron cuestionados desde todos los ángulos del tablero político, los referentes económicos de la oposición, como José Luis Espert, Martín Tetaz y Ricardo López Murphy estuvieron ausentes, pese a asegurar previamente que “estaban muy interesados” en saber cómo el gobierno pensaba reducir la tasa de inflación de cerca del 100 al 60 por ciento. Una señal contundente de que la oposición no quiere confrontar con Sergio Massa, quien está desarrollando las políticas que la oposición implementaría en esta situación en caso de ser gobierno.

Pesce destacó que el gobierno arrancó su gestión con una inflación de más del 50 por ciento en 2018 y 2019. Y enumeró los tres caminos posibles que ofrece la experiencia internacional para combatir la inflación: La contracción de la demanda por procesos recesivos, la apertura económica o el crecimiento económico.

“En un país con 36 por ciento de pobreza –afirmó el presidente del Banco Central–, el camino de contraer la demanda por recesión tiene consecuencias sobre el tejido social que son muy delicadas. El camino de la apertura económica es imposible de recorrer, porque no cuenta con financiamiento externo. Queda el camino del crecimiento.”

Llamativamente, nadie le objetó la contradicción entre sus afirmaciones y las políticas implementadas a consecuencia del acuerdo con el FMI. Todo muy cordial. Casi un Club de Amigos.

A continuación, Pesce desarrolló las previsiones del gobierno. “No estamos esperando ningún shock externo para 2023, no está previsto ningún salto devaluatorio, allí tenemos dos componentes importantes que afectan la inflación. Y estamos esperando que los aumentos de demanda que se están dando dejen de ser respondidos con precios sino con más producción”. Es decir que tácitamente afirmó que el gobierno no piensa hacer nada para contener y revertir la estrategia de remarcación sistemática de los formadores de precios. Sólo “esperar”.

Pesce también intentó dar certezas sobre la emisión del año próximo, que según sus afirmaciones sería la “menor desde 2015”.

“Además, para los que tienen visiones más monetaristas, el año que viene vamos a tener una monetización del déficit (emisión monetaria) que es la menor desde 2015. Por eso creemos que la inflación va a ubicarse en el orden del 60 por ciento”. 

¿Es posible alcanzar este objetivo de reducción de la emisión, en un año electoral y con una deuda de Leliqs que, traducida en dólares, suma más de 50 mil millones de dólares, es decir, que es superior a la propia deuda con el FMI? Otra vez, sólo el silencio de los asistentes.

El funcionario negó a continuación una “modificación brusca del tipo de cambio”, y afirmó que la devaluación será “acorde a los niveles de inflación”. Lo que no realizó fue ninguna precisión sobre los salarios y ayudas sociales, que vienen muy retrasados respecto de la inflación. De este modo, aunque la devaluación siga la curva de la inflación, el impacto sobre los bolsillos de los argentinos sería brutal.

En su tarea de transmitir tranquilidad y confianza, Pesce remarcó que los procesos de crecimiento en Argentina siempre “han chocado con la barrera del suministro de energía o de balanza de pagos”. Pero el gobierno, para el año próximo, confía en que los actuales 78 mil millones de dólares que se exportan anualmente superen los 90 mil millones de dólares. ¿Y el mercado interno? Otro ausente de su exposición y de las preguntas de los participantes.

En lo referido a las altas erogaciones para importar energía, el funcionario indicó que por no haber estado en funcionamiento el gasoducto Néstor Kirchner aumentaron las importaciones, agravadas por la suba exponencial de su precio por la Guerra en Ucrania. Pero el año que viene sería muy distinto, ya que “en el primer semestre del año que viene la primera etapa de gasoductos va a estar terminada, vamos a importar menos energía. Eso va a permitir que nuestra economía pueda crecer y eso va a contribuir a controlar la inflación”, aseguró.

“Por la importación de energía hemos tenido tres meses de saldo comercial negativo. Las importaciones totales hasta septiembre de este año se incrementaron en 40 por ciento pero las de energía, 165 por ciento, son 7 mil millones de dólares”, explicó puntualmente.

Finalmente, Pesce también reiteró que no existe “una bomba de Leliqs ni riesgos en ese sentido”. Y enfatizó que, a su juicio, el crecimiento de esos instrumentos se relaciona “con el resguardo de la inflación del ahorro de las familias”, una afirmación que le costaría demostrar empíricamente.

Más confusa aún fue su sentencia de que la solución “virtuosa” a este problema es que “el ahorro de los argentinos se convierta en inversión a través del mercado de capitales”. 

¿Cuáles ÿ cuántos son los argentinos que pueden ahorrar y estar en condiciones de convertir esas acreencias en inversiones?. 

En su exposición el presidente del Banco Central sólo intentó dar certezas sobre la macro y transmitir tranquilidad a los grandes jugadores de la economía nacional, en tanto la gran mayoría fue ignorada, librado su destinos a las manos de la providencia.

Claro está que como el oficialismo no pensaba criticarlo y la oposición está de acuerdo con las políticas implementadas, nadie se lo hizo notar. (www.REALPOLITIK.com.ar) 


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