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9 de octubre de 2022 | Nacionales

Ver para creer...

Alberto quiere de nuevo a Santiago Cafiero como jefe de Gabinete

Alberto Fernández se siente malhumorado e incómodo con el rol puramente testimonial que supo ganarse con sus desaciertos y contradicciones permanentes.

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Pero aún así no se rinde y, con su imagen pública por el piso y un gabinete en descomposición –a la renuncia de Elizabeth Gómez Alcorta le seguirá la de otro ministro la semana próxima-, intenta mover las piezas para tratar de recuperar algo de protagonismo en su gestión.

La nueva jugada presidencial consiste en conseguir que Santiago Cafiero retorne a la jefatura de Gabinete. Para ello trata de convencer a Juan Manzur para que se traslade al Senado, previa renuncia de Pablo Yedlin –de quien es suplente- a su banca. A cambio de este gesto se le ofreció el ministerio de Desarrollo Social del que “Juanchi” Zabaleta quiere eyectarse hace tiempo, para ubicar a Yedlin en su lugar, como reconocimiento por su “gesto patriótico”.

La maniobra fue discutida el pasado miércoles en una reunión de la mesa chica del albertismo que nunca nació, de la que participaron Juan Manuel Olmos, Agustín Rossi y Alberto Fernández, como figuras más destacadas.

La trasnochada idea surgió de la decisión de “Juanchi” Zabaleta de dar finalmente el portazo que venía postergando desde hace meses, y con una fecha precisa: la semana próxima. Mientras que se discutían los posibles nombres para su reemplazo -entre los que se destacaban los de Ariel Sujarchuk y la ex titular del fracasado Consejo del Hambre, Victoria Tolosa Paz-, apareció la idea de del triple enroque: Cafiero por Manzur en jefatura de Gabinete, Manzur por Yedlin en el Senado y Yedlin por Zabaleta en Desarrollo Social. Todo un acto democrático.

La ambiciosa jugada tiene varios puntos débiles. En principio, debería contar la buena voluntad de los tucumanos, tanto de Yedlin, para abandonar la alternativa de cinco años como senador para hacerse cargo de una de las áreas más traumáticas de un gobierno en retirada, como de Manzur, quien prácticamente le estaría entregando la provincia a Osvaldo Jaldo -hoy gobernador pintado al óleo- para la próxima elección de gobernador.

Pero, además, demandaría el acuerdo de Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa. Y, adicionalmente, la aprobación del FMI, cuya caracterización del presidente testimonial argentino ha caído en el subsuelo.

Como gesto para recomponer su desgastado vínculo con Manzur, Alberto Fernández aceptó ir a Tucumán a la celebración del 17 de octubre, una idea que luego fue prácticamente desechada, en el marco de las dudas de Manzur entre postularse como precandidato presidencial, irse al Senado o presentarse como candidato a vicegobernador de Jaldo.

La marcha atrás en la organización de ese acto incrementa las probabilidades de que el tucumano acepte los enroques propuestos por el presidente. El problema es que las consecuencias de designar a Santiago Cafiero en la jefatura de Gabinete podrían resultar irreversibles para la traumática relación entre el albertismo y sus aliados. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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