Por organizar fiestas electrónicas, clausuran centro cultural trucho del Grupo Callao

Federico Martelli es integrante del Grupo Callao, la organización política de Alberto Fernández, y fue a poco de comenzada la gestión expulsado del cargo de jefe de Gabinete de la secretaría de Energía de la Nación. Ahora, quedó en el epicentro de una bochornosa situación en las últimas horas, cuando un supuesto centro cultural que había inaugurado tuvo que ser clausurado tras la denuncia de sus vecinos.

Martelli, que a pesar de haber sido eyectado del gobierno nacional aún continúa militando en las filas del kirchnerismo, había lanzado el centro cultural Casa Pulsar, sobre la calle 58, en pleno casco céntrico de la ciudad de La Plata. A pesar de que la propia presentación del lugar prometía ser “un espacio para promover y desarrollar diversas actividades culturales desde la autogestión, brindando un espacio de expresión para los artistas independientes de la ciudad”, la realidad demostró ser muy distinta.

“Lo denunciamos en reiteradas ocasiones por ruidos molestos. No hay nada cultural acá. Escuchan música hasta cualquier hora, incluso en días laborables. Vemos a los chicos usando drogas, emborrachándose, gritando hasta la madrugada. Hacen fiestas electrónicas y no aportan nada de valor a la ciudad”, explicó a REALPOLITIK un grupo de vecinos autoconvocados, responsables de haber denunciado “el antro de Martelli” ante las oficinas de Control Urbano.

A pesar de que el sitio web de Casa Pulsar habla de los “valores” que definen la iniciativa, poco de ello se pudo ver en la práctica. “Integridad, transparencia cumpliendo las normas, excelencia en los estándares de calidad y responsabilidad social para contribuir activamente al mejoramiento social”, son sólo algunas de las premisas impulsadas por el grupo encabezado por Martelli, quien supo tener cargo de embajador durante la última presidencia de Cristina Fernández de Kirchner.

De acuerdo a las denuncias presentadas ante la municipalidad de La Plata y la defensoría Ciudadana, el lugar ni siquiera contaba con habilitación para funcionar, lejos de los artistas independientes que aseguraba impulsar, traía profesionales pagos como Javier Calamaro y se “habían olvidado” de comprar los matafuegos.

En consecuencia, el operativo de Control Urbano concluyó con las fajas de clausura en las puertas del lugar. “Podrán volver a abrirlo en el corto plazo, pero ya quedó claro que el lugar debiera estar cerrado porque, lejos de contribuir a la sociedad, nos hace la vida imposible”, aseguraron los vecinos. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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