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1 de noviembre de 2022 | Provincia

En offside

El día que Augusto Costa decomisó al esposo de una funcionaria y todo quedó en la nada

Se trata de Clara Inés Salerno, subgerente Administrativa Contable, quien ya había sido acusada de abrir una casa de juego en General Belgrano, tomarse vacaciones para “bajar la espuma” y hacerse nombrar chofer para manejar los vehículos oficiales.

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La gestión de Hernán Y Zurieta al frente de la dirección de Vialidad de la provincia de Buenos Aires continúa cosechando escándalos e irregularidades que parecieran arrastrarla a un destino incierto. En las últimas horas, un escándalo del año 2020 volvió de la muerte para acosar el espíritu de una de las dirigentes más cuestionadas, la subgerente Administrativa Contable Clara Inés Salerno.

Salerno acumula sobre sus espaldas un oscuro derrotero de irregularidades que le valieron las constantes acusaciones de los propios trabajadores, cansados de una impunidad que pareciera no tener límites. La funcionaria saltó a la fama cuando fue acusada de incompatibilidad en su desempeño público, tras comprobarse que, además de formar parte de la estructura administrativa de la dirección de Vialidad bonaerense, era propietaria de una agencia de lotería en la localidad de General Belgrano, en una clara falta a la ley.

A pesar de ello, ni el administrador general Hernán Y Zurieta ni el gerente de Administración y concejal enrolado en las filas de Victoria Tolosa Paz, Juan Manuel Granillo Fernández, parecieron dispuestos a enmendar la grosera falta. Todo lo contrario, la premiaron con diez días de vacaciones para, de acuerdo a sus propios empleados, “bajar la espuma”.

Tras aquel escándalo, Salerno volvió a las primeras planas tras nuevas denuncias de sus propios compañeros, quienes la acusaron de protagonizar una disposición administrativa en la que se la nombraba como chofer, con el objetivo de poder utilizar uno de los vehículos oficiales de Vialidad para sus cuestiones personales las 24 horas del día, los siete días de la semana. “La hicieron pasar por chofer para que se lleve uno de los autos de la dirección”, aseguraron.

A pesar de las regularidades que rodean la figura de Salerno, en las últimas horas un viejo escándalo volvió a salir a la luz en torno a la subgerente Administrativa Contable. Todo ocurrió en el año 2020, cuando la pandemia por coronavirus comenzaba a azotar el país y un operativo del funcionario Augusto Costa descubrió más de 2 mil dosis de alcohol en gel escondidas en una farmacia de la ciudad de La Plata.

Se trataba de la farmacia Barragué, de la calle 16 y 50. Durante el operativo, el ministro de Producción bonaerense explicó que los propietarios “dijeron que no tenían alcohol en gel”. Sin embargo, luego de revisar el depósito, los inspectores provinciales notaron la presencia de unas escaleras. “¿Y esas escaleras?”, cuenta Costa que sus inspectores preguntaron. “Van a las oficinas”, aseguró el propietario de la farmacia. Al subir, los inspectores encontraron 2 mil unidades de alcohol en gel.

“Como resultado de la inspección, retuvimos 2 mil unidades de alcohol en gel, que no estaban vendiendo pese a tener existencias en el depósito y que ascienden a un valor de más de 700 mil pesos. La mercadería quedará retenida hasta que la farmacia se adecue a la normativa o, en caso contrario, quedará a disposición del ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires”, aseguró Costa.

Las publicaciones de Costa, sin embargo, omitieron dos datos que hoy resultan importantes. El primero, que el propietario de la farmacia Barragué no es otro que Aldo Morello, esposo de, justamente, Clara Inés Salerno, la funcionaria multidenunciada.


Aldo Morello y Clara Inés Salerno.

Farmacia Barrague, ubicada en calle 16 y 50 de La Plata.

Pero ello no es todo. En declaraciones a los medios, Morello aseguró que “el material ya estaba vendido. Tenía la orden de compra. Unos 1.500 estaban destinados al ministerio de Infraestructura, UPCN y Vialidad”.

La defensa del esposo de la funcionaria provincial que responde a Victoria Tolosa Paz y Juan Manuel Granillo Fernández abre más preguntas que respuestas. No solo por su rol como proveedor de Vialidad, la misma área donde su esposa se desempeña como funcionaria, sino también por el día después del operativo, cuando la polémica entró en un llamativo silencio. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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