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15 de noviembre de 2022 | Nacionales

Secuestro, asesinato y connotaciones satánicas

La truculenta historia familiar de Sergio Palmas, el funcionario de Matías Lammens

El funcionario de la gestión de Alberto Fernández es hijo de una ex embajadora argentina que tuvo que escapar en helicóptero y bajo documentación diplomática, acusada de narcotráfico, corrupción, tráfico de vinos y ocultar a su marido, un puntero peronista acusado de autor intelectual en el secuestro y asesinato de un niño de doce años.

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Casi como una burla del destino, el flamante subsecretario de Infraestructura Deportiva y Competencias Nacionales, Sergio Palmas, se presentó en el programa radial de Víctor Hugo Morales y aseguró: “Integrar a los chicos y chicas a la vida deportiva es trascendental”. Sin embargo, teniendo en cuenta la historia familiar de la familia Palmas, su cercanía a los niños debiera ser prácticamente nula.

Truculenta como pocas, la historia de la familia Palmas se enmarca en un oscuro caso que mezcla la diplomacia con el asesinato, las drogas, las causas judiciales y las huidas escandalosas.

El joven Sergio mamó los saberes de la política en el seno familiar. Allí, su madre, Teresa Meccia de Palmas, fue una dirigente política y diplomática argentina, que se desempeñó como embajadora argentina en República Dominicana entre 1989 y 1996, durante la gestión del ex presidente Carlos Saúl Menem.

El padre de Sergio era Luis Ángel Palmas, un reconocido puntero peronista vinculado al siniestro grupo parapolicial conocido como Triple A, que emuló su nombre de las SS de Adolph Hitler. Luis se había encargado de apoyar la candidatura de Menem durante la campaña y, como premio, enviaron a su esposa como embajadora a República Dominicana, a pesar de no tener ninguna formación ni experiencia diplomática.

Su gestión fue, sin lugar a dudas, una de las más olvidables de la historia diplomática argentina. Tanto a Teresa como a sus hijos los denunciaron por numerosos hechos de corrupción, consumo de estupefacientes, tráfico de drogas y hasta tráfico de vinos. Por estas razones se ordenaron varias causas judiciales e intentos de arresto, todos salvados airosamente por poseer pasaportes diplomáticos.

El punto más álgido de la gestión de Meccia de Palmas fue en 1996, cuando arrestaron a dos personas por el secuestro y posterior asesinato con connotaciones satánicas de José Llenas Aybar, un niño dominicano de doce años, perteneciente a una reconocida familia.

El niño había sido apuñalado varias veces y luego degollado de forma cruel y cobarde. Los autores materiales confesaron el hecho ante la policía, pero aseguraron que, entre los autores intelectuales, se encontraban los argentinos Luis Ángel Palmas y su hijo, Martín Palmas, hermano del actual subsecretario del Frente de Todos, Sergio.

Inmediatamente, en una clara admisión de culpabilidad, Teresa Meccia de Palmas envió a toda su familia en un avión de nuevo a la Argentina. Varios pedidos de captura internacional se libraron, pero el gobierno de Menem se rehusó a cooperar, lo que generó rispideces con República Dominicana que se mantienen hasta el día de hoy.


El post de Sergio Palmas destacando la labor de su madre,

Teresa, por su parte, intentó despedirse con un elegante almuerzo, que resultó en un completo escándalo. Unos trescientos dominicanos irrumpieron en el lugar a los golpes, exigiendo que entregue a su hijo Martín y a su esposo, ambos involucrados en el asesinato. Además, mostraban pancartas acusando a la familia Palmas de contrabando, narcotráfico y secuestros extorsivos. Teresa tuvo que ser socorrida por miembros de seguridad del hotel, sacada por la cocina y enviada en un helicóptero al aeropuerto, desde donde voló a Buenos Aires, para ya nunca más volver.


Hoy, Sergio Palmas es funcionario del ministerio de Turismo, donde percibe un sueldo de 864 mil pesos.

Hoy, años después de aquellos lamentables acontecimientos, el presidente Alberto Fernández decidió nombrar subsecretario de Infraestructura Deportiva y Competencias Nacionales al benjamín de la familia, Sergio Palmas. Insólitamente, se le asignó un programa destinado a los más chicos. Los beneficiarios tienen, aproximadamente, la misma edad del niño que presuntamente mandó a secuestrar, torturar y asesinar su propia familia. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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