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19 de noviembre de 2022 | Cultura

La fiebre del fútbol

Del épico "Notti magiche" a la marcha de Argentina '78: La influenza italiana en los himnos mundialistas

Ennio Morricone se encargó de una extraña canción para el torneo jugado en nuestro país, pero fue Giorgio Moroder quien llevó la experiencia a la cumbre con una creación suprema.

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por:
Juan Provéndola

El himno del Mundial del 2018 se llamó "Colors" y tuvo dos versiones: una en inglés, por Jason Derulo, y otra en español, a cargo de Maluma. La pieza parece menos para un torneo de fútbol que para un set chill out en un parador sobre playas de Rusia. La canción oficial se dio a conocer seis días después de la muerte del chileno Jorge Rojas, creador de la primera de ellas: El rock del mundial, de Chile '62.

Pero sólo un puñado de himnos fue bendecido por una de las llaves a la Historia: el recuerdo popular. Y, por lejos, el más conservado en la estima general es "Un'estate italiana", co-compuesto originalmente bajo el nombre de "To Be Number One" por el prócer techno Giorgio Moroder y el estadounidense Tom Whitlock, sociedad que venía de meter un exitazo con la canción de la película Top Gun.

Como a Giovanni Giorgio no le terminaba de convencer la letra en inglés, reasignó la tarea a sus compatriotas Gianna Naninni y Edoardo Bennato, ídolos rockeros de la Italia de fines de los '80, quienes utilizaron su idioma materno pero respetando la base rockera original de Moroder y Whitlock. La nueva versión fue un éxito sostenido también por un apoteósico videoclip en el que se intercalaban imágenes de partidos (por siempre Gianna imitando especialmente los tics capilares de Carlos Bilardo en la la peli "Héroes"). El de Italia '90 fue, probablemente, el último esmero de la FIFA por convertir un himno de ocasión en un hecho artístico.

Giorgio Moroder no fue el único italiano que hizo un himno mundialista: Ennio Morricone se había encargado antes del de Argentina '78. Una canción honda y cautivante, pero a la vez intensa y extraña: comienza con un sintetizador imitando el sonido de un sikus norteño, pero luego deriva a una marcha de fanfarria militar. Como si quisiera ir de la calma ancestral a la estridencia del momento. 

Su título se resumió a "El Mundial". A esa altura, Morricone ya era toda una leyenda de la composición, especialmente en películas de westerns: la banda sonora por excelencia de un duelo no era otra ya que la que el romano había hecho para la película "Lo bueno, lo malo y lo feo". 

La canción, de todos modos, nunca se instaló en el patrimonio cultural doméstico. Y hoy nadie la recuerda particularmente. El Mundial del '78, organizado por la última Dictadura con abundante dispendio de gastos, falló hasta en esa apuesta, derogando una importante suma de dinero para un servicio de Ennio Morricone que no terminó de conquistar a nadie. El éxito se lo terminó llevando otra canción grabada para el Mundial: La célebre "Vamos, vamos, Argentina", cuya autoría fue luego terreno de largas disputas legales. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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