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29 de noviembre de 2022 | Cultura

Entrevista REALPOLITIK

Giardino: “Tal vez seamos muy blandos para los duros, o al revés, pero no pertenecemos a ninguna tribu”

Vida y obra de Rata Blanca y Walter Giardino en voz del guitarrista, quien reivindica este camino del fuego a 35 años del show debut de la banda y antes de cerrar la gira 2022.

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por:
Juan Provéndola

Para Rata Blanca, la gira es casi su estado natural: prácticamente no hay mes del año en que la banda no esté tocando en algún rincón del planeta. Durante 2022, Rata recorrió el país de punta a punta mientras hacía viajes a toda Latinoamérica, con especial énfasis en México, donde despachó un tour de veinte shows en treinta días. La temporada se cierra con cuatro toques que van acercándose en espiral desde plazas del interior argentino hasta el área AMBA: comienza el jueves 1º de diciembre en Mendoza capital, sigue el domingo 4 en Río Tercero y baja al Microestadio de Garín el viernes 9 para terminar —al menos de momento— el sábado 10 en el estadio Centenario de Quilmes.   

"Cada escenario es una historia aparte: en algunos estamos más cómodos y en otros no tanto, pero nuestra responsabilidad es hacer las cosas lo mejor posible, más allá de que tengamos las cosas bajo control... o no. Lo mismo debe ocurrirles a todas las demás bandas, aunque nosotros somos un poco más veteranos y esa experiencia creo que nos juega a favor", opinó Walter Giardino, guitarrista y guía de la Rata. Y, sin achicarse, redobló: "Siempre pusimos toda la leña en lo que somos: una banda de rock sobre el escenario; y nada más".

Rata Blanca hizo su primer vivo el sábado 15 de agosto de 1987 en el teatro que el sindicato de Luz y Fuerza aún hoy tiene sobre Perú, casi Independencia, barrio de San Telmo. Tres meses atrás se cumplieron 35 años de aquel show que la banda preparó concienzudamente durante largos meses, entre orquestaciones musicales y una jugada puesta en escena. 

Entonces, Giardino intentaba patear el tablero después de su breve y fallido paso por V8 con un proyecto de autor. Quería colocar su marca personal en una apuesta novedosa para Argentina: agregarle, a la sonoridad heavy metal revelada en esa década, una ductilidad y pirotecnia procesada de manera más prolija, acaso más profesional. Lo que sobrevino a esa aparición explosiva fue una escalada que llevó a la banda a grabar más discos, sonar en las radios, girar por todos lados. "Estábamos en un bólido", recordó Giardino sobre los días duros de los 90's. 

La banda acabó la década separada y dispersa, con proyectos que no lograban aupar aquel interés. Hasta que a mediados del 2000 Gardino se reencuentra con Barilari en una gira continental y eso detona el regreso de una banda que perdura hasta ahora.  

RP.- Mirando en retrospectiva hacia aquel show en el teatro de Luz y Fuerza de 1987: ¿Qué ves de Rata y de vos en todo ese tiempo?

Que hicimos todo lo hicimos de corazón, aunque a veces haya que usar más la cabeza. Algunos nos critican por tocar canciones que pasan en las radios: ¿y cuál sería el problema? Si nunca buscamos eso. Tal vez seamos muy duros para los tranquilos, y muy blandos para los duros. Pero no pertenecemos a ninguna tribu. The Beatles, que marcaron todo, nunca se pegaron a nada. Ellos son la libertad y fueron muy reales, mucho más que los Rolling Stones. Parecían los chicos buenos del barrio, pero fueron más malos que cualquier otro. Nunca hicieron bandera de su reviente.

RP.- ¿Advertís una cultura del reviente?

Claro: la onda parece ser "toquemos cualquier cosa, que está todo bien". No me voy a asombrar de nada porque estuvimos en todas, pero nunca hicimos alarde de nada. Siempre dimos una imagen pulcra. Los excesos acompañan a la música. El problema es cuando sucede al revés, como si los únicos vivos fuesen los que se drogan y tocan en la oscuridad. Yo me crie en eso, no me vengan a contar nada. No me parece sublime ni respetable. Sí respeto a los que hicieron lo suyo y fueron unos señores, pero jamás a los mamarrachos.

RP.- Siempre se te destaca como guitarrista, aunque también te hacés cargo de las letras. ¿Cómo te hallás en ese otro rol?

Escribo en función de la música, por eso trato de ser lo más literal posible. Me gusta expresar pensamientos que incentiven la lucha interior para imponerse en los sueños y no dejarse convencer de lo contrario. Para ser feliz se necesita valentía, siempre que sea impulsada por la justicia y la piedad. Eso ayuda a que seamos reales. De lo contrario, nos dejamos amasijar por la picadora de carne y terminamos siendo una hamburguesa, una mezcla de cosas que no dicen nada. También tenemos canciones más inofensivas, casi cursi, de las que no me avergüenzo para nada ¡Hasta Los Beatles tenían canciones cursis!

RP.- ¿Cuál es la clave para disfrutar las largas giras y no padecer aquello que en los 90's los agotó?

La clave es que nos gusta tocar, lo cual no es un dato menor. Porque las giran son bravas, y terminás detestando a los aviones y los aeropuertos. Me acuerdo que Guillermo Sánchez era el que más lo sufría, porque detestaba volar. Después, cada uno ocupa sus espacios: somos compañeros de trabajo y no forzamos situaciones de amigos. Comemos juntos y nos reímos... o no. Pero dentro de un marco favorable. Somos una banda picante, pero bien. Nunca protagonizamos escándalos ni resolvimos nuestras cosas a las trompadas. Eso sí: cuando subimos al escenario y se apagan las luces, la banda flota. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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Juan Provéndola, Walter Giardino

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