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5 de diciembre de 2022 | Nacionales

¿Preparándose para la condena?

Preocupada por la sentencia, CFK brindó una entrevista a un medio brasileño

Cuando la dirigencia política, social y económica de la Argentina está en vilo por el anuncio de la sentencia contra Cristina Fernández que tendrá lugar este martes y, sobre todo, las eventuales consecuencias que podría entrañar para la gobernabilidad de la Argentina, la vicepresidenta concedió una entrevista al medio brasileño Folha de San Pablo.

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En tono amigable, insistió una vez más en su inocencia y redobló sus argumentos descalificatorios sobre el poder judicial -en particular sobre el juez Julián Ercolini-, reiterando la teoría de la existencia de un "partido judicial", incorporando ahora el contenido de los chats que tomaron estado público este fin de semana sobre un posible contubernio entre jueces y fiscales que actúan en las causas que se le siguen y el Grupo Clarín.

Si bien muchos de los argumentos expuestos no son nuevos, Cristina Fernández de Kirchner afirmó por primera vez que hubiera ganado las elecciones de 2019 sin Alberto Fernández. También la vicepresidenta pidió que “ni le mencionen” al presidente y continuó con su habitual denuncia sobre el discurso del odio y las fake news que impulsan los medios corporativos, la persecución política, la articulación del poder mediático con la Justicia, el poco poder que tienen los presidentes hoy y el lobby de los privados para meter presos a los líderes populares comprometidos con la distribución de la riqueza.

Para Cristina este martes será un nuevo 7D, fecha en que se aprobó la fallida ley de Medios, y el correspondiente plan de adaptación de distintos medios. Tanto la sentencia como la fecha de su anuncio no son para ella casuales: “Es una suerte de regalo para Magnetto”, enfatizó.

Tras afirmar que "presa o muerta me quieren", reiteró que "desde el fascismo se eligen así las autoridades judiciales, son rémoras del sistema", sin tomar en consideración al pueblo y con designaciones vitalicias. Y destinó un segmento especial al juez Julián Ercolini: "El que investigó este caso (Vialidad) es el mismo que hace siete u ocho años, ante las mismas acusaciones de la oposición, dijo que no era competente y envió el caso al sur del país”. Y remató: “La Justicia de Santa Cruz investigó y hubo sobreseimiento, ese proceso involucró al mismo empresario y exactamente a las mismas 51 obras que ahora se investigan nuevamente”.

Cristina buscó permanentemente presentarse como espejo de lo acontecido con “Lula” Da Silva, quien estuvo preso por corrupción y luego la Justicia debió revisar sus acciones, con lo que consiguió volver a ser elegido como presidente. También insistió en su nueva interpretación de lo conseguido por Raúl Alfonsín en el juzgamiento de las juntas militares: "Salvo dos, después no pasó absolutamente nada, en realidad es a partir de 2003 cuando las políticas de memoria, verdad y justicia se llevaron a cabo".

Por último, señaló la responsabilidad de la familia Caputo, vinculada a Mauricio Macri, en su atentado, y explicó que los autores materiales del hecho habían cobrado 17 millones de pesos por un trabajo de carpintería no realizado. "No se investigó absolutamente nada sobre lo que me hicieron", denunció.

Si bien, a excepción de su ninguneo sobre el aporte electoral de Alberto Fernández no hubo otras novedades en sus argumentos, lo importante es la oportunidad en que concedió la entrevista, a pocas horas de su eventual condena, y el medio internacional por el que se expresó. Cuando la gran preocupación que invade la escena pública es la reacción del cristinismo tras su emisión -si se limitará a transitar las instancias apelatorias o ensayará el camino de la conmoción social-, Cristina mantiene una posición ambigua y no muestras sus cartas.

Sus allegados destacan que las amenazas de “parar el estado” y de convocatoria a una amplia movilización de repudio al poder judicial no fueron formuladas por la vicepresidenta ni por La Cámpora, sino por aliados e, incluso, por antiguos que han tomado distancia del espacio, como por ejemplo Luis D’Elía.

Difícilmente salga una convocatoria a la rebelión de la boca de la vicepresidenta, que parece centrar su estrategia más en las denuncias sobre el entramado del poder real y la instrumentalidad del “partido judicial”, tanto ante la opinión pública local como internacional, como paso previo a la instalación de su “persecución” en la escena geopolítica mundial. Pero también es cierto que nada hace para contener o disuadir a los más exaltados.

El juego está abierto. En pocas horas las cartas comenzarán a mostrarse sobre la mesa. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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