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8 de enero de 2023 | Nacionales

Aún no asumió y ya metió la pata

Proyecto de reforma laboral y un jefe de Asesores que no asesora

Entre las muchas decisiones en las que Alberto Fernández no ha dado en la tecla se suma ahora la designación de su nuevo jefe de Asesores, Antonio Aracre, ex CEO de Singenta. Si bien asumirá el 2 de febrero, sus primeras declaraciones cayeron muy mal dentro del ámbito sindical.

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El primero en cruzarlo fue Pablo Moyano, quien le atribuyó la autoría de un posible intento de flexibilización en los procesos de contratación: ”Siga soñando Aracre con llevar adelante una reforma laboral. Nuevamente el gremio de camioneros con Pablo MoyanoHugo Moyano y un montón de organizaciones gremiales vamos a rechazar cualquier intento de reforma laboral".

Y sin medias tintas, le dio un consejo en términos muy poco diplomáticos: "Salí a la calle hermano, pelate el culo como se lo pelan los trabajadores camioneros dejando a su familia días y días para llevarse un mango más a su hogar”.

Como si careciera de conflictos internos, el presidente insiste en creárselos de manera innecesaria. Las declaraciones de Aracre son un nuevo ejemplo, ya que pusieron en vilo al sindicalismo a principios del mes de enero, sin que ninguna causa lo justificara e, incluso, antes de asumir sus funciones.

Ante el malestar sindical, el nuevo jefe de Asesores tuvo que salir a aclarar sus expresiones de una manera que, en realidad, más bien enturbió el diferendo, ya que Aracre aclaró que, a pesar de su propuesta, el presidente Alberto Fernández "no piensa ni cree necesaria una reforma laboral".

“¿Para qué designa Alberto Fernández a un jefe de Asesores que piensa distinto que él?”, fue la pregunta que se planteó el mundillo gremial.

Aracre aseguró que "frente a algunas consultas periodísticas respecto a pensar nuevos mecanismos de inclusión al mercado del trabajo lo he dicho a título personal y el presidente Alberto Fernández no piensa ni cree necesaria una reforma laboral”. Y explicó: "Mi intención fue proponer un debate pensando en que los muchos millones de argentinos que hoy tienen un trabajo informal y precario puedan acceder a uno que les garantice una obra social, jubilación y paritarias sin que se modifiquen los derechos adquiridos del resto”.

Pero sus aclaraciones no consiguieron revertir el impacto de sus declaraciones iniciales, en las que  deslizó la posibilidad de avanzar en la discusión de una reforma que "flexibilice y modernice" los procesos de contratación.

Más aún cuando pretendió justificar su propuesta como una llave maestra que permitiría restablecer el diálogo con la oposición. "Pensando en qué puede llegar a ser interesante para Juntos por el Cambio para que accedan a sentarse en una mesa de diálogo, a pesar de las disputas que existen en otros temas, (creo que) podría ser una modernización laboral para pibes menores de treinta o adultos mayores de cincuenta con dificultades para insertarse en el mercado de trabajo”, enfatizó.

Tal como ya nos tiene acostumbrados, el presidente debió hacer desmentir su conformidad con propuestas de funcionarios designados por él que impulsan puntos centrales del programa de Juntos por el Cambio.

¿Aracre se cortó solo o Alberto lo habilitó para instalar el tema como tubo de ensayo y, ante el rechazo inmediato, se desentendió del asunto y dejó en evidencia únicamente a su nuevo jefe de Asesores?

Lo que queda en claro es que el ex CEO de Singenta aún no asumió y ya se puso al sindicalismo en su contra. La pregunta es si llegará a asumir el 2 de febrero, o nos encontramos ante una nueva marcha atrás de un primer mandatario que ha hecho de la indecisión y las contradicciones su marca personal. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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