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12 de enero de 2023 | Nacionales

Hurlingham

Se acabó el romance y “Juanchi” Zabaleta aplastó a La Cámpora

Aún era ministro de Desarrollo Social de la Nación cuando “Juanchi” Zabaleta anticipó que dejaría su cargo para para retomar el control efectivo del municipio de Hurlingham. Por entonces no eran muchos los que creyeron que se animaría a tanto. Pero paso a paso cumplió su promesa.

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El cierre del año despidió a alrededor de 4 mil militantes de La Cámpora que cobraban sobresueldos y horas extras injustificados, con el aplauso de los sindicatos locales y de los empleados históricos del municipio. Y ahora fue por más, e hizo lo propio con varios funcionarios de La Cámpora, al tiempo que impidió que quien lo había reemplazado interinamente en la intendencia, Damián Selci, reasumiera como presidente del Consejo Deliberante.

La determinación de Zabaleta coincide con el ocaso de la agrupación estrella del cristinismo. La decisión de la vicepresidenta de excluirse de toda postulación electoral en las elecciones de este año los dejó sin red y sin lapicera. En el Frente de Todos –a excepción de los conversos- nadie duda de que el final de Cristina y del cristinismo está próximo. Pero “Juanchi” lo vio antes que nadie, y por eso adelantó hace mucho tiempo que dirimiría la composición de las listas su distrito con La Cámpora en las PASO. Ahora queda en claro que ese anuncio se quedó corto: directamente los está aplastando.

Al tomar conocimiento sobre la decisión de echar a estos cuatro funcionarios, La Cámpora puso el grito en el cielo. Siempre lo hacen, el problema es que le falta capacidad de reacción. No se advierte que “los pibes para la liberación” –ya mayores y menos revolucionarios que nunca, si es que alguna vez se autopercibieron así- puedan revertir un proceso que, al menos en Hurlingham, apresura su ocaso.

Su reacción inmediata consistió en acusar al intendente de nombrar “gente menos calificada” que los funcionarios reemplazados, y de incrementar en un 20 por ciento la plantilla de personal. Es curioso ver a La Cámpora alertar que ese aumento de la planta “pone en peligro obras trascendentales” como el hospital del PAMI. Claro está, se trata de un emprendimiento que está en la órbita de la agrupación.

A Zabaleta no le tembló el pulso al momento de hacer el recambio de funcionarios a cargo de  cuatro áreas del municipio: Obras Públicas, Cultura, Comercio y Medio Ambiente, ocupadas hasta ahora por dirigentes de la agrupación designados por Selci.

“En resumen: despide a funcionarios y los reemplaza por gente menos calificada; pone en peligro obras trascendentales como el hospital de PAMI, cuya construcción marcha hasta hoy a buen ritmo”, protestó la agrupación.

A los desplazados actuales se le suman otros dos a quienes reemplazó ni bien reasumió la intendencia, en octubre del año pasado. Allí fueron dados de baja el secretario de Salud y el de Seguridad, Luca Pratti, quien tuvo mejor fortuna, ya que “de inmediato fue convocado por Alicia Kirchner para asumir como ministro de seguridad de Santa Cruz”.

Según el racconto de La Cámpora: “Después, echó al contador de manera irregular, ya que la salida de este funcionario sólo puede realizarla el Concejo Deliberante, y Zabaleta lo despidió por decreto”. Y llevó a cabo 533 incorporaciones a la planta municipal, un 20 por ciento más de la existente durante la gestión de Selci.

Pero desde el municipio no se quedaron callados y respondieron que la rebaja masiva de pagos extras y salarios de empleados a los que no se le conocía función, designados por Selci, permite compensar ese incremento de empleados municipales.

Firme en sus decisiones, Zabaleta niega que se trate de una vendetta contra la agrupación que quiso “comerle el territorio”. Un allegado al jefe comunal aseguró a este medio que “es una decisión de gobierno, de la dinámica de gestión, para ubicar a gente propia en áreas claves, como lo es obras públicas”. Y en lo referido a los cambios en la planta del municipio: “Es una decisión de gestión, para dinamizar el trabajo”.

Pasada la sorpresa inicial y los desbordes discursivos, La Cámpora imaginó otra estrategia para confrontar con el intendente rebelde: “Vaciarle la gestión”. Y así, un día después de los reemplazos, este miércoles once secretarios, subsecretarios y directores de la agrupación renunciaron a sus cargos "en solidaridad" con los desplazados.

"En el día de ayer nos tomó por sorpresa, y nos produjo una enorme decepción, la noticia de que el intendente Zabaleta, sin ninguna reunión o palabra de por medio, había despedido a funcionarios del municipio de Hurlingham con el argumento, circulado por los medios, de que eran kirchneristas”, denuncia el comunicado que acompañó a las dimisiones.

"Esta decisión de echar a funcionarios valiosos, con vocación de trabajo y compromiso público, nos resulta dolorosa e inaceptable. No podemos convalidar, con nuestra presencia en el gabinete, ninguna maniobra de persecución política contra peronistas”, concluye la comunicación.

Seguramente en La Cámpora resultará posible encontrar muchas cosas, pero no hay ni un gramo de experticia ni de formación política. Acostumbrados a que sus caprichos fueran cumplidos gracias al dedo benefactor de Cristina, no se tuvieron en cuenta que “el poder se ejerce” y que “los espacios se ocupan”. Máximo hizo lo mismo en circunstancias de la aprobación del acuerdo con el FMI a su cargo de presidente de la bancada de Diputados del Frente de Todos. Quien lo sucedió hoy es presidenta de la cámara baja, mientras que el jefe de La Cámpora comprueba cómo se le escurre entre los dedos cada día un poder que nunca fue propio, sino reflejo de la autoridad de sus padres.

Llama la atención que con esa experiencia todavía fresca hayan decidido repetirla en Hurlingham. Para “Juanchi” Zabaleta apareció como un regalo de Reyes inesperado. “No hace falta echarlos. Se van solitos”, celebró un allegado al alcalde.

A diferencia de La Cámpora, el jefe comunal tiene el cuero curtido luego de años de combates en la arena política. Por eso no toma decisiones infantiles ni apresuradas, sino que planifica paso a paso la demolición de la agrupación que pretendió conquistar el municipio y hoy es una banda desordenada en fuga.

Alberto Fernández debería prestarle más atención a su ex ministro y abandonar su estilo procrastinador y delirante para demostrar, al menos en sus últimos meses de gestión, que es digno del cargo que ocupó sin merecerlo y que nunca se animó a ejercer. Pero sería esperar demasiado, ya que justamente su demérito personal fue la razón principal para que Cristina lo eligiera para asumir la presidencia testimonial. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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