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19 de enero de 2023 | Historia

Cambios en EE.UU.

La democracia jacksoniana

La expansión hacia el oeste había multiplicado el territorio de los Estados Unidos en manos de la civilización blanca en la primera mitad del Siglo XIX. Pero ahora era necesario saber qué se iba a hacer con ese territorio sobre el cual se había avanzado.

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por:
Alberto Lettieri

Esos pioneros, en realidad, buscaban oro y dinero adicional provisto por la matanza de los indígenas, pero no estaban interesados en establecerse definitivamente en esas tierras: no eran labradores, pastores ni artesanos. En este contexto se produjo el gran hallazgo del régimen político norteamericano. Aquí apareció la idea de la democracia jacksoniana.

Esta idea pretendía encontrar la forma de construir un régimen democrático en un país que era profundamente conservador y capitalista en el norte, y esclavista en el sur. Fue entonces que se implementó un proyecto ambicioso y original, que consistía en que el Estado norteamericano propiciara la instalación en Estados Unidos, de familias de productores en el territorio del oeste recientemente conquistado. Las familias tenían que reunir ciertas características, parecidas a las que mostraba la serie televisiva La familia Ingalls.

Debían ser familias que tuvieran madre, padre y una cantidad importante de hijos. A las niñas se les daba una sólida formación moral y contribuían en las tareas de la casa. Los niños, por su parte, contribuían al trabajo de su padre. Además, el Estado financiaba esa instalación regalándole las tierras o dándole préstamos a muy bajo interés a estos inmigrantes, a los que reclutaba a través de campañas de inmigración publicitadas en Europa. Los inmigrantes debían poseer ciertas características: ser protestantes, blancos, religiosos, y tener una sólida moral.

Se pensaba que construyendo un tercer espacio que no fuera ni puramente capitalista como el norte, ni esclavista como el sur, y en el que todos los habitantes tuvieran características similares, con familias de extensión y composición parecidas, y sin la existencia de personas muy pobres ni muy ricas, se iba a generar un pulmón democrático que iba a equilibrar los excesos de un lado y de otro dentro de Estados Unidos. Este modelo, en gran medida, era deudor del esquema de la democracia de los padres de familia propiciado por Rousseau un siglo atrás.

La expansión económica en clave capitalista de la primera parte del siglo XIX había sido exitosa, pero ahora se veían los excesos. Por un lado, grandes fortunas en el norte en virtud de relaciones claramente de mercado. Y por otro, poblaciones de tipo esclavista en el sur sometidas a una casta aristocrática. La idea era poder evitar que esta contradicción de intereses y modos de vida generara un conflicto. Para ello, se intentó crear esta especie de “pulmón democrático”. Esta política puso nuevamente sobre el tapete la cuestión de la esclavitud. Las nuevas familias de inmigrantes, al igual que los antiguos Estados mexicanos, no tenían esclavos. Muchos de estos nuevos Estados se iban creando a medida que aparecían las peticiones con este fin, provenientes de poblaciones con más de 50 mil personas.

Este nuevo Estado votaba diputados en función de la cantidad de habitantes que tenía y elegía también dos senadores. Por ese motivo, el equilibrio dentro del Congreso era cada vez más desfavorable a los Estados esclavistas. Muchos de los nuevos Estados estaban al sur de la línea que permitía la tenencia de esclavos, pero su posición era contraria a la esclavitud y pretendían que ésta se aboliera. Estos productores norteamericanos también querían venderle sus granos, su producción de hortalizas y de cereales a la mayor cantidad de consumidores posible; en consecuencia, la esclavitud los perjudicaba. Este problema suscitó la Guerra de Secesión que tuvo lugar entre 1861 y 1865.

Los Estados del sur advirtieron en su momento el contrapeso que significaba la aparición de estos nuevos Estados, pero no podían dejar deliberadamente desocupada la mitad del territorio, ni exigir que fuera poblado por propietarios esclavistas. El trasfondo del conflicto era que la esclavitud era una expresión del mundo del pasado, que sólo podía adaptarse al capitalismo de manera subordinada, pero nunca en un pie de igualdad. Las elites del Sur sólo podían tratar de establecer medidas para atrasar un proceso que ya era irreversible. Por entonces, el Estado otorgaba tierras a los inmigrantes en determinados lugares que habían sido conquistados recientemente o les daba préstamos baratos para que compraran tierras en el mercado. Los colonos, a cambio de eso, debían ocupar efectivamente la tierra, comprometerse a producir en ella y no dedicarla a la especulación; además debían estar preparados con armas ante un eventual ataque indígena o de bandidos cuando todavía no había acabado el proceso de destrucción y control del indio. Estos inmigrantes provenían del norte de Europa. No podía ser de otro modo, teniendo en cuenta los requisitos exigidos. Si bien los Estados del sur se opusieron a la inmigración masiva, no tuvieron alternativa una vez que ésta se implementó.

La Guerra de Secesión marcó un hito de inflexión en la historia de Estados Unidos. En 1860 había sido elegido presidente Abraham Lincoln, quien como enemigo reconocido de la esclavitud tenía un proyecto político tendiente a terminar con ella; sin embargo, por lo que se sabe, Lincoln no estaba dispuesto a impulsar ese proyecto en lo inmediato, ya que tenía temor que su implementación derivara en una guerra civil. En ese momento, los representantes de los Estados no esclavistas estaban en condiciones de derogar la esclavitud ya que contaban con los dos tercios necesarios en cada Cámara. Los Estados del sur lo sabían y plantearon una medida preventiva anticipatoria: declararon su separación de la Unión y se constituyeron en un Estado independiente al que denominaron Confederación, haciendo alusión al régimen de gobierno que habían sostenido desde un principio. La Confederación eligió un presidente propio, juró su bandera y armó un ejército.

Durante los dos primeros años de la guerra, el norte avanzó sobre el sur. Pero las victorias eran del sur. El sur tenía un ejército conformado por aristócratas y esclavos. Paradójicamente, estos últimos luchaban contra quienes venían a liberarlos. ¿Cuáles fueron los motivos que impulsaron a los esclavos a actuar así? Conocían perfectamente el destino que habían sufrido los esclavos liberados del norte. Los empresarios norteños adujeron que los esclavos no se adaptaban a la economía de mercado, no sabían manejar dinero, no entendían o no respetaban el trabajo en horarios fijos, ni se subordinaban a la disciplina de las fábricas. Por otra parte, las industrias tampoco querían emplear negros. Por lo tanto, comenzaron a hacer algo muy particular: subían a los negros en barcos y los enviaban nuevamente a África. Los primeros en llegar murieron inmediatamente, ya que habían perdido la protección natural y los anticuerpos necesarios para enfrentar el conjunto de infecciones, epidemias y el rigor climático de ese continente. Este rumor circuló rápidamente entre los esclavos. Otros esclavos liberados se mantuvieron bajo los mismos patrones para poder sobrevivir, es decir que legalmente eran libres pero, de hecho, se mantenían en su condición anterior. Otros cuando los liberaban se escapaban al sur para integrarse a las plantaciones de esclavos. No querían ser reintegrados al África, ni tampoco la libertad en las condiciones que le proponía el capitalismo. Sobre todo, un capitalismo con un nivel de racismo inconmensurable.

El ejército del sur contaba con los mejores expertos en caballería. La caballería era una fuerza esencialmente aristocrática; y a la vez, tenía una infantería respetable. Los batallones estaban constituidos por jefes blancos con soldados negros. Lincoln dio a conocer una ley aprobada por el Parlamento, por la cual se le otorgaba la libertad a todo esclavo del sur que pasara al norte, a condición de que se incorporase al ejército del norte para luchar contra el sur. Muchos negros aceptaron ir. El resultado fue que, en una guerra para definir la esclavitud y los intereses de la población blanca, de 5 millones de muertos, 3,5 millones fueron negros.

Finalmente, la guerra concluyó con la victoria del norte. Y esto fue así porque el sur se desempeñó de manera apropiada mientras estuvo en posición defensiva. Pero en vista de los primeros éxitos, el sur decidió contraatacar y avanzar sobre el norte. El intento terminó en un fracaso irreversible. En 1865, al concluir la guerra, el territorio del sur se reintegró a la Unión. Las sanciones que el norte le impuso se extendieron y tuvieron vigencia hasta, por lo menos, la década de 1940. Debe destacarse que Lincoln no estaba de acuerdo con tomar represalias demasiado extremas con el sur. Esto le costó la vida: pocas semanas después de la victoria, murió asesinado en un incidente que no tuvo una aclaración convincente. Después de la Guerra de Secesión, la esclavitud fue abolida en todo el territorio de Estados Unidos. Luego, como botín de guerra, se expropiaron todas las propiedades de los terratenientes del sur, que fueron repartidas entre los propietarios y los políticos del norte. Es decir que se produjo una ocupación económica, militar y política del norte sobre el territorio del sur. Los esclavos del sur no consiguieron trabajo en otras ocupaciones y fueron objeto de permanente discriminación. En este sentido, debieron reemplearse en las mismas plantaciones en las que trabajaban antes. Y hacían esto a cambio de un salario miserable y bajo la dirección no ya de sus amos tradicionales sino de los nuevos empresarios del norte que administraban las plantaciones con criterio capitalista. Con esto, la situación de los ex esclavos pasó a ser mucho peor que la que tenían de antaño. El resultado fue la expansión del norte sobre el sur con nuevos propietarios que no tenían ningún tipo de lealtad ni relación afectiva con esos esclavos devenidos en trabajadores libres y sobreexplotados.

Por otra parte, la libertad acordada a los esclavos negros no era tal o, al menos, era bastante restringida. Los esclavos fueron liberados y se les concedieron ciertos derechos civiles. Pero no podían transitar por determinados lugares y calles, ni por el centro de las ciudades y sólo podían concurrir a bares o establecimientos para negros. De lo contrario, eran objeto –además de las golpizas habituales– de prisión. No fueron integrados al mercado capitalista y en aquellos lugares donde consiguieron el derecho al voto su sufragio equivalía a un tercio del voto de un blanco. Los negros votaban en urnas separadas y luego se hacía un recuento muy complejo por el cual cada tres votos de negros se contabilizaba un voto equivalente al de un blanco. En la práctica la libertad, en los términos en que fue concedida, era casi tan bochornosa como la esclavitud en la que habían vivido hasta entonces.

Luego de la guerra, el poder central adquirió un poderío y un conjunto de atribuciones importantes respecto de las que tenía hasta ese momento. Por ejemplo, a partir de ese momento, el Estado adquirió la facultad de trazar líneas ferroviarias y carreteras que cruzaran todo el territorio de Estados Unidos. En el pasado, los Estados del sur se habían opuesto sistemáticamente a la creación de vías terrestres –como ferrocarriles o carreteras– que implicaran a más de dos Estados, porque se creía que de esa forma se ejercería una penetración cultural y económica, donde los valores, intereses y capitales del norte se iban a difundir por todo el territorio aprovechando la apertura de estas vías de comunicación. En cambio ahora el Estado nacional iba a adquirir la facultad de desarrollar la política caminera y de comunicaciones sin mayores restricciones. Por esta razón, lo primero que se hizo fue trazar vías –ferroviarias y carreteras– de este a oeste que iban a permitir que los productos del norte fueran colocados en el resto del país, y que sus valores y prácticas culturales comenzaran a extenderse gradualmente. Fundamentalmente, con esta victoria de la Unión sobre la Confederación se consolidaban y triunfaban definitivamente los grandes intereses industriales y comerciales del norte. Esto fue acompañado por políticas arancelarias muy elevadas, que fomentaron la industrialización. En materia tributaria la capacidad recaudadora del Estado nacional se fue incrementando en los años sucesivos. Luego de la Guerra Civil, con un territorio integrado y un mercado interno en constante expansión, Estados Unidos desempeñó un papel fundamental en inversión de capital para innovación tecnológica y pro ductiva, lo que daría un carácter de potencia industrial en los primeros años del siglo XX. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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