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22 de enero de 2023 | Opinión

Para pensar, analizar y buscar soluciones

Análisis mundial y sus efectos en Argentina

La pregunta objeto de este estudio es: ¿Cómo puede ser que una nación tan formidable a comienzos del siglo XX haya retrocedido tanto a comienzos del siglo XXI pese a contar con enormes recursos naturales?.

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por:
José Luis Kelly

​La conclusión indica que la Argentina no será un país viable si no produce una revolución del conocimiento.

​Hasta 1960 el mundo se manejaba de la siguiente manera: 1/3 de la economía mundial era agricultura, 1/3 de la economía era industria y 1/3 eran servicios.

​Se entiende por servicios a los conocimientos, no son mozos, ni gente que hace hamburguesas. Son personas que sacan patentes, los consultores, investigación tecnológica, programas computación etcétera, etcétera.

​Desde 1960 a 1998, el 4 por ciento de la economía mundial era agricultura, no porque la agricultura en términos de volumen o en términos numéricos sea menor, sino porque la economía mundial creció a tal nivel en los otros aspectos que la agricultura parece, comparativamente mucho menor.

​La industria sigue en el mismo nivel, una tercera parte de la economía y los servicios ahora son dos terceras partes del crecimiento mundial.

Significa que una compañía, el día que decide moverse del lugar, mueve economía del tamaño de un país o mayor.

​En una economía del conocimiento, donde se puede generar mucha riqueza a corto plazo, y esa riqueza depende del conocimiento digital, la economía de un país puede desaparecer en una semana.

​Esto tiene serias implicancias para los países que no entienden por qué tienen que darle educación a sus ciudadanos, por qué hay que darle seguridad y por qué hay que respetar los derechos humanos.

​Es por esa razón que del 100 por ciento de estudiantes chinos que fueron a estudiar a EE.UU. sólo regresan el 15 por ciento.

​Mientras tanto aquellos que siguen produciendo oro, petróleo, uranio, trigo o ganado, se vuelven cada día más pobres. Esto es debido porque en términos de índices económicos, un comoditie, un bien básico, una materia prima, vale el 20 por ciento de lo que valía en 1845, y aquellos pueblos que siguen vendiendo sus materias primas sin conocimientos, son cada día más pobres.

​Por eso los pueblos más ricos del mundo no son los petroleros, a menos que consideremos grandes potencias a Nigeria, Sudáfrica, Arabia Aaudita, Irak, Irán, México, Venezuela, etcétera.

¿QUÉ ES LO QUE PASA EN AMÉRICA LATINA?

En 1985 México, Brasil, Argentina, y Corea del Sur generaban más o menos el mismo número de patentes anuales que EE.UU. ¿Por qué nos debe interesar el número de patentes que se generan por año? Porque si ésta es una economía del conocimiento y uno no genera conocimientos, ni los protege, ni los vende, uno no tiene de qué vivir.

​La buena noticia es que de 1985 a 1998 el número de patentes generado en México, Brasil y Argentina se duplicó. Ya estamos cerca de cien patentes en cada uno de nuestros países.

​La mala noticia es que en el mismo período, Surcorea aumentó de cincuenta patentes anuales a 3.400, que sólo la compañía coreana Samsung es el cuarto productor de patentes totales en Estados Unidos.

​En Surcorea se necesitan 13 mil surcoreanos para lograr una patente. En argentina se necesitan 760 mil argentinos, en México 1.200.000 mexicanos y en Brasil 1.800.000 brasileños.

​Si ustedes analizan los valores del comercio, verán que este mundo está transitando de una economía de bienes básicos a una economía del conocimiento, y si ésta es la tendencia y éstos son los recursos necesarios para patentar algo, adivinen qué país va a ser más rico a corto plazo y qué países van a ser cada día más pobres.

​Si tomamos por ejemplo México, tiene un tratado libre con EE.UU., aumentó sus exportaciones y realizó todo tipo de ajustes y de teorías económicas al igual que Argentina.

​Lleva más de 25 años haciendo ajustes y dando vueltas con la economía, de liberal a socialismo y viceversa, pero hay un pequeño problema que nadie tiene en cuenta, a la hora de sentarnos a ver quién tiene los primeros lugares de patente en México nos damos cuenta que son Procter & Gamble, 3M, BASF, Kimberley Clarke, Bayer, Pfizer, Novartis, Hoesch, Johnson & Johnson, AT&T., Samsung, Ely Lilly, Loreal, Motorola, Good Year, todas mexicanas. ¿Verdad?.

​Si éstos son los que generan patentes y venden conocimientos, adivinen qué les pasa a los ingresos de los mexicanos.

La gran consecuencia que tiene una economía es que no solamente se puede mover la riqueza física, las cuentas bancarias, sino que también se puede mover la riqueza intelectual.

​Para una persona que habla el idioma genético o el lenguaje intelectual del conocimiento, la opción de quedarse en un laboratorio en un país que no apoya la creación de riqueza, que no apoya laboratorios, que no es competitivo, que no tiene compañeros con quién hablar, no es la mejor.

Por eso las grandes empresas buscan a los mejores promedios de las escuelas, los llevan una semana con boleto y estadía paga y acaban contratando la mayoría de ellos. Lo mismo pasa en India, en China, etcétera.

​Esta economía global es portátil. El país que encuentra a los mejores ciudadanos de otro país se los lleva. Son más valiosos esas mentes que llevarse una mina o una producción agropecuaria, y los países que no les pongan atención a sus recursos humanos, a su educación, a su gente que puede generar patentes, ideas, empresas para competir, etcétera, terminarán quebrando.

​A partir de 1950, dos científicos, Watson y Creek, descifran el modo como se codifica y transmite el código de la vida. Ese, creo yo, fue el descubrimiento más importante del siglo, junto con lo que encontró Albert Einstein.

​¿Qué es lo que pasó? Que el costo de codificar un gen bajó de 150 millones a 50 dólares por gen. Cuando uno ve una curva de costos que opera de esta manera, se genera una cantidad de información absolutamente brutal. Hay países, compañías, lugares, que entienden este idioma, que están acumulando patentes en estos idiomas y también hay países que todavía no entienden que ya se descubrió América.

Los países o empresas que entendieron y que lograron mejor tecnología, terminan dominando a los países que no se dieron cuenta qué es lo que está pasando.

​La persona que descifró el genoma humano, mitad científico loco, mitad empresario, se sentó hace unos años y dijo que se le hacía muy lenta esta investigación genética y se planteó hacer la secuencia completa del genoma humano, gesto equivalente a que alguien en 1960 hubiera entrado a la nasa y dicho que iba a lanzar un cohete a la luna sin financiamiento del gobierno, que lo iba a ser solito.

​Cuando planteó que lo iba a ser solito, todo el mundo se rió y retrucaron los gobiernos: “Nosotros los gobiernos del mundo de 16 países, 89 laboratorios estamos gastando 3.000 millones de dólares y vamos a acabar esto antes del 2005”. ​Y este señor dijo “yo voy a gastar la décima parte y lo voy a hacer en dos años”. Y cumplió. El 12 de febrero de 2001 lo hizo.

​Este hombre que hace tres años no tenía ninguna compañía, ahora tiene la computadora privada más grande del mundo, tiene el equivalente a seis bibliotecas del congreso de EE.UU. en información genética en su sótano, acaba de terminar el mapa genético de un ratón.

​De las doce enfermedades principales que primero se publicaron, él fue responsable por la publicación de ocho. Es un hombre que en tres años generó una industria que se llama genómica y que ha dado lugar a una serie de compañías que ahora tienen un valor de mercado similar a lo que produce Argentina.

En su laboratorio para estudiar, generar el mapa genético humano, trabajaban 47 personas.

​Todo esto ocurre a una velocidad inmensa, al 50 por ciento más rápido de lo que sucedió la revolución digital y es una revolución que va a cambiar la manera de cómo vemos y entendemos la vida en este planeta. Está cambiando no sólo en términos de la genética sino en los términos de casi cualquier industria que quieran ver,

​Ejemplos: la nueva generación de computadoras no está orientada hacia internet, sino para la genética, ídem Hewlett-Packard.

Si hablamos con una farmacéutica les dirá que la genética está impulsando la medicina, si lo hacen con Dupont, les dirá que la genética está cambiando la industria química,

​Por eso grandes compañías de semillas del mundo fueron compradas por farmacéuticas o por químicas, porque una semilla se vuelve un disco digital, entonces uno puede programar la vida dentro de una manzana o de una naranja y eso es lo que será la economía mundial en el futuro.

En el 2003 en EE.UU. el número de patentes biológicas y de biotecnología excedió el número de patentes de computadoras y telecomunicaciones.

Mientras que en América Latina, por ejemplo: México y Argentina, cada vez exportan más y cada vez sus habitantes tienen menor salario, equivalente a un 30 por ciento menos que en la década del 70.

​Esto sucede país tras país, entra un ministro de Economía, o de Finanzas, sale un ministro, entra un presidente, cambian las ideologías del presidente y el país es cada vez más pobre.

​No porque el que entra sea más tonto, sino porque la agenda de desarrollo económico es equivocada, porque seguimos discutiendo si vamos a hacer un camino, una obra local o un puerto.

​Estas obras son necesarias, pero deben ser manejadas a un nivel inferior, diría local, los que dirigen un país deben compenetrarse en que lo importante son las mentes, la educación, la ciencia, apoyo a los creativos y su complemento industrial.

REFLEXIÓN

En el mundo hay 198 países, salvo pequeñas modificaciones por circunstancias políticas, pero hay más de cien empresas o corporaciones que en la mayoría de los casos tienen más influencia y presupuestos superiores a muchos países.

​Podríamos decir sin temor a equivocarnos que el 33 por ciento de los actores mundiales está en negro, en lo que hace a manejos institucionales, pero cada día tienen más injerencia en el movimiento comercial del mundo.

Por eso no es de extrañarse que lo que hoy vale 10 y hace rico a un país, mañana puede valer 1 y convertir a ese país en el más pobre del mundo, y sus gobernantes seguramente van a tratar de explicar lo que les pasa de mil maneras distintas, guerra interna incluida, pero nunca comprenderán o aceptarán que el mundo cambió y ellos se quedaron en la historia.

​Va a llegar el momento, mejor dicho, está llegando, en que países que jamás fueron agricultores, que tienen un territorio no apto para la agricultura, piedra, arena, sin agua, o muy poca, sean grandes proveedores de productos del agro, a precios mucho más bajos que los internacionales y por ende los países tradicionales exportadores de productos del agro serán muy pobres.

​Las empresas y corporaciones mundiales que apostaron al conocimiento, cada día van a ser más determinantes en las relaciones entre los países, a tal efecto va a llegar la cosa, calculo, que las reuniones de los gobernantes de los países, serán reuniones de explicaciones y de busca de por qué ocurre, pero a la vez van a ser administradores de la pobreza en crecimiento, año tras año.

​Darse cuenta de qué es lo que está pasando en el mundo y cómo está mutando la economía mundial, es de personas inteligentes y creativas, nunca de los dinosaurios políticos de hoy que llevan varios cuadernos de excusas y millones de pobres a la exclusión total.

Decía Einstein en los años 1940: “Todos los imperios del futuro van a ser imperios del conocimiento, y solamente serán exitosos los pueblos que entiendan cómo generar conocimientos y cómo protegerlos; cómo buscar a los jóvenes que tengan la capacidad de hacerlo y asegurarse que se queden en el país. Los otros países se quedarán con litorales hermosos, con iglesias, minas, con una historia fantástica, pero probablemente no se queden ni con las mismas banderas, ni con las mismas fronteras, ni mucho menos con un éxito económico”.

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(*) Publicado el jueves 20 de noviembre de 2014.


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Argentina, José Luis Kelly

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