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6 de febrero de 2023 | Nacionales

Se acordó tarde

Alberto Fernández sigue con su nueva estrategia de mojarle la oreja al cristinismo

Con más de tres años de atraso, Alberto Fernández decidió salir a confrontar con el cristinismo. Tal como es el estilo del presidente, salió a la liza tarde –demasiado- y desenfocado, cuando ya no le queda tiempo para explotar su novedosa rebeldía.

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El reloj de Alberto Fernández atrasa. Esta actitud competitiva se le reclamaba desde inicios de su gobierno para sacarse de encima la tutela de Cristina Kirchner. Se le pedía fundar el albertismo; redefinir sus alianzas, acercándose a las “palomas” del Pro, tal como lo hizo exitosamente en los inicios de la cuarentena; recomponer su gabinete con “leales”, postular el fin de la grieta. Una tras otra, el admirador de Raúl Alfonsín dilapidó todas sus oportunidades. Ahora es tarde.

La semana pasada su portavoz, Gabriela Cerruti, anticipó que se convocaría finalmente a una “mesa política”. Pero la mesa política de Alberto nada tendría que ver con la que le reclamó el cristinismo durante tres años: sería sólo una mesa electoral, no un espacio de definición de políticas públicas y decisiones de gestión. El sábado pasado él mismo blanqueó el tema en sus redes sociales y en un comunicado que firmó como presidente del PJ nacional.

Inmediatamente le respondió el desbande. Salvo a los más próximos al presidente, a ninguna figura de primer nivel le interesa participar de un espacio de negociación entre bambalinas, cuando podrían conseguir más rédito en una PASO. Máximo Kirchner fue el primero en afirmar públicamente su autoexclusión. Cristina hizo saber lo mismo a través de comunicadores informales. Sergio Massa insistió en que su única preocupación es la economía. En síntesis: Alberto disparó su revólver, pero en lugar de balas tenía cebita.

En el comunicado formal de lanzamiento de la Mesa Político Electoral, el presidente definió cuidadosamente a sus interlocutores: el PJ, el Frente Renovador, gobernadores e intendentes. También postuló la necesidad de ampliar las bases de sustentación del Frente de Todos incorporando a nuevos actores sociales, sindicales y empresariales. Y a los premios incluyó a las otras fuerzas que integran la coalición sin nombrarlas. Entre ellas se incluiría, cabe suponer, la Unidad Ciudadana de Cristina.

La convocatoria fue una nueva mojadura de oreja para el cristinismo. Y este lunes Alberto avanzó aún más en su desafío.  En un reportaje radial aseguró que no va “a dedicar un segundo” a las críticas de Wado de Pedro"Mi mayor problema no es si voy a ser candidato. Mi mayor problema es que alguno de los canallas que presidió la Argentina vuelva a hacerlo", teatralizó recargado. Y adelantó: "Calculo que será la semana que viene" el inicio de las reuniones de la mesa a la que convocó.

Al ser interrogado sobre su relación con el ministro del Interior, y la falta de comunicación entre ambos, Alberto Fernández contestó socarronamente: “No sé, preguntale a Wado de Pedro, que se yo. Yo soy presidente”. Y disparó sin anestesia: “No voy a dedicar un segundo a eso, ya está. Yo sé con quién puedo gobernar y con quién no, yo gobierno con los que puedo gobernar. Yo sigo gobernando, no importa".

También le bajó el precio a las críticas de Máximo Kirchner. "Cada uno tiene derecho a pensar y decir lo que quiera", afirmó. Y, para invalidar los comentarios del jefe de La Cámpora, argumentó: “Firmé con el FMI y Argentina creció más de 5 puntos, además el gasto en Salud, Vivienda y Educación aumentó. Entonces, ¿dónde está el ajuste?".

Finalmente el presidente se expresó sobre el rol que desempeña el ministro de Economía, Sergio Massa, en el equilibrio interno de la coalición oficialista: “Sergio ha sido muy valioso y cada vez que tuve conflictos internos estuvo al lado mío ayudándome, nunca tirándome piedras”. Sólo le faltó decir que las piedras las lanzaron siempre Cristina y sus tribus.

Y, al ser consultado sobre si el líder del Frente Renovador podría ser candidato presidencial, Alberto respondió: “Él puede ser un candidato, ¿por qué no? Yo no sé quién será candidato, puede ser él, puedo ser yo”. Llamativamente el presidente no incluyó a ningún otro político del Frente de Todos como potencial alternativa.

En sus últimas apariciones Alberto apareció distendido, con mejor aspecto y con una actitud que parece traslucir que ha recobrado cierto equilibrio mental y emocional. Lástima, para él, que cada cosa que hace, aún las que podrían haber sido acertadas, lleguen a destiempo. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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