Alberto Fernández lanza su Mesa Electoral y le moja la oreja al cristinismo

Una Mesa Electoral lanzada en el mes de febrero, a varios meses del cierre de listas, sin candidato presidencial preciso y en el contexto de cortocircuitos profundos dentro del Frente de Todos no augura un buen final. El presidente Alberto Fernández deja sembradas las dudas respecto de su postulación presidencial. Tal como sucede con Mauricio Macri, todos le piden definiciones para ordenar las internas, y ambos miran para otro lado. Como el tero, ponen los huevos en un lado y gritan en otro.

Pero algunas señales demuestran que Alberto está decidido a presentarse y que está dispuesto a hacer volar al Frente de Todos por los aires si no consigue ese objetivo. Varias semanas atrás Cristina Fernández de Kirchner le indicó a Daniel Scioli que comenzara a armar su candidatura para el caso de que a Sergio Massa no le fuera bien en su gestión, para así tener articulada a la coalición para la cita electoral. Daniel aglutina y siente un temor irracional hacia la vicepresidenta. Cristina le propuso encabezar la lista de la derrota. Scioli cree que aún tiene chances.

Pero las dos movidas de Alberto permiten entrever un panorama muy diferente. Lanzó una Mesa Electoral con poco impacto interno para impulsar su propia candidatura y aceleró la salida de Juan Manzur de la jefatura de Gabinete. El escogido no será Daniel Scioli, tal como suponían quienes confiaban en que finalmente sería el candidato, sino Agustín Rossi. El nuevo jefe de ministros será el virtual jefe de la campaña electoral. La designación de Rossi es un veto tácito a la candidatura del “Pichichi” y una mojadura de oreja para el cristinismo.   

En este contexto de indefiniciones que rebotan en la economía, Sergio Massa, le pidió a Alberto Fernández que formalice su decisión cuanto antes y que habilite la competencia electoral interna. Necesita previsibilidad para tratar de encaminar un plan de acción para su ministerio, ahora que queda en claro que el índice de inflación no empezará en 3 en ningún mes del presente año.

El pedido fue hecho en una reunión de intendentes de la primera y tercera sección electoral realizada el martes pasado en la Quinta de Olivos. Tres días después, Alberto apareció rodeado de intendentes en un asado que se realizó en el Complejo Cultural La Calle, en Berazategui, al que asistieron el ex jefe intendente  de Florencio Varela y actual diputado nacional Julio Pereyra; el recientemente denunciado por abuso sexual Fernando Espinoza (La Matanza); Julio Zamora (Tigre); Alberto Descalzo (Ituzaingó); Carlos Ranil (Escobar); Blanca Cantero (Presidente Perón); Nicolás Mantegazza (San Vicente); Juan Patricio Mussi (Berazategui); Andrés Watson (Florencio Varela); Mario Secco (Ensenada) y Fabián Cagliardi (Berisso). Algunos fueron como aliados; otros, como espías.

El cristinismo insiste en su veto a la Mesa Electoral, con el argumento de que "primero tiene que arreglar las cuestiones internas. Hay que hablar, y solucionar lo que está pasando. No sabemos qué quieren hacer con esta mesa electoral". En síntesis, no habría espacio para discutir sobre elecciones si no se trata simultáneamente sobre las políticas a implementar en el marco del proceso electoral.

Alberto cree que tiene el toro por las astas, ya que ningún oficialismo razonablemente podría ganar una reelección si cuestiona al presidente en funciones. Una vez más, su única variable de análisis es la especulación y el voluntarismo.

Pero el territorio le sigue quedando muy lejos y sólo emite señales de rechazo que ya llegan al 90 por ciento de los argentinos. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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