Sorpresas en un sondeo de opinión sobre candidaturas para la jefatura de Gobierno porteño

La muestra abarca las quince comunas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y fue realizada a través de encuestas telefónicas y metodología IVR sobre 1184 casos, con un nivel de confianza del 95 por ciento y un error muestral de +/- 3,5 por ciento.

Los candidatos incluidos fueron Jorge Macri, Martín Lousteau, Leandro Santoro, Ramiro Marra, Fernán Quirós, Matías Lammens, Soledad Acuña y Gabriel Solano.  

El primer dato significativo del sondeo es que los candidatos “propios” de Horacio Rodríguez Larreta -Quirós y Acuña-, aparecen muy rezagados respecto de sus principales competidores, ya que sólo consiguen sumar el 6,2 y el 1,1 por ciento respectivamente, frente a los 22,7 puntos de Jorge Macri –quien encabeza las preferencias-; 17,1 por ciento de Martín Lousteau; 16,9 de Leandro Santoro y 14 del libertario Ramiro Marra. Incluso Quirós –el mejor posicionado de los candidatos del actual jefe de Gobierno-, apenas le saca 0,8 puntos al postulante de Izquierda Unida, Gabriel Solano, que suma el 5,4 por ciento.

El candidato más favorecido por los consultados es Jorge Macri, quien cuenta con el respaldo de su primo Mauricio, y expresa la reafirmación del sello del Pro en la Ciudad y el rechazo de una porción mayoritaria de su base electoral a la negociación de la conducción de la Ciudad con otras fuerzas políticas. A esto debe sumarse el reconocimiento por haber desempeñado tareas ejecutivas exitosas en el municipio de Vicente López, experiencia de la que carecen sus contendientes.

En efecto, el segundo y tercer lugar de la encuesta está ocupado por Martín Lousteau (UCR/Evolución) y Leandro Santoro (radical K), a casi 6 puntos de distancia respecto de Jorge Macri, con un 12  por ciento de indecisos y con una luz de apenas 0,2 entre ambos.

Otro dato llamativo son los catorce puntos que aquilata el libertario Ramiro Marra, a pesar de su conflicto actual con Javier Milei, quien también expresa una clara identidad en términos programáticos y, en este caso, de condena a la política tradicional.

Por debajo de ellos, aunque con un creciente caudal de votos, aparece otra candidatura testimonial “combativa”: la de Gabriel Solano, con el 5,4 por ciento de los votos.

Por otro lado, pese a haber desempeñado papeles significativos durante la cuarentena, ni Quirós ni Acuña mueven el amperímetro de los porteños. La duda que se plantea es si esta magra participación se debe a que se trata de figuras que no expresan un liderazgo propio y -sobre todo en el caso del ministro de Salud porteño- un perfil de moderación; si su exposición durante la cuarentena y su posterior paso a un segundo plano los invalida como candidatos, o bien si se trata de un cuestionamiento al perfil acuerdista del oficialismo local.

El otro dato que puede destacarse del sondeo es la atomización del sufragio, ya que sólo uno de los precandidatos consigue superar el 20 por ciento de las preferencias, y otros tres se ubican entre el 14 y el 17,1 por ciento. A excepción de Lousteau, con otros competidores en el Pro y el actual Frente de Todos, se advierte un panorama similar al de las elecciones de 2015, en las que Larreta consiguió imponerse en el balotaje por una uña sobre el candidato radical.

Con estos indicadores, la elección porteña parece encaminarse nuevamente a un balotaje. Pero allí surgen las dudas respecto de los apoyos que conseguirían los dos mejor posicionados en esa instancia. Si bien el Frente de Todos no perdió más que sus competidores en materia de adhesiones, un eventual balotage entre Jorge Macri y Martín Lousteau plantea la duda respecto de los alineamientos de sus competidores en esa instancia. Por la cercanía entre Milei y Mauricio Macri podría suponerse que buena parte de los votos libertarios se inclinarían por Jorge Macri, pero subsiste la duda sobre el destino de los votantes de Quirós y Acuña, sobre todo a partir de los cortocircuitos existentes entre halcones y palomas del Pro. En ese escenario es lícito suponer que los votantes de Santoro se inclinarían por Lousteau, tal como sucedió en 2015. Pero también se presenta otra alternativa: que los votos de Lammens terminen inclinándose finalmente hacia Santoro en la primera vuelta, lo que le permitiría pasar del 16,9 al 21,2 por ciento, y así filtrarse en un balotaje del que casi sin dudas saldría vencedor Jorge Macri.

En síntesis, del sondeo puede extraerse la atomización del sufragio, el excelente desempeño de Jorge Macri, y el hecho de que el radicalismo y el Frente de Todos mantienen su base electoral. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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