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22 de febrero de 2023 | Historia

Post 1945

El fin de la Segunda Guerra Mundial y el panorama geopolítico

Apenas concluida la Segunda Guerra Mundial los países más importantes del bloque de los Aliados demostraron que estaban poco dispuestos a dejar sus antiguas disputas en torno de los valores ideológicos que los dividían y la vocación hegemónica que manifestaban sus principales referentes: los Estados Unidos y la Unión Soviética.

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por:
Alberto Lettieri

Es más, la guerra las había puesto en la cumbre del orden mundial y estaban dispuestas a explotar al máximo esa situación de privilegio. Los estados europeos habían sido las mayores víctimas de la guerra. Su reconstrucción dependía de los recursos que le llegaran del exterior, en especial de Estados Unidos y de la posibilidad de configurar un escenario político interno estable y democrático a la vez que transitar un camino de integración regional muy pausado y racional. Este último sólo era posible en la medida que fueran diluyéndose las desconfianzas y resquemores entre los miembros de Europa.

Pero, en primera instancia, importaba más la reconstrucción interna. Políticamente, Inglaterra pudo mantener su sistema bipartidista, aunque pese a las predicciones generalizadas, el candidato conservador Winston Churchill, protagonista de la victoria sobre Alemania, perdió con el candidato laborista Attle quien, en concordancia con la corriente cada vez más hegemónica en el bloque occidental, impuso un estado de Bienestar. Sus políticas fueron comunes a este sistema, nacionalizando la banca, la aviación civil, las minas de carbón, las telecomunicaciones, el transporte, el gas y la electricidad.

Luego de esta administración, los conservadores lograron poner los siguientes tres primeros ministros: Churchill, Eden, Macmillan, los cuales no modificaron las bases del estado de Bienestar que recién se resquebrajarían con el ascenso de la conservadora Margaret Thatcher, a finales de la década del 70.

Francia había dado muestras de resistencia al dominio alemán a través de huelgas insurreccionales y de ocupación de municipios. Por eso, las fuerzas de liberación francesa sólo debieron esperar el empujón final con la llegada de los aliados. Sin embargo, quedaba como punto de extrema debilidad la región colaboracionista liderada por el general Petain, en la zona de Vichy. Luego de la guerra, el general Charles de Gaulle llamó a un plebiscito para el establecimiento de la IV República de carácter parlamentario y conformado con gobiernos de coalición.

Sin embargo, los gobiernos de la IV República no propiciaron la estabilidad política. Las disputas entre gaullistas, comunistas y socialistas se potenciaron hasta llegar a una conspiración golpista perpetrada por los sectores militares que se oponían a la descolonización de Argelia. Para oponerse a un quiebre institucional, en 1958, un conjunto de líderes políticos apoyaron a Charles de Gaulle, para que encauzara el conflicto y estableciera la V República. Apoyándose en un referéndum nacional, con un régimen político más presidencialista, que le permitió a éste una mayor estabilidad política y proceder finalmente a la descolonización.

Diez años más tarde, con un desgaste gubernamental muy importante se vería sometido a la insurrección estudiantil del mayo francés. Un año después, y como consecuencia de la derrota en un nuevo referéndum, de Gaulle renunciaría a la presidencia.

Por su parte, la derrotada Alemania sufrió una descomposición inicial de su territorio en cuatro regiones controladas por las potencias ganadoras: Inglaterra, Francia, Estados Unidos y la URSS. En 1949, la parte occidental quedó unida como entidad soberana con el nombre de República Federal de Alemania, mientras que los territorios del este se constituyeron como la República Democrática Alemana, unidad política satélite de la Unión Soviética. En los primeros meses, la parte occidental estaba destinada a un proceso de desmantelamiento industrial definido por la Conferencia de Postdam en 1945. Sin embargo, el peligro de un nuevo avance soviético y su vecindad con los territorios alemanes del este, hizo que las potencias descartaran este propósito.

La guerra había terminado. Pero las expectativas que generaba la paz eran desmoralizadoras. (www.REALPOLITIK.com.ar) 


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