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24 de febrero de 2023 | Nacionales

Otro duro golpe

Cristina ve llegar la hora del ocaso

La renuncia de los cuatro senadores del Frente de Todos confirmó algo más que las tensiones internas dentro de la alianza de gobierno y la pérdida de la mayoría por parte del interbloque oficialista. También significó la demostración más contundente de que a Cristina se le escurre el poder como arena entre los dedos.

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Este jueves se conoció la decisión de los senadores Edgardo Kueider (Entre Ríos), Guillermo Snopek (Jujuy), Carlos "Camau" Espínola (Corrientes) y María Eugenia Catalfamo (San Luis), de romper con la bancada del Frente de Todos, para crear un nuevo bloque, al que se sumará también la esposa de Juan SchiarettiAlejandra Vigo. Esta decisión deja al oficialismo sin quórum propio y lo ubica en segundo lugar, detrás del interbloque Juntos por el Cambio. Ya no sólo lejos de la presidencia, sino también del poder omnímodo que supo tener en la cámara alta, la vicepresidenta observa la realidad nacional desde Sana Cruz, tratando de apelar a fórmulas mágicas que ya demostraron su falibilidad reiteradamente. Pero es Cristina y no está dispuesta a cambiar.

Por diversas razones, los senadores tomaron distancias. El de Entre Ríos por la exclusión de la provincia de los subsidios energéticos; el de Jujuy por el coqueteo constante –con beneficios incluidos para Jujuy- con Gerardo Morales; la puntana por el quiebre de la relación entre Alberto Rodríguez Saá y Cristina. Y "Camau"… es "Camau": siempre juega la propia. Si a este conjunto le sumamos a la esposa de Juan Schiaretti, la fuga es altamente costosa para el kirchnerismo, y nada asegura que se frenará allí.

Tal como siempre hace Cristina, una vez más negó la realidad. Se fue a Santa Cruz para no participar de la designación de las nuevas autoridades de la Cámara ni estar presente en la alocución anual de Alberto Fernández ante la asamblea legislativa. La fractura del bloque oficial no perturbó esa decisión. Simplemente se limitó a culpar al presidente, afirmando que él era el responsable. Y para ello publicó una carta en la que uno de los senadores –Guillermo Snopek- le anunciaba su partida: “Motiva mi decisión, en primer término, la distancia cada vez mayor que siento respecto al rumbo de gestión del presidente de la Nación, Alberto Fernández, alejado -a mi humilde entender- de las prioridades que nuestro pueblo demanda”.

También Snopek le reprochaba al presidente su tolerancia con Gerardo Morales: “El deterioro absoluto del estado de derecho en mi provincia, que comenzara a fines del año 2015, no ha hecho sino profundizarse desde el año 2019. Ha sido, en ese sentido, una gran decepción para todos los que creímos que la asunción de Alberto Fernández podía representar un nuevo porvenir”.

Y denunciaba que “estamos asistiendo impávidamente a un carnaval de detenciones a la carta del gobernador Gerardo Morales, a fin de disciplinar y amedrentar a la oposición en vísperas de la campaña electoral. La indiferente mirada del gobierno nacional, erosiona la esperanza de que los derechos humanos puedan volver a ser respetados en Jujuy”. Para concluir: “Siempre he defendido las banderas del peronismo y creo que hoy se aplica más que nunca el principio de que ‘mejor que decir es hacer’. Por eso mismo, y por todo lo expuesto, le comunico mi decisión respecto al bloque”..

Más tarde, en declaraciones periodísticas, Snopek informó: “Esta decisión la hemos conversado con la vicepresidenta, ella sacó un comunicado y contó cómo fueron las cosas. No me atrevería a decir si la avala o no”. “Hay que correrla a la vice, porque el ataque constante no la daña a ella sino al Senado, ella no tiene la responsabilidad de gobierno”, aclaró.

A la vicepresidenta parece bastarle con que uno de los renunciantes la libere de culpa y cargo, para hacer recaer las responsabilidades en el presidente.

El interrogante que queda planteado es si Cristina avaló la decisión, o simplemente se contentó con quedar fuera del ataque frontal del jujeño. En cualquier caso, la partida de los cuatro senadores rebeldes la deja en una situación de debilidad, al desaparecer la mayoría de la que disponía para garantizar el funcionamiento de la cámara alta.

¿Aceptará la vicepresidenta presidir un cuerpo legislativo fragmentado, que no responde a su voluntad, o se reiterarán sus ausencias o, llegado al extremo, presentará su dimisión?

Lo que en cambio no consiguió diluir la vicepresidenta fue la negativa tajante de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, a través de Nora Cortiñas y Estela de Carlotto a que la conmemoración del 24 de marzo fuera la ocasión para el lanzamiento del “operativo clamor” para solicitarle que revea su posición y se presente como candidata. Era lógico: podían acompañarla hasta la puerta del cementerio, pero no atravesarla.

Mientras que Cristina ve diluido su poder pero se contenta que aparezca como responsable Alberto, varios gobernadores entraron en comunicación con Daniel Scioli para respaldar su candidatura, pero con una condición: que tome distancias de la vicepresidenta, a la que no quieren ver ni en figuritas. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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