"Con siete años decidí rebelarme y empezar con el fútbol femenino"

"Emociona que a una la valoren por lo que viene haciendo, por esto que es y fue una lucha”, inició la coordinadora del fútbol femenino del Club Brandsen, Romina París. En este sentido, detalló: "Con siete años en los que decidí rebelarme y empezar con el fútbol femenino, no como una vergüenza, sino como un deporte que nos corresponde también a nosotras disfrutar, jugar y llevar con orgullo".

En este marco, la jugadora de 42 años contó cómo fue su paso por el mundo de este deporte: “Empecé a jugar al fútbol a los seis o siete, más o menos, jugaba en un equipo de varones. Cuando en realidad me iba a la plaza a jugar, decía que iba con las chicas del barrio, salía con un vestidito que me ponían y en la cuadra siguiente tenía un escondite secreto, donde guardaba un pantalón, una camiseta y unos botines que me habían regalado".

Y señaló: "Iba entrando en un juego de la mentira desde pequeña porque me escondía en la cabina de gas que estaba inutilizada y me ponía la ropa de fútbol para ir a la plaza a jugar con mis amigos, hasta que un día mi mamá me fui a buscar ante una tormenta y fue lo peor". "Para ella fue una vergüenza tremenda y yo me escapaba, si tenía que jugar de vestido jugaba, pero mi papá no se avergonzó, porque como fue futbolista al igual que mi abuelo a él le gustaba y me cubría", añadió.

Aun así, esa historia fue la que la marcó y fue el puntapié para involucrarse con el club que hoy la acompaña: "Hasta que un día, en vez de irme para el lado del parque Castelli, me iba para el lado del Club Brandsen, donde hoy soy la coordinadora general, socia fundadora y dirigente en lo que es el fútbol femenino, pero me escapaba y me iba ahí donde me cubrían".

Asimismo, recordó: "Actuales compañeros de la dirigencia de hoy se acuerdan que me resguardaban para que yo pueda jugar ahí donde estaba la canchita de boxeo o en el baldío del fondo, que hoy es la pileta de natación, pero la pasé muy mal porque las mamás del barrio no me dejaban juntarme con sus hijas porque era machona".

Sin embargo, ya más de grande, contó cuál fue el quiebre que hizo que se volviera a involucrar con el fútbol, pero esta vez desde otro lugar: "Mi papá me dijo a los 32 años que no tenga la carga de no poder jugar al fútbol y eso me hizo ir al Club Brandsen a hablar con el presidente, Germán Sánchez, y la secretaria, Natalia Martino, y pedí que me dejen abrir el fútbol femenino".

"Eso fue a fines de febrero y el 3 de marzo me dicen que abra la inscripción, pero había una complicación, porque en diez días tenía que tener el equipo, los fichajes, el apto físico, la ropa y todo porque empezaba el torneo. Les dije que no se preocupen, en diez días presentamos el equipo con todo y en la primera fecha le ganamos al último campeón", completó. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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