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13 de marzo de 2023 | Nacionales

Lo más temido

El fin del kirchnerismo: Quizás se luche y no vuelva

La controversia sobre el entrecomillado del periodista Roberto Navarro, quien asegura que el presidente le confió “Seré quien termine con veinte años de kirchnerismo”, provocó revuelo dentro y fuera del Frente de Todos.

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La tibia negativa oficial invita a pensar que, en realidad, esa declaración no fue inventada. Ni siquiera un desliz del comunicador. Desde la bruma de la controversia, Alberto Fernández utilizó una interpósita persona que hacerle llegar a un sector del electorado, que está dispuesto a apoyarlo a condición de que tome distancia de Cristina o directamente la enfrente.

Por supuesto que ese objetivo presidencial cayó muy mal dentro del cristinismo, al que no le hace falta motivo ni excusa para salir a denostar al presidente. Sin embargo, la brutalidad del mensaje los conmovió sobremanera. Así como Cristina Fernández de Kirchner cometió un gran error al autoproscribirse, ya que quedó presa de sus afirmaciones y se bajó el precio en una eventual negociación política, la afirmación de que si Alberto se presentaba finalmente a las PASO no lo confrontarían terminó de ponerlos contra las cuerdas. En efecto, ¿cómo podría aspirar a retener la gobernación Axel Kicillof sin el arrastre de una fórmula presidencial que sintonice con el titular provincial? Y, más aún, con alguien que es interpelado habitualmente desde ese espacio como “traidor”, “desleal”, “okupa”, etcétera.

Algo queda en claro y es el hecho de que no se puede pedir una renovación de la confianza pública cuando se declara que, ante una solicitud similar, la experiencia presente terminó en un fracaso. El cristinismo, además, no tiene candidato presidencial, y el preferido de Cristina, Sergio Massa, ocupa un lugar sensible.

En este terreno embarrado, Alberto juega con llamativa maestría. Siempre ha sido un componedor, un buceador de aguas profundas. Del lado del cristinismo sucede exactamente lo contrario: el “operativo clamor” no pasa de la generación de una tribuna desde la cual se tiran balas de fogueo al presidente, al poder judicial y a la oposición. En las exposiciones del plenario de Avellaneda de este sábado bajo la consigna “Luche y vuelve” quedó patéticamente demostrada la falta de expectativas: puede ser que se luche y no vuelva. Las encuestas al respecto son terminantes.

Así las cosas, ¿qué le quedaría esperar al cristinismo? Con una excelente gestión de Sergio Massa, Alberto podría verse obligado a dar un paso al costado. Caso contrario, sólo queda Daniel Scioli como pivote entre albertistas y cristinistas. Pero muchos temen que así sólo consiga extenderse la convivencia incómoda entre dos sectores que se necesitan pero se odian.

Por esta razón, ya sea en caso de poder imponer su candidatura o en el de una derrota electoral con otro candidato, el fin del kirchnerrismo parece cercano. Y los primeros en darse cuenta son sus propios protagonistas. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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