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28 de abril de 2023 | Nacionales

Corrida, apocalipsis y elecciones

Javier Milei, la “bomba social” y el teorema de Baglini

El temor que genera Javier Milei en los empresarios más poderosos de la Argentina y en sus socios del exterior parece ser el principal aliado del gobierno nacional para recibir un impensado apoyo en plena corrida desestabilizadora del dólar.

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Si bien la reciente reunión en el Llao Llao dejó en claro que el preferido de estos sectores más concentrados es Horacio Rodríguez Larreta, también dejó la certeza de que el descalabro económico sólo incrementaría las chances del economista libertario. Algo que decididamente ya no quieren, aunque durante mucho tiempo les sirvió para esmerilar al gobierno para imponerle condiciones y obtener beneficios. Tal como afirma el teorema de Baglini, que sostiene que cuando más cerca se está del poder más moderadas son las propuestas y las acciones, el poder económico requiere previsibilidad.

Esa previsibilidad es algo que decididamente Milei no asegura. O, por el contrario, confirma con sus dichos y sus acciones que el apocalipsis tendría su campo orégano en una Argentina presidida por el libertario. La hasta ahora contenida “bomba social” estallaría desde el primer día. Sus consecuencias serían imprevisibles. Pero el orden que requieren los negocios volaría por los aires simultáneamente. 

También es evidente que los grandes productores e intermediarios rurales se suben a la corrida para tratar de seguir obteniendo ganancias excepcionales. El diario La Nación anunció ayer que no habría nuevas liquidaciones con el dólar soja a 300 pesos. Pero la tentación del beneficio excepcional inmediato se contradice con los riesgos a mediano y a largo plazo.

Los grandes empresarios corporativos lo entienden, y por esta razón dieron el visto bueno para el inicio de una gran campaña anti-Milei a la que se sumaron la mayoría de los políticos, comunicadores y economistas, más allá de sus alineamientos políticos y económicos. Lo que no queda claro es que pueda tener algún éxito si la corrida financiera y el desorden público no se frena inmediatamente. La desesperación social juega a favor del libertario. 

El FMI lo comprende muy bien también. Lo mismo sucede con el gobierno de los Estados Unidos, que desespera ante la posibilidad de que su principal aliado en América del Sur caiga en la anarquía. Por esta razón salió a confirmar que negocia con el gobierno argentino con el objetivo de fortalecer el programa económico ante una disparada del dólar, desoyendo la andanada de solicitudes de economistas del sector de los “halcones” del Pro para que el Fondo le soltara la mano al gobierno, de modo tal que la “bomba económica” estallara durante el presente gobierno para así poder implementar sin mayor oposición su programa radical de ajuste, concentración de la riqueza y exclusión social. 

En el actual contexto geopolítico y el avance de China y los BRICs sobre América Latina, lo último que querría el gobierno norteamericano es promover el caos en el principal aliado con que cuenta hoy en día en la región. Por eso se aceptó sin chistar la caída del acuerdo firmado por Martín Guzmán y el FMI anunció que las conversaciones para fijar las nuevas condiciones continúan firmes. Más aún, trascendió que podrían llegar 12.600 millones de dólares para garantizar la estabilización económica y social de nuestro país. ¿Las exigencias? Una devaluación de alrededor del 30 por ciento y una disminución significativa del gasto público, los subsidios y los planes sociales.

Si los anuncios del FMI no consiguieron calmar las aguas se debe a dos razones: la insistencia de los sectores vinculados con la exportación para incrementar sus ganancias excepcionales y la preocupación de la oposición, que ya se proyecta gobernando a partir del 10 de diciembre -e, incluso antes, si se profundiza un escenario de caos que permita adelantar las elecciones y la transferencia del mando-, que entiende que el salvataje del FMI podría incrementar las chances electorales del Frente de Todos en un escenario que, pese a la crisis y las desventuras, sigue siendo de tres tercios. La memoria colectiva mantiene vivo el recuerdo de la terrible experiencia del gobierno de Cambiemos, y mira con gran desconfianza a quienes prometen repetirla, más rápido y mucho más a fondo. 

Pero, simultáneamente, los moderados de Juntos por el Cambio temen que ese escenario de tierra arrasada que habilitaría un adelanto electoral termine consagrando a Milei. Después de todo, el rechazo y la condena de la mayoría de los argentinos a la “casta” no distingue grieta alguna. Para los “ultras” que se alinean con Patricia Bullrich el actual escenario es visto como una gran oportunidad para imponerse en la interna, presentándose como la opción “civilizada” de la propuesta extrema de Milei.

En este escenario, definir una estrategia uniforme les resulta cada vez más complicado, y no consigue disolver la posibilidad de que, finalmente, la principal coalición opositora termine estallando, producto del clima social explosivo que insistentemente alentó desde que dejó el gobierno. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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