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8 de mayo de 2023 | Nacionales

Los escenarios

Los tiempos electorales presionan la decisión de Cristina sobre su candidatura

El viernes pasado, Gustavo “El Gato” Sylvestre instaló nuevamente la posibilidad de que Cristina Fernández de Kirchner fuera candidata en las elecciones de este año. Lo mismo hicieron, con pocas horas de diferencia, Eduardo Valdés, Leopoldo Moreau y José Manuel Ubeira.

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A pesar de los dimes y diretes, en el entorno más próximo a Cristina Fernández de Kirchner afirman que sólo se trata de una operación que no tuvo su origen en la vicepresidenta. Más aún, sostienen que no ha cambiado su decisión de no competir por la primera magistratura. Sin embargo, a diestra y siniestra distintos comunicadores-operadores políticos sostuvieron el rumor, aludiendo a las más diversas fuentes.

Por el contrario, quienes realmente discuten el tema candidaturas, desde Victoria Tolosa Paz o Agustín Rossi hasta Axel Kicillof o el Jorge Capitanich sólo se insistió en la necesidad de que Alberto Fernández, Sergio Massa y Cristina se reunieran para cerrar el tema y poder avanzar en las negociaciones y en la campaña.

El problema del Frente de Todos es que, entre “operativos clamor”, anuncios y desmentidas, no termina de definirse si habrán o no PASO competitivas y en qué categorías se confirmarían. No se puede avanzar en los acuerdos territoriales si no queda en claro este dato esencial, ya que sería muy diferente el escenario si termina siendo Cristina, Massa o cualquier otro dirigente de los que se autopropusieron o podrían terminar siendo proyectados.

Para La Cámpora, mantener viva la opción de Cristina candidata les permite negociar desde una situación de superioridad respecto del resto. Pero esta ventaja se esfuma si otro fuese el candidato, incluidos Kicillof o Wado de Pedro. Por eso las operaciones y el interés en fogonear esa posibilidad a través de sus operadores mediáticos.

En la práctica, el candidato obligado debería ser Massa, ya que así se negoció al momento de acordar su desembarco en Economía. Sin embargo, a las resistencias internas se suman los malos números de la inflación y de la economía en general, potenciados por la sequía. Tal como están las cosas, él no podría renunciar a su cartera para dedicarse a la campaña, y en caso de desempeñar simultáneamente los roles de ministro y de candidato, quedaría demasiado expuesto a un eventual golpe de mercado de los que tanto apuntan por estos días.

En caso de que ni Alberto, ni Cristina ni Massa terminen siendo opciones, tiene como alternativa a Wado de Pedro, quien ya fue propuesto por el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, y la propia vicepresidenta acaba de invitar a exponer sus ideas en el Senado de la Nación. Si la opción Wado no termina de arrancar, tendría un plan B y otro C. El B implicaría presionar a Kicillof a hacer lo que no quiere y obligarlo a competir por la primera magistratura nacional. El plan C prevé la disociación de las fechas de votación en provincia y nación, para tratar de este modo, al menos, de conservar la gobernación bonaerense.

Hasta que se tome una decisión definitiva, las bombas de humo y la venta de carne podrida serán la norma. El congreso del PJ, convocado para mediados de este mes, aparece como una eventual fecha de corte para las especulaciones. Pero nadie apostaría sus ahorros a esta posibilidad. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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