Ante un Frente de Todos diezmado, Ricardo Quintela pierde la paciencia

Para Ricardo Quintela, Alberto y Cristina Fernández deben dejar en un segundo plano sus diferencias, y reunirse para "preparar un programa de gobierno que entusiasme y que sea la antítesis de lo que están proponiendo los de la derecha: destruir todo, privatizar nuevamente la empresa de estado, entregar el país prácticamente”.

“Lo más importante es la unidad del peronismo”, insistió. Y con un énfasis desconocido hasta ahora, reiteró que ambos "tienen la obligación de sentarse a conversar y preparar un programa de gobierno".

Quintela expresa una preocupación generalizada dentro del colectivo del Frente de Todos que sus principales dirigentes parecen boicotear, inmersos en sus intereses y disputas personales. “Yo creo que lo más importante es la unidad del peronismo, sobre todas las cosas, para plantear la unidad del Frente de Todos, con todos los otros partidos políticos aliados, en nuestro esquema tradicional de frentista y los movimientos sociales”.

Y exigió: “Tienen que estar todos los actores principales opinando sobre una base que tienen que determinarla básicamente, Cristina, Alberto y Sergio Massa, trípode por el cual se construyó el Frente de Todos”. Y continuó: “Ellos van a asumir la gran responsabilidad,  deber y la obligación que tienen de poder encontrarse, dejar sus diferencias de lado, potenciar sus coincidencias, para orientar cuál es la base, si hay PASO o lista por consenso”.

Finalmente Quintela le puso letra al programa que, desde su interpretación, debería acordar el Frente de Todos. “Por eso no tenemos que ponerle acuerdo en un programa de gobierno, cómo atacamos el proceso inflacionario que está comiendo los bolsillos de nuestra gente, temas de acumulación de divisas que nos permitan afrontar una deuda que no hemos conseguido nosotros. Y por supuesto, una justicia que se encargue de investigar a dónde están los dineros que han comprometido la vida de varias generaciones y que los responsables tengan que rendir cuentas a la sociedad”.

Pese a la errónea impresión que puede llevarse a consecuencia de la movilización del 25 de mayo bajo la lluvia, la palabra de Cristina sólo es palabra santa dentro de las agrupaciones que forman parte de su tribu. Su estrategia de preparar una campaña para afrontar la derrota, inundando las listas de nombres propios y dilatando groseramente los tiempos para impedir el armado de alternativas dentro de la coalición genera tensiones innecesarias y riesgos cada vez más concretos de rupturas y atomizaciones. 

A la postre, el objetivo de conservar la provincia de Buenos Aires para contener a la tropa propia y concentrar la representación legislativa con fines similares, para desde allí “resistir” al gobierno que asuma a partir del 10 de diciembre es un propósito personal y egoísta. 

Aunque no lo expliciten públicamente aún, nadie está dispuesto a atravesar la puerta del cementerio para martirizarse en beneficio de la vicepresidenta. Wado de Pedro no mide, Sergio Massa podría ser reemplazado por Malena Galmarini o por Cecilia Moreau como vice en alguna fórmula, pero sin PASO competitivas será muy difícil contener al colectivo del Frente de Todos. 

Y la insistencia de Cristina en imponer una fórmula única, o bien a las dos fórmulas que competirían en una PASO, contribuye muy poco a la unidad y potenciación de la coalición. Pero a la vicepresidenta muy poco le ha importado la opinión ajena. Menos aún ahora. (www.REALPOLITIK.com.ar) 

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