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29 de mayo de 2023 | Nacionales

Análisis político

Julio De Vido asegura que “el trasvasamiento generacional no resuelve ningún problema”

La palabra de Julio De Vido es muy consultada en este momento. No es casual. Se trata de una voz muy respetada dentro del peronismo y del kirchnerismo no cristinista.

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Fue uno de los dos únicos ministros que transitó todo el período 2003-2015 en funciones, y que fue objeto de las iras de Cristina, quien contribuyó decisivamente cuando se le quitaron los fueros y terminó siendo encarcelado, en el marco de la tristemente célebre doctrina Irurzun, que significó, en la práctica, la negación de las garantías previstas por nuestra constitución.

El ex ministro fue el cerebro de la planificación y de la estrategia política de Néstor Kirchner, y luego –una vez fallecido el ex presidente- intentó en vano dar un paso al costado de la gestión de Cristina Fernández, que visiblemente había perdido el rumbo en dos momentos: cuando asumió y tras el deceso de su marido. En el medio Néstor debió ocuparse de apagar los incendios, con De Vido como su principal lugarteniente. La ex presidenta nunca le perdonó su coherencia, ya que la obsecuencia fue siempre la conducta exigida por su jefatura monárquica.

En su domicilio en Zárate, De Vido cría palomas y se define como retirado de la política activa. El problema es que Cristina sólo dejó tierra arrasada en su entorno. Incluso en la actualidad, cuando le exige a sus seguidores que no insistan con su candidatura, insiste en querer manejar el proceso electoral, el programa de gobierno que presentará a la sociedad y a los instrumentos de su voluntad personal con los planea copar las boletas del Frente de Todos. Por eso el peronismo y el nestorismo insisten en buscar consejos dentro de los cuadros probados, que merecieron la condena de la Jefa.

El ex ministro de Planificación no le saca el cuerpo a la jeringa. Pese a que podría regodearse con las consecuencias de la acción de quienes fueron cómplices explícitos o tácitos de su condena, atiende con la paciencia de un patriarca y expresa –como siempre- su opinión sin tapujos.

Como siempre, también, su mirada sobre la actualidad política se diferencia drásticamente de la de Cristina. A su juicio, la próxima será "una elección de cuartos y no de tercios” -como afirmó la vicepresidenta- y llamó la atención sobre otra de sus sentencias efectistas y escasamente fundadas. Para De Vido, "el poder no es una cuestión de generación" sino que "se conquista, se trabaja y se construye todos los días”. Con "el trasvasamiento generacional no resuelve nada”, enfatiza. 

“Creo que va a ser una elección de cuartos, no de tercios porque, si tomas los casi 4 millones de personas que no fueron a votar en el 2021, yo no veo que haya hoy un entusiasmo enorme ni candidatos que puedan mover ese nivel de abstención. Ahí sí fueron tercios: la abstención, Juntos por el cambio y el Frente de Todos”, explica.

Para De Vido, “lo central es generar un proceso abierto, democrático, transparente en la elección de los candidatos de los partidos que se dicen populares, porque si no, la derrota va a ser enorme”. La experiencia demuestra que cada vez que Cristina intentó usar su dedo, la consecuencia fue la derrota o una gestión como la presente. E insiste: “Creo que tiene que haber unas PASO con fuerte participación popular  en la elección de los candidatos que nos van a llevar a, por lo menos, la posibilidad del balotaje”.

También el ex ministro señala una grave falencia de las precandidaturas que asoman en el Frente de Todos. A excepción de Agustín Rossi que es de Rosario, hay “un gran conglomerado demográfico y una ausencia de participación de dirigentes del interior”. 

La renovación etaria que impulsó Cristina den sus últimas alocuciones también le merece objeción. “Por otro lado, se habla de un trasvasamiento generacional, vos fíjate que tanto (Sergio) Massa, como Axel (Kicillof) tienen más de 50 años. Cuando Kirchner ganó por ese 21 por ciento teníamos 54 años y nadie dijo en ese momento que había un trasvasamiento generacional. El poder no es una cuestión de generación, el poder se ejerce, se conquista, se trabaja, y se construye todos los días”, subrayó.

Respecto del argumento de Cristina que utilizó Wado de Pedro en su video de lanzamiento de campaña, donde retoma la frase de discurso de asunción de Néstor Kirchner en 2003: "Formo parte de una generación diezmada, castigada con dolorosas ausencias", que se tradujo en la aseveración de Cristina: "¿Qué espero? Bueno, que los hijos de esa generación diezmada sean los que tomen la posta". 

De Vido precisó que: “A mí me parece que querer, de alguna manera, disfrazar de trasvasamiento generacional este proceso electoral, es absurdo. El trasvasamiento generacional no resuelve ningún problema. Acá lo que se trata es construir poder político para consolidar poder popular y de esa manera retornar a los derechos de las grandes mayorías nacionales”.

Y tomó distancia de la agenda 2030 que adoptó el gobierno actual y la vicepresidenta, señalando que “trabajar por los derechos para las minorías que son valiosos, que son democráticos,  pero se tienen que ir caminando y llevando a partir de un proceso político donde la matriz central sea la recuperación de los derechos de los trabajadores, que deje de haber trabajadores negros o trabajadores de supuestas economías populares que de populares no tienen nada porque están manejadas por 4 o 5 vivos”.

De Vido cierra el círculo de su propuesta política –al menos, provisoriamente- postulando que: “Lo central es avanzar en la consolidación de una Argentina justicialista; yo soy justicialista y quisiera que se avanzara en ese sentido, y que se hablará claramente de que queremos un país con trabajadores sindicalmente organizados, que son la columna vertebral del movimiento político al que pertenecemos. Y no el joven, el viejo, lindo, feo, rubio, negro, ese esquema me parece que ya fracasó varias veces en la Argentina”.

Con un pensamiento coherente, doctrinario y actualizado, Julio de Vido canta la justa. No puede sorprender que las miradas desconcertadas dentro del campo popular lo busquen. No sólo es un acto de justicia. También es pragmatismo duro y crudo. (www.REALPOLITIK.com.ar) 


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