Balas de fogueo

El sábado llega con más calma: ni “Hacemos Juntos” ni “Identidad Renovadora” tienen demasiadas posibilidades de concretarse. Aunque para la coherencia de la política y la salud del próximo gobierno serían tal vez lo más aconsejable, ya que posiblemente evitarían los disturbios constantes de la gestión del Frente de Todos trasladadas a la próxima –sea cual fuese el vencedor-, nadie quiere pagar el costo de dar un paso al costado a esta altura, ni tampoco la sangría de votos que supondría dejar afuera a los amplios sectores de votantes, agrupaciones y referentes políticos que eso supondría.

Del lado de Juntos por el Cambio, Horacio Rodríguez Larreta venía perdiendo terreno con el veto a la incorporación de Juan Schiaretti. Pero la aceptación de José Luis Espert –objetada por el macrismo y el bulrrichismo inicialmente- demostró que el anuncio de la posibilidad de la creación de una nueva coalición, Hacemos Juntos, impactó sobre los halcones de la alianza. Si el alcalde porteño, Gerardo Morales y “Lilita” Carrió terminaban yéndose, y a ellos se sumaba Schiaretti, las posibilidades electorales de ambos sectores se caían a pique. De este modo, las palomas terminaron recomponiendo su imagen y sus adversarios internos demostraron que si bien pueden ser cínicos, tampoco comen vidrio.

Sus competidores del Frente de Todos atravesaron una experiencia similar. Las voces autorizadas del Frente Renovador insistieron en el “hartazgo” de Sergio Massa y su crítica a quienes “juegan a los soldaditos” mientras que el ministro de Economía deja la piel para tratar de mantener la economía a flote. También quedó en claro que la declaración de los gobernadores en el CFI del miércoles había sido previamente negociada con Cristina Fernández de Kirchner y con Massa al confluir en la exigencia de un candidato único de consenso, sin PASO competitivas. A su finalización, el ministro de Economía visitó a Cristina en el Senado y luego marchó raudo a la Casa Rosada para tratar de conseguir que Alberto Fernández desistiera de mantener su posición en favor de la competencia interna. Pero no pudo conseguirlo, ya que el presidente no tiene nada para perder, a punto tal que una eventual derrota electoral no lo perjudica en absoluto, ya que sus principales críticos están dentro de la propia coalición de gobierno. Por primera vez durante su mandato, Alberto se mantiene firme en una decisión. Perdió su autoridad hace rato, sólo le queda una modesta capacidad de daño.

Así las cosas, el único que está exento de sobresaltos es Javier Milei, cuyo liderazgo y capacidad de acción no encuentran ningún condicionamiento interno, y hasta se dio el gusto de cerrarle la puerta a una recomposición de su fuerza con la eventual incorporación de Patricia Bullrich y de Mauricio Macri, a sabiendas de que estos podrían usarla para operar en la interna contra Larreta.

Así las cosas, es poco probable que se registren novedades antes de la presentación de alianzas del próximo miércoles 14. Pero, tal como queda planteado el escenario, a partir del jueves 15 y hasta el 24, cuando deban oficializarse las listas, la virulencia política y los rumores de todo tipo serán la característica de un proceso que viene muy mal barajado. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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