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7 de agosto de 2023 | Nacionales

Realidad utópica

Juan Grabois y el “pobrismo” oligárquico

El precandidato a presidente por UxP, Juan Grabois, no deja de sorprender. En su cuenta de Twitter ahora publicó: “Que cada pibe tenga su bici, que cada familia de barrio una pelopincho y que sean de industria nacional es una muestra de qué decimos cuando decimos".

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¿La felicidad de un pibe pobre consiste en tener una bici y una pelopincho? ¿Esa debe ser toda su expectativa en la vida? 

Por más que pretenda disfrazarse de publicista de una pretendida izquierda, Juan Grabois es el exponente más claro de un modelo de sociedad preperonista, en el que la caridad sustituía a los derechos adquiridos y la movilidad social ascendente estaba clausurada.

Todas sus acciones se orientan a profundizar las diferencias entre los incluidos y los excluidos del sistema. Sino, ¿qué decir de su coincidencia con Patricia Bullrich sobre la necesidad de eliminar los convenios colectivos de trabajo? La utopía del dirigente social es el retorno a un estado de naturaleza compuesto por desocupados que sobrevivan en medio de la precariedad y el asistencialismo, practicando una pretendida “economía social” que ni siquiera llega a ser de autosubsistencia.

Aunque argumente vivir de un modo ascético, su cuna y las instituciones en las que se formó delínean su perspectiva de superioridad moral sobre los “salvajes”. Desde esta mirada excluyente, conviven dos sociedades: la de los incluidos, provistos de educación, esparcimiento, condiciones de vida holgadas, y otra caracterizada por la exclusión, la marginalidad y la ausencia de futuro.

El punto de encuentro de ambas es la caridad cristiana, que permite remarcar las diferencias al tiempo que tranquiliza las conciencias de los más favorecidos a través de sus donaciones.

El hecho de que, en pleno siglo de las comunicaciones, la informática y la inteligencia artificial, el dirigente piquetero defina que la felicidad para los niños pobres consiste en una bicicleta y una pelopincho lo pinta de cuerpo entero. ¿Alguien en control de su raciocinio sería capaz de imaginar a dónde conduciría esta propuesta? Una vez alcanzado el objetivo de la bici y la pile, ¿en qué ocuparían el resto de sus vidas? 

No es casual que Grabois reconozca como sus amigos al prófugo Fabián “Pepín” Rodríguez Simón o a la ex ministra de Mauricio Macri, Carolina Stanley. El modelo de concentración de la riqueza y exclusión social es compartido. Que en el caso del piquetero se pretenda romantizar la pobreza y en el del liberalismo salvaje, asociarla a la delincuencia, es cambiar la forma manteniendo el fondo.

Grabois abomina el modelo de inclusión social a través del trabajo que diseñó el peronismo clásico. También de la conquista de derechos laborales o la dignificación del trabajador. Para el piquetero, el trabajador debe ofrecer la otra mejilla y vivir en condiciones miserables, de extrema precariedad, ya que eso le abrirá las puertas del paraíso en la vida espiritual, que es la que realmente importa.

Su modelo social es medieval, excepto a la hora de negociar asistencia social con las autoridades de turno. En cierta forma, se asemeja a Javier Milei: ambos proponen utopías impracticables. Sólo se diferencian sus fuentes de financiamiento en el universo de los humanos. (www.REALPOLITIK.com.ar) 


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