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30 de agosto de 2023 | Nacionales

A poco de las elecciones

Una campaña que no termina de ordenarse frente a una sociedad sin brújula

Las elecciones de este año son las más complejas e imprevisibles desde que se reinstaló la democracia en el año 1983.

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Tal vez tendríamos que remontarnos a las de 2003, cuando a la salida de una gravísima crisis política, económica y social la fragmenación del electorado y la atomización de las opciones políticas permitieron que Néstor Kirchner accediera a la presidencia con poco más del 21 por ciento de los votos. Si bien la crisis actual tiene características propias, los rasgos de fragmentación y atomización son fácilmente perceptibles.

Durante las últimas horas se conocieron los cómputos finales de las PASO del mes de agosto y la diferencia entre los tres tercios más significativos se estrechó aún más. Javier Milei, finalmente, obtuvo el 29,8 por ciento; JxC 27,9 por ciento y UxP 27,3 por ciento de los sufragios.

Las diferencias en las preferencias se ubican en una estrecha franja del 2,5 por ciento de los votos, por lo que nada autoriza a convalidar el clima triunfalista en favor de Javier Milei que consiguieron instalar los medios más concentrados y su equipo de campaña. Sin embargo, y pese a ese exiguo margen, consiguió promoverse una sensación de debilidad aún del gobierno, que perjudicó a Sergio Massa, quien, con esfuerzo y creatividad, consigue de todos modos resistir desde su condición de ministro de Economía y candidato presidencial.

Sin embargo, y a pesar de su persistencia, sólo recibe cuestionamientos y una casi nula solidaridad de los componentes de UxP en su derrotero. Ni qué decir de las andanadas que provienen de las oposiciones o del FMI. El organismo de crédito internacional no sólo forzó la devaluación del 22 por ciento y, con ello, la disparada de la inflación y de la cotización de los dólares alternativos, sino que ahora intenta forzar un cierre de las importaciones para acumular dólares.

Sin importaciones la economía argentina no puede funcionar. Aunque no lo afirme explícitamente, está promoviendo la hiperinflación, la catástrofe social y el cambio de signo político del próximo gobierno. 

Sin ideas ni propuestas claras y coherentes, la oposición insiste en criticar la gestión del ministro-candidato que debe multiplicar su creatividad y sus esfuerzos para mantener a flote un gobierno en el que el presidente Alberto Fernández y la vice Cristina Fernández de Kirchner han huido de manera deshonrosa. En lugar de reconocer sus esfuerzos, gobernadores e intendentes de UxP se le plantan de manos oponiéndose a aplicar las medidas de alivio con las que intentó recortar las consecuencias dañinas sobre la sociedad de la devaluación exigida por el FMI.

Lo mismo hacen los empresarios, quienes inmediatamente remarcaron sus productos y servicios pero se resisten a incrementar mínimamente los salarios y retribuciones de sus empleados. La consecuencia fue un nuevo salto de los dólares alternativos, con un blue que subió 30 pesos en los últimos días para ubicarse en los 750 pesos y un contado con liqui que superó los 800 pesos.

Mientras tanto, la oposición juega sus cartas. Javier Milei experimenta el teorema de Baglini y, al sentirse más cerca de la consagración, insiste en relativizar o extender en el tiempo la mayoría de las medidas que fueron su eje de campaña en las PASO, como la dolarización o su confrontación con la “casta”, que –mal que le pese- debería proveerle de los cuadros y la burocracia en caso de una victoria.

Patricia Bullrich, a la luz de su espantoso desempeño al tratar de exponer un plan económico –queda claro que la economía excede largamente sus facultades intelectuales- ,se entregó de pies y manos a Carlos Melconian y la fundación Mediterránea. El histriónico economista nacido en Valentín Alsina seguramente la irá desplazando en lo sucesivo y será el centro de la campaña, en confrontación directa con Javier Milei.

Pese a todo, Milei no consigue subir en las encuestas, Sergio Massa se le ha acercado y Bullrich no despega, y las dos sensaciones predominantes en el electorado siguen siendo la decepción y la angustia. A menos de dos meses de las elecciones generales, la sociedad argentina marcha sin brújula y se encierra en tratar de resolver sus problemas, desentendiéndose de una política que, hace rato, se ha divorciado de ella. (www.REALPOLITIK.com.ar) 


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