Milei versus Milei

Lo primero que deberíamos preguntarnos es qué proporción de los 24 puntos de Patricia Bullrich se irían hacia Javier Milei. Para esto debe recordarse que se trata de una coalición plural, que entró en cortocircuito hace rato. Para la mayoría de los radicales, Milei resulta su límite: no sólo se cansó de denigrarlos, sino que afirmó que practicaba boxeo con un puching ball con la cabeza de Raúl Alfonsín. Los gobernadores de la UCR, tanto los que reeligieron como los que asumirán el 10 de diciembre, deberán pagar sueldos y aguinaldos inmediatamente. Saben que el libertario está lejos de garantizárselo, si aplica sus propuestas de eliminación de la coparticipación y de los ATN. Nadie, en su sano juicio, querrá comerse un conflicto de esta clase a días de su asunción. Y ni qué decir de las afirmaciones de Milei sobre la CONADEP, el juicio a las juntas y el Nunca Más.

Tampoco es posible imaginar que “Lilita” Carrió decida apoyarlo, después de las acusaciones cruzadas entre ambos de algunas semanas atrás. Por su parte, Miguel Pichetto, Emilio Monzó y otros tantos “peronistas republicanos” ni siquiera estuvieron en el escenario de derrota de Bullrich. Corrida Cristina Kirchner de la escena principal, nada impide la reunificación del peronismo.

Por el lado del FIT, distintos dirigentes aseguraron que, esta vez -a diferencia de 2015- “no son lo mismo” Massa que Milei. Y, en el caso de Juan Schiaretti y Florencio Randazzo, no hay cuestiones de fondo que impidan su alianza con uno u otro espacio, siempre y cuando crean asegurarse de que sea el vencedor.

Quedan, por último, Mauricio Macri y el Pro. ¿Qué posición tomarán Horacio Rodríguez Larreta, Diego Santilli o Cristian Ritondo, por ejemplo? ¿Y los intendentes que deben pagar sueldos y recibir dinero público? ¿No le convendría a Jorge Macri que Leandro Santoro se bajara del balotaje a cambio de respaldar al candidato presidencial de UxP? ¿Y a Mauricio le vendría mejor un Milei ganador que le otorgara parte de las carteras y cargos nacionales, u otro perdedor que le permitiera volver a disputar el liderazgo opositor y, eventualmente, volver a presentarse a las presidenciales de 2027? Por último, ¿la “montonera asesina” aceptará sus disculpas? Y, aunque lo haga, ¿lo aceptarán los votantes de Bullrich?

Salvo a Milei, a pocos le conviene que siga en carrera. Ni los bancos, ni los sindicatos, ni la mayoría de las empresas se sienten seguras con su acceso a la primera magistratura.

Por lo pronto, el libertario modificó su presentación en X. Ya no figura como candidato a presidente, sino como economista. Todo un dato. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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