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31 de octubre de 2023 | Deportes

Buscando la séptima

Copa Libertadores: Riquelme juega su partido a un mes de las elecciones en Boca

El vice xeneixe apuesta al éxito continental para darse un último aliento antes de su propia final: en diciembre se medirá en las urnas del club ante un macrismo que busca recuperar espacio perdido

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por:
Juan Provéndola

Boca se apresta para una nueva final en la Libertadores y buscará otra vez el título que le permita igualar a Independiente, hasta el momento Rey de Copas, con siete. Después de alcanzar la Sexta en 2007, el Xeneixe lo intentó en 2012 contra el Corinthians y en 2018 ante a River, ambas sin éxito. 

Los cabalísticos se entregan a ver el número 7 en todos lados, acaso como reserva emocional frente al dispar andar de Boca en los distintos frentes que milita. El plano local conforma con las semifinales en Copa Argentina, a la espera de Estudiantes en Córdoba, de momento fechado para el viernes 17 de noviembre. Es, de momento, la otra opción que tiene para clasificar a la Libertadores próxima si no gana esta, ya que en la Copa de la Liga deambula sin rumbo: ganó solo tres de los once partidos y está lejos la competencia central.  

Las cifras empeoran si se contempla también la Libertadores: Boca ganó apenas dos de los últimos 16 partidos. Con el extraño récord histórico en la Copa: es el primer equipo que llega a la final sin haber ganado en tiempo reglamentario ninguno de los partidos en la zona de eliminación directa (fueron seis empates desde Octavos hasta Semifinal). Todo parece un montón. 

Sin embargo, a favor, el xeneixe se jacta de dos cosas. La primera, indiscutible: atrás quedaron Flamengo, el último campeón, un sobrereforzado Inter de Porto Alegre y también el Palmeiras. Mucho atrás, River. Pero Boca va. Y la otra, claro: las manos de Chiquito Romero.     

Más allá de toda esa épica, Boca alcanza una final a pesar de sí mismo: con lo justo y al límite. Aunque, como había anticipado Juan Román Riquelme en una entrevista previa a esa semana que incluyó los dos partidos contra el Palmeiras y uno ante River en la Bombonera: "Todos los equipos argentinos nos envidian".

Lejos de toda malicia, Román se entregó a lo literal: Boca es, además de todo, el último sobreviviente no brasilero de una Copa que ya se comió al Flamengo de Rio, al Inter de Porto Alegre y al Palmeiras de San Pablo. Le queda un mano a mano final contra el Fluminense en el Maracaná, el sábado 4 de noviembre. Riquelme lo lee de esa manera. Que es, también, como debe leerse: la supervivencia de Boca en un torneo hipertrofiado por la plata dulce del futebol brasileiro.

Con todo, Juan Román Riquelme juega también su partido en la víspera política de las elecciones de Boca, planeadas de momento para el primer fin de semana de diciembre. El macrismo quiere recuperar el terreno perdido en 2019, cuando Román tejió una alianza con Jorge Amor Ameal y Mario Pergolini y logró lo que nadie: barrerlo el poder tras casi veinticinco años.

Más allá de la "fina" sobre la pretendida institucionalidad de un club de las magnitudes populares y culturales de Boca, toda discusión política concluye en los resultados del fulbito. Y, en ese partido, Román cuida otra bocha bajo su suela: la experiencia Boca Predio. Los jugadores que fue instalando esa experiencia formativa. En los dos partidos por las Semis que lo llevaron la final, el xeneixe salió a la cancha con un mediocampo de pura cosecha propia: Valentín BarcoCristian Medina y los FernándezEqui y Pol

Riquelme juega con todo eso y cabalga arriba de resultados que depositan a Boca en el más importante de los partidos posibles para cualquier equipo fuera de Europa: la final de la Copa Libertadores. Aún con la posibilidad de salvar el año obteniendo la Copa Argentina (de momento, el pasaporte más cercano a la Libertadores 2024), Román sabe que una Libertadores ganada en el Maracaná a apenas un mes de las elecciones vale tanto o más que cualquier otra de las cosas que él degustó en su carrera dentro del fútbol: la posibilidad de volver a vencer al macrismo en las urnas del club y despojarlo aún más de una de sus más preciadas cajas. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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