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Previendo una derrota de Sergio Massa y la consecuente pérdida de las más importantes cajas del estado nacional, el ala dura del kirchnerismo comenzó a negociar su desembarco en el gabinete de Axel Kicillof.
En la jornada electoral del 22 de octubre, Axel Kicillof fue reelecto como gobernador de provincia de Buenos Aires con un 44,88 por ciento de los votos. Luego de conocer su triunfo, el mandatario provincial de Unión por la Patria (UxP) participó de un acto en el que felicitó a los intendentes bonaerenses que fueron reelectos y/o elegidos por primera vez, recuperando catorce distritos.
Pero la jornada de celebración no duró mucho. Ahora queda decidir quiénes serán los dirigentes que conformarán el próximo gabinete de Kicillof. Pero el reclamo puntual, como era de esperarse, no solo gira en torno a los vacíos que generó la reciente desvinculación del jefe de Gabinete, Martín Insaurralde, tras una operación de inteligencia en la que no pocos vieron la mano oculta de Máximo Kirchner.
La Cámpora puso sus ojos sobre la asesoría General del Gobierno, ya que -como es de público conocimiento- cuenta con uno de los sueldos más altos de la provincia de Buenos Aires, no pagan ganancias y tienen un puñado de cargos más que interesantes.
Entre las áreas a repartir se encuentra la del asesor General del Gobierno, Santiago Pérez Teruel, quien a pesar de su estrecha vinculación con el gobernador llevó adelante una gestión que dista de ser descollante; la del asesor Adjunto, actualmente ocupado por Ignacio Martín Grinberg, hijo del ex titular de Tribunal de Cuentas; y otras siete secretarías letradas.
Debido a que los salarios para estas funciones superan los 2 millones de pesos, La Cámpora apunta a tomar el control de esta caja y hay quienes se animan a deslizar la posibilidad de que el elegido sea el casi candidato a presidente Eduardo “Wado” De Pedro o alguien de máxima confianza del hijo de Cristina Kirchner, como el abogado Inti Pérez Aznar. De este modo, se proponen tomar el control de los trámites de todos los ministerios, administrando y complicando a aquellos que no respondan políticamente.
Por último, también trascendió que el inminente avance de la organización K en provincia de Buenos Aires, que tensa aún más las relaciones entre Máximo y Kicillof, encontraría parte de su correlato en un cambio de estructura que amplíe la cantidad de cargos con el fin de contener a los funcionarios que pierdan su sustento nacional a partir del 10 de diciembre. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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