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La UNLP solía ser una de las universidades más prestigiosas de la República Argentina por su reputación internacional y nivel académico de primer nivel, brindando oportunidades de empleo a quienes acreditaban conocimiento y merito, pero sobre todo por la transparencia en la selección del personal.
La Universidad Nacional de La Plata preparaba a sus estudiantes y los formaba para el pensamiento crítico y libertad de elección. Hoy es una vergüenza, se ha transformado en un comité político, muy lejos de ser lo que solía ser en sus años de gloria.
Docentes, directivos, decanos y hasta el mismo presidente de la unidad académica avalan los dichos burdos del presidente figurativo de la Nación: “El mérito no sirve”. El estatuto de la universidad no se respeta, peor aún, creo que ni siquiera lo conocen.
Con autoritarismo imponen a quién uno tiene que votar, utilizando la herramienta del miedo, lejos de promover la libertad de expresión y elección y condicionando a la gente al mejor estilo comunista. La política partidaria y prebendaría pasó a ser el eje central de la institución.
Ni hablar, además, de los concursos. Presentarse a un concurso en busca de trabajo es una estafa a la sociedad, ya que están todos arreglados, entran los hijos, sobrinos, novias de decanos, presidente, docentes del palo, conocidos del gremio y otras yerbas. Aún sin tener en cuenta título, antecedentes ni mérito.
Esta actitud abusiva y engañosa, haciéndole perder tiempo a los postulantes, desalienta no solo a quienes se presentan con la ilusión de entrar a trabajar sino a toda la sociedad en su conjunto, porque incentiva el descrédito a la institución, que se transforma en cómplice de gobiernos corruptos.
(*) Silvia Cilia. DNI 12942302.
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