CABA
El nuevo de la A
La década ganada de Riestra, el equipo que en 2014 estaba en la D
El surrealismo del fútbol argentino suma un nuevo episodio con el club de Villa Soldati que viste ropa Adidas, es sponsoreado por una bebida energética y llega a la Primera en una trepidante escalada desde la última de las categorías.
Hace no mucho, en 2012, cuando ya todo parecía descubierto, el fútbol criollo encontró en Buenos Aires (la ciudad con más clubes del planeta) un nuevo lugar para moverse: Villa Soldati. Sacachispas celebró un convenio con el Mercado Central mientras, a pocas cuadras, el abogado Víctor Stinfale se volcaba con la marca Speed en Deportivo Riestra.
Lo de Sacachispas acabó pronto y mal, pero lo de Riestra progresó de manera inimaginada: en media década enhebró ascensos casi sucesivos desde la D, su categoría histórica, hasta la B Nacional. La campaña, de por sí histórica e inédita, se completa cinco años después con la reciente llegada a la A después de una campaña muy observada y una final por ser segundo ascenso ante Deportivo Maipú de Mendoza en la cancha de Instituto de Córdoba.
Fundado en 1929 en Pompeya y establecido con su propio estadio en Villa Soldati desde 1993, Riestra va a cumplir sus 95 años en Primera. Aunque su historia parece haber adquirido otro trazo en esta última década, cuando Stinfale puso el pie. "Un día vino y me dijo que quería un lugar para divertirse. Mientras él y nosotros estemos cómodos, vamos a ir para adelante", le había explicado el entonces presidente José Tirri al portal El Equipo, de Deportea. El arreglo, aseguraba, "es de palabra". No se firmó un solo papel.
El derrotero de Stinfale en el mundo del derecho es de novela noir. Fue famoso por defender al asaltante de blindados Luis Valor y a Monzer Al Kazzar, acusado de tráfico de armas. También quedó entreverado en la causa por el atentado a la AMIA y se lo vinculó a un entramado de boliches y fiestas electrónicas, entre ellas la Time Warp, por cuyas cinco muertes estuvo detenido un tiempo. Atribuciones repetidas como ciertas en distintos ámbitos (incluso en los cercanos a él) pero que hasta ahora nadie pudo demostrar en su propia arena: la judicial.
Como sea, la "gestión Stinfale" en Riestra comenzó con todo: desde una pretemporada en Santa Teresita con entrenamientos a las 3 de la madrugada hasta la contratación de un dentista para que ordenara la salud y apariencia bucal del plantel.
En ese 2013 fundacional se produjeron dos estrenos relevantes: la indumentaria Adidas (que en Argentina solo viste a la Selección, River... y Riestra) y la primera invasión de campo que interrumpió un partido clave. Esa vez, ante Ituzaingó, no funcionó, aunque algo similar se ensayó con éxito un año después, ante Barracas, partido que lo depositó en C.
La marca de las tres tiras, según cuentan, no tiene contrato con el club: fue Riestra quién compró juegos de ropa genérica de color negro con vivos blancos. Por eso, en los festejos tras la final ante Maipú, se vieron casacas con el escudo bordado de manera indistinta en el pecho izquierdo o en el derecho, según la zona inversa a la que estaba el logo de la marca en ese modelo.
Dicen que ni bien desembarcó en el club, Stinfale preguntó cuánto tiempo se necesitaba para llegar a la A. Algunos lo miraron azorados, aunque quienes lo conocen saben que detrás había un plan aún más ambicioso: posicionar a Speed, una bebida energizante que sólo en Argentina logró ganarle el mercado al hasta entonces imbatible Red Bull. Son los mismos que dicen que en su oficina supo tener un póster de Tony Montana con el logo de Speed y una alfombra del competidor para limpiarse los zapatos como requisito al ingresar.
Speed ocupa la casaca de Riestra y también la publicidad del estadio, el modesto Guillermo Laza. Cancha y cartelería ganaron muchos minutos de aire toda vez que Diego Maradona, entonces clientes de Stinfale, se arrimó para dar dirigir un entrenamiento, dar una charla técnica o ver un partido desde un improvisado palco. El "efecto derrame" aplicado al marketing.
Cuando ese surrealismo (para algunos mágico, para otros trágico) parecía insuperable, Riestra agregó otro capítulo en su ascenso al Nacional B, contra Comunicaciones, a mediados de 2017. Donde se repitió el ritual de la invasión de campo sobre el final, aunque esta vez lo remediaron jugando los cinco minutos restantes en cancha de Defensores y sin público: un tiempo de tres, otro de dos... y Riestra rubricó su promoción a la antesala de la A.
La escalada, sin embargo, tuvo un escollo: Riestra descendió a la B Metro en su primera temporada en el Nacional. Sin embargo, volvió a ascender en 2018. Y aunque muchos se desayunan con la novedad de que acaba de ascender a Primera un club de Soldati, el equipo que sigue usando la misma cancha que en la D (ahora desaparecida y fagocitada por la nueva C) ya venía disputando intentos previos de ascenso en los reducidos de todas sus temporadas siguientes.
La última lo erige como ganador del mata-mata por el segundo ascenso en una saga intensa. Con desventaja deportiva en todos los cruces, venció de visitante a Atlético Tucumán, a Quilmes y a Almirante Brown para llegar a la final, donde sorprendió al Deportivo Maipú en Córdoba.
Ahora le llega el turno de llegar a esta Primera atrofiada, con casi una treintena de equipos y torneos extraños. Y todos los murmullos alrededor de un proceso único en la historia del fútbol argentina, un equipo de la D que en una década supera cuatro categorías para llegar a la A. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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