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26 de diciembre de 2023 | Opinión

¿Analogía de lo que vendrá?

A días del Caracazo

Sin lugar a dudas, el triste presente cumple con la predeterminación lógica que le permite a cada presidente republicano decir que su gobierno recibe "la peor herencia de la historia", aunque debería agregarse: hasta que yo entregue el poder al próximo.

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por:
Santiago Cúneo

La República es un tobogán y al final del deslizamiento hay vidrio. Nunca estuvimos tan cerca de que se cumplan las profecías de Parravicini y Don Orione. Pero fuera de la fe o las creencias, las circunstancias objetivas marcan el rumbo del Caracazo Argentino.

El orden centralista unitario expoliador y de transferencia de la renta ha llegado a su fin. El recorrido no tiene más lugar a bicicletas; hoy no hay más cadena. Y cualquiera sabe que una bicicleta sin cadena se llama quiebra. Han quebrado a la patria. Y no ha sido el populismo, sino el liberalismo. Sin dejar de lado que, juntos y potenciados, la víbora de dos cabezas ha envenenado el alma del pueblo y los ha llevado una y otra vez a la trampa electoral de hacerlos partícipes necesarios del fraude y socios pasivos del repodaramiento una y otra vez de los mismos; de las mismas palabras y las mismas frases y publicistas. Populistas de un lado, liberales del otro. Son una necesidad de existencia del saqueo. La expoliación y la traición a la Patria nos trajeron hasta este horrible presente.

Sin embargo, hoy, cuando ya no queda crédito que aceite y lubrique la acción forzosa y violatoria, el régimen decide comportarse como Carlos Andrés Pérez en 1989 en Venezuela: ajuste criminal y represión. Caracas se bañó de sangre durante días hasta dejar el trágico saldo de 3000 muertos. A fuego y plomo fundaron las bases de la llegada de Hugo Chávez, el Cuartel de la Montaña y el 4F. Porque jamás en la historia de la humanidad un imperio reprimió sin ser resistido y vencido por los pueblos más temprano que tarde.

En estas navidades de un presidente ateo que reza sin alma religión ajena, los argentinos entienden que no hay salida. Que los discursos eran carnada para giles. Y que Kicillof o Milei son lo mismo: ajuste. Hoy el gobierno saquea los ahorros de la clase media robándole los dólares que le pedía que guardara para defenderse de la inflación massista, para hoy liquidárselos con la hiperestanflación libertaria. Porque no consiguen un solo dólar y la decisión fue fundir a la clase media, confiscar sus ahorros y liquidar su patrimonio con un plan tan simple como el de Martínez de Hoz: devaluación, tarifazo, impuestazo y tipo de cambio planchado. Para que los dólares los termine comprando el Banco Central que decían que iban a cerrar y hoy se queda con tus ahorros a precio vil, esperando para hacerlo saltar cuando no quede nada debajo del colchón ni en las cajas de seguridad.

Los gobernadores no reaccionaron con dignidad; esa la vendieron por sus privilegios personales de clase. La casta manda, el pueblo sufre. La tensión crece. El enfrentamiento se hace inevitable. La sangre cava trincheras y desencuentros, y el objetivo de los enemigos parece cierto: partir y dividir la Argentina. Pero claro está que no es la primera vez que lo han intentado y siempre hemos ganado los patriotas. Pero pagando una y otra vez el costo de la postergación, el atraso y la pobreza.

No podemos enamorarnos de las batallas, no podemos vivir en guerra. Pero menos aún podemos rendirnos. Rendirse es cobardía y claudicar es traición. Deberían saber los que nos desafían desde la casa de gobierno que ni Farrell ni Lanusse ni Onganía ni Videla ni Galtieri ni Bignone ni Macri alcanzaron ni alcanzarán. Son tiempos de tratar de evitar que las calles se transformen en territorio de violencia. Y eso es imposible si la violencia proviene del gobierno del estado. Decretazos de dictadores bananeros, autoritarismo pornográfico y megalomanía mesiánica no alientan a la paz social.

En las últimas horas, hasta el Dr. Sabsay, lejos del campo nacional y popular, indicó públicamente y a su estilo que un decretazo delirante es espejo de dictadura. El reloj de la historia está dado vuelta y pasará lo que tenga que pasar si nadie lo detiene. Puede existir un grupo de locos como ya los hubo en otros tiempos de conservadores rancios al servicio de la piratería saqueadora.

Pero los bisnietos de la revolución del parque, los nietos del 17 de Octubre, los hijos del cordobazo y los héroes de Malvinas son la línea de no ceder. No pasarán. Evitar el Caracazo es aceptar el fin de la república, devolver a las provincias el orden confederal, devolverles sus autonomías plenas, la administración de sus recursos naturales, economías regionales, derechos de aduana, al igual que las autonomías municipales.

Que el presidente se elija por Colegio Electoral con igualdad numérica por cada provincia. Que se incluya en la reforma de la constitución el derecho a revocatoria de mandato por parte del propio colegio electoral durante la totalidad del mandato presidencial. La eliminación del Senado y el Vicepresidente, ya que en un sistema confederal las provincias mandan y no necesitan remoras monárquicas de delegados ante el PEN (Poder Ejecutivo Nacional), que aún mantiene cual rey medieval el derecho a veto de leyes e indultos. El sistema ha colapsado y los gobernadores unitarios con él.

Hoy, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, que debería ser el primer combatiente contra el ajuste salvaje, es un salvaje ajustador. Ataca a la destruida clase media y sigue los pasos criminales de ajuste, impuestazo y tarifazo cual liberal libertario. No saben lo que es el federalismo y jamás lo fueron. Entregan a sus pueblos al hambre y al saqueo. La provincia de Buenos Aires debería retener sus fondos hoy coparticipables e iniciar la revolución confederal, pero con un unitario no se hace patria, no federalismo. A la víbora bicefala se la debe decapitar porque responden a un mismo cuerpo, a las mismas terminales y los mismos mandantes.

Debemos entender el federalismo de los EE.UU., el de la federación brasileña o la Federación Rusa. Los grandes países en extensión territorial son federaciones y es el único camino de éxito posible. En el caso de los EE.UU., es tal la independencia que cada estado decide sobre la vida y la muerte, aplicando la pena de muerte o no según sus autonomías. Milei debe ser el último fiasco republicano de un tiempo de saqueo y entrega para ir a un orden confederal y de patria. Para poder dar sentido a las estrofas que rezan: "Se levanta sobre la faz de la tierra una nueva y gloriosa Nación... ¡Oh juremos con gloria morir!"


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