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Política en chancletas
La luna de miel de una UCR en estado de ebullición
A nivel nacional, la UCR alimenta todas las expectativas y estudia las condiciones para recuperar y reforzar su identidad ante un nuevo panorama que se abre con un gobierno nacional que no es peronista, como es el caso del modelo libertario que propone el presidente Javier Milei.
Vale una síntesis reciente, sobre todo todo a partir de lo ocurrido en la segunda vuelta, para ver cómo la UCR, con su entonces presidente, Gerardo Morales daba por decretada la ruptura de la alianza Juntos por el Cambio. En esa instancia, ocurrida hace unos meses, se dieron todas las circunstancias para que la UCR adquiriera un protagonismo individual, algo que, en buen romance, significa “barajar y dar de nuevo”. Con la asunción en la presidencia del comité nacional por parte de Martín Lousteau también parece que se va en la perspectiva del retorno a ese protagonismo y a esa expectativa por recuperar identidad opositora.
No obstante, desistió de la tentación de entregarse a una situación equidistante y fría con respecto a un oficialismo naciente. Es por eso que Lousteau optó por abrazar la famosa “teoría de la luna de miel de los cien días”, es decir, ejercer una “oposición responsable”. Una modalidad que se resume en hacer mínimas observaciones o aquella famosa frase “vamos a apoyar, pero...” que iba seguido de un rosario de argumentos críticos que no hacían mella, porque la mano se levanta para aprobar los proyectos que vengan de la Casa Rosada.
El hecho de no poner palos en la rueda durante los primeros cien días de gestión presidencial no significará la extensión de un cheque en blanco y esto un poco se tradujo en los primeros comunicados del comité nacional, sobre todo los referidos al DNU y a la ley Omnibus.
CON CINTURA POLÍTICA
En tanto, a la hora de analizar contenidos, Lousteau debe moverse con gran cintura política porque está por sobre un abanico muy amplio de posturas que van desde quienes quieren aprobar a carpeta cerrada la totalidad de los proyectos oficiales, hasta quienes quieren rechazarlos de plano.
Sobre los contenidos, sí se expresaron a favor algunos diputados del bloque radical de gran exposición mediática e institucional, como es el caso del legislador por Ciudad Autónoma, Martín Tetaz, y el propio presidente del bloque, Rodrigo De Loredo. Como nota al pie, vale detallar, que estos dos legisladores son compañeros de ruta del propio Lousteau en la corriente interna Evolución.
Es oportuna la mención porque justamente Lousteau optó por el silencio y la neutralidad para no comprometer una conclusión partidaria para la cual no se llamó a ningún debate formal, salvo una tormenta de ideas un tanto desprolija que surge de reportajes mediáticos o distintos documentos.
En tal sentido, aparecen los gobernadores, quienes tienen una cuestión aparte porque están muy condicionados por el tema de los ingresos fiscales de sus respectivos estados. Así las cosas, amortiguan la crítica hasta donde pueden porque necesitan que Milei les termine de habilitar toda la caja que les sea posible para pagarle a sus empleados públicos y para garantizar el financiamiento del estado.
En tanto, Lousteau atiende y comprende a esta inquietud de los gobernadores, pero también observa con atención que una o varias fracciones del partido que se recuestan más en lo más tradicional e histórico del radicalismo, no sólo desde las formas, sino también en el sentido de evitar que se borre de un plumazo la capacidad reguladora y protectora del estado.
INCIPIENTE SECTOR
Por el momento, asoma una incipiente fracción en etapa de preebullición en la bancada radical, que no esperó a De Loredo para arrancarle al gobierno que envíe a sus funcionarios a dar explicaciones a la cámara baja, algo que ocurrió hace unos pocos días.
Ese grupo, que no se sabe si tiene una duración circunstancial o puede convertirse en la usina de algo más prometedor, está integrado por los diputados nacionales Fernando Carvajal, de Formosa; Marcela Colli, de La Pampa; Pedro José Galimberti, de Entre Ríos; Juan Carlos Polini, del Chaco; Manuel Ignacio Aguirre, de Corrientes; y Jorge Rizzotti y Natalia Sarapura, de Jujuy.
Más allá de que toda una proclama firmada por ellos daba cuenta de objeciones formales, también apuraron alguna definición de fondo como cuando señalaron que el DNU “atenta contras los intereses del pueblo y de la Nación Argentina. Lo rechazamos y repudiamos en la forma y en el fondo por su nefasto contenido”.
En principio, a esta última estación instalada por este grupo de Diputados parecen subir varios dirigentes de sectores que hoy por hoy no tienen grandes responsabilidades de conducción partidaria.
De esta manera, se van desnundando las distintas posturas que confluyen y entran en tensión y que prometen mayor debate para los futuros meses en los cuales habrá que definir renovación de autoridades partidarias en distritos de importancia como provincia de Buenos Aires y para la confección de listas legislativas, aunque eso está bastante más distante en el tiempo.
En el mientras tanto, el comité nacional y su titular Martín Lousteau, configuran la principal vidriera por donde se observan con intensidad las gestiones de conducción partidaria para ver cuál es el rumbo del centenario partido. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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