Con Villarruel, el Senado mantiene cerca de 4 mil empleados sin destino claro

En diciembre la presidencia del Senado pasó de las manos de Cristina Fernández de Kirchner a las de Victoria Villarruel. Algunos legisladores, con sus respectivos asesores, debieron marcharse para que otros llegaran. Pero la fiesta de contratos continuó pese a las reiteradas promesas de lucha contra la casta y los recortes en los gastos del estado.

El cuerpo legislativo se compone por unos 72 senadores, es decir, tres por provincia más las Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La cantidad de empleados total alcanza los 4830 empleados, un promedio de 67 empleados por cada legislador.

Sin embargo, cada uno de ellos reconoce una cifra mucho menor.

Por caso, el senador kirchnerista, Gerardo Montenegro, se encuentra a la cabeza de la lista de asesores con 45 empleados. A él le siguen otros alfiles K: María Inés Pilatti Vergara (Frente Nacional y Popular), Carlos Espínola (Unidad Popular) y Miguel Ángel Mayans (Frente Nacional y Popular). Solo después aparece un opositor, Mercedes Valenzuela (UCR), y luego otro representante de Unión por la Patria: María Carolina Moisés (Unidad Ciudadana). Todos ellos, con más de 30 asesores cada uno.

A ellos le siguen los kirchneristas Mariano Recalde (Frente Nacional y Popular), Anabel Fernández Sagasti y Oscar Parrilli (Unidad Ciudadana). Y los dirigentes de Juntos por el Cambio: Juan Carlos Romero (Cambio Federal), Luis Juez (Frente Pro) y Martín Lousteau (UCR). Ambos grupos se encuentran entre los senadores que poseen entre 20 y 29 asesores cada uno.

Tal y como se desprende del listado completo, en total unos 1204 agentes están designados a los despachos senatoriales. De allí se desprende una pregunta lógica: ¿Qué función cumplen los 3626 restantes?.

Bien podría argumentarse que algunos están en oficinas propias de todo cuerpo legislativo, como las secretarias Legislativa y Administrativa. Algunos más en Ceremonial y Mantenimiento, pero resulta difícil creer que casi 4 mil personas se distribuyan en tan pocas áreas.

En este marco, el Senado Nacional que dejó Cristina Kirchner aparece como otra de las tantas instituciones en las que abunda la falta de transparencia y la ausencia de controles. Internamente, se entiende que la vista gorda de Milei y Villarruel en este tema está vinculada a las negociaciones parlamentarias que serán definitorias en los próximos cuatro años. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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