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En este día, Azerbaiyán recuerda el 34° aniversario de la devastadora tragedia que tuvo lugar en la noche del 19 al 20 de enero de 1990.
Los sucesos que condujeron a la tragedia de 1990 tienen sus raíces en 1987, cuando tomaban impulso los intentos de anexión de la región de Karabaj a Armenia y otra oleada de expulsión de azerbaiyanos de sus pueblos históricos en Armenia. Sin embargo, en lugar de impedir estas crecientes tensiones, los líderes soviéticos perpetraron una grave atrocidad contra el pueblo azerbaiyano.
En aquella noche, las unidades militares de la URSS, siguiendo las instrucciones directas de Mijaíl Gorbachov, entraron en Bakú y las regiones cercanas, masacrando a la población civil con equipo militar pesado y otros tipos de armamento. El ejército soviético desplegó en Bakú un gran contingente de tropas especiales que hicieron una demostración de crueldad sin precedentes contra la población pacífica, matando e hiriendo brutalmente a cientos de civiles.
Como consecuencia de la tragedia de enero, 131 civiles murieron y 744 más resultaron heridos en Bakú y regiones cercanas. Entre los muertos había mujeres, niños y ancianos, médicos y policías.
Las detenciones masivas acompañaron el despliegue ilegal de tropas y la posterior intervención militar. Un total de 841 civiles fueron detenidos en Bakú y otras ciudades y regiones de la república, 112 de los cuales fueron enviados a prisiones en diferentes ciudades de la URSS. Las tropas soviéticas dispararon contra 200 viviendas, 80 automóviles e incendiaron un gran número de bienes públicos y privados, incluidas ambulancias.
Las víctimas de los trágicos sucesos de 1990 son denominadas simbólicamente "Los mártires del 20 de enero".
Inmediatamente después de la tragedia, el 21 de enero de 1990, el líder nacional Heydar Aliyev visitó la oficina de la representación permanente de Azerbaiyán en Moscú expresando su profunda solidaridad con su pueblo y condenó duramente a los dirigentes soviéticos por haber cometido la sangrienta tragedia.
La tragedia de enero, que fue el motivo de duelo nacional, también demostró la firme voluntad y la determinación del pueblo azerbaiyano. El pueblo de Azerbaiyán, impasible ante la crueldad del ejército soviético y la consiguiente imposición del toque de queda en Bakú, organizó el 22 de enero una concentración masiva en la plaza "Azadlig" de la ciudad para rendir tributo a los mártires del 20 de enero. A la ceremonia de inhumación en el Callejón de los Mártires acudieron cerca de 2 millones de personas. A petición del pueblo, el Soviet Supremo de la URSS de Azerbaiyán llegó a convocar una sesión extraordinaria y adoptó una decisión sobre la abolición del toque de queda en la ciudad de Bakú. Temiendo la ira del pueblo, los miembros de la dirigencia de la república en esa época no asistieron a la sesión.
Este hecho trascendental fue el factor decisivo en la formación de la identidad nacional azerbaiyana y marcó un punto de inflexión en el restablecimiento de la independencia nacional. Fue la tragedia de enero la que convirtió un movimiento de liberación nacional en una realidad política y la que impulsó decididamente la lucha del pueblo azerbaiyano por la independencia.
El primer reconocimiento político-legal de la tragedia del 20 de enero se produjo el 29 de marzo de 1994, cuando el órgano legislativo de Azerbaiyán, el Milli Majlis, adoptó una resolución al respecto por la iniciativa del líder nacional Heydar Aliyev. La resolución decía: "El despliegue de las tropas soviéticas en la ciudad de Bakú y en varias otras regiones y la brutal matanza de civiles, con la intención de reprimir, quebrar la confianza y la voluntad de un pueblo que por medios pacíficos exigía un nuevo estado democrático y soberano, y humillar a su identidad nacional como muestra del poder del ejército soviético debe considerarse una agresión militar y un crimen del régimen comunista totalitario contra el pueblo de Azerbaiyán".
Hasta el día de hoy, el pueblo de Azerbaiyán sigue recordando a sus mártires. El 20 de enero de cada año, miles de personas visitan el Callejón de los Mártires para rendir su homenaje depositando flores, rezando oraciones por las víctimas y expresando su condena a los autores de la tragedia.
Cada año, al mediodía del 20 de enero, se guarda un minuto de silencio en todo el país para conmemorar a los mártires del 20 de enero. Los barcos, coches y trenes hacen sonar las sirenas en todo el país, se llevan a cabo actos conmemorativos en todas las ciudades y pueblos, y se baja la bandera nacional en todos los edificios. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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