
Interior
El cordobés Rodrigo De Loredo podría tomar de la misma medicina de hace unos años cuando, recién ingresado, hizo valer un número relativo de su corriente Evolución, para alejarse del bloque oficial del radicalismo en Diputados, cuya mayoría respondía a su coterráneo y hoy con mandato cumplido Mario Negri.
Su actitud actual de colaboracionismo prácticamente incondicional con el oficialismo -donde sólo le cuestiona aspectos secundarios, escondiendo una desesperación por figurar en la foto con Javier Milei- lo convierte en un claro acreedor de críticas que, por lo bajo, disparan por los pasillos varios integrantes de la bancada que lidera, reeditándose así aquel intento de cisma que no llegó a madurar en diciembre último.
De Loredo -junto a sus pares que militan en Evolución y con los aliados de Maximiliano Abad- pretenden cumplir algún compromiso con quienes, desde la esmerilada y devaluada alianza Juntos por el Cambio y el macrismo, integran el gobierno nacional, léase Patricia Bullrich en Seguridad y Luis Petri en Defensa.
SIN EL PAN Y SIN LA TORTA
Por obvias razones de cercanía con el titular del comité nacional, Martín Lousteau, amortigua esos deseos nacidos de su libido para “pertenecer” al entorno periférico de apoyo al oficialismo, aunque bajo el mote de “oposición responsable”, donde muchos de sus detractores quieren cambiar esa caracterización por la de “acompañamiento irresponsable”.
A De Loredo, claro está, no le salió ni la postura del acompañamiento casi incondicional como así tampoco el papel de una oposición criteriosa. Quedó en el camino porque el presidente, a su regreso de Davos dio precisas instrucciones para dejar de lado al radicalismo como interlocutor en una eventual negociación, como es el caso del tratamiento de la ley Ómnibus en el Congreso.
Por otra parte, derrapó mal y vio pasar a otros ex compañeros de ruta -como legisladores del Pro que responden a Bullrich, Mauricio Macri, Miguel Pichetto y la Coalición Cívica -que cobraron protagonismo con un acuerdo en el cual, además, le frenan varias cuestiones a la Casa Rosada, en materia de jubilaciones, privatizaciones y delegación de poderes-.
Toda este contexto, así expuesto, reactiva la grieta latente que tiene como rival al neurocientífico, Facundo Manes, quien estuvo a punto de formalizar el liderazgo de su propio bloque de impronta radical.
Se habla de un conjunto de diez legisladores que estarían dispuestos a prender nuevamente la luz de alerta para avisarle a De Loredo de sus desvíos respecto de un conjunto de voces que reclaman menos acercamiento rayano con la obsecuencia y mayor autonomía. En primer lugar, aparecen allí Martín Lousteau, quien, además de ser el titular partidario, es su referente máximo en la corriente Evolución.
TEORÍA DEL QUIEBRE
En este conjunto de legisladores, que por ahora mantienen una conducta disidente en estado latente, está la idea de reactivar la presión para que el radicalismo, desde la cámara baja, lleve adelante un papel netamente opositor que, desde el punto de vista político, también aparece como estratégico para mostrar a la sociedad que una oposición al gobierno no necesariamente debe significar una vuelta al kirchnerismo o lo que queda de él.
Como un tímido intento, este subbloque, fue el que impulsó el pedido para que se extiendan las sesiones extraordinarias, resaltando que es de sentido común y pleno de racionalidad que lleve más tiempo el análisis de una ley que contiene más de seiscientos cambios legales que debiera ser estudiado por una mayor cantidad de comisiones.
En tanto, la teoría del quiebre fue alimentada y potenciada en los últimos días por el ex ministro del Interior y ex diputado nacional, Federico Storani, en varias apariciones mediáticas, impulsando por segunda vez el liderazgo de Facundo Manes, sobre quien había apostado un pleno para que fuera el presidente de bloque.
Eso no ocurrió por el momento, aunque se huele a una ruptura más o menos tardía en oportunidad de la votación de la ley Ómnibus en el recinto.
Más allá de esta crónica con final anunciado, para el referente de la Corriente de Opinión Nacional, como para otros que se encuentran en la oposición partidaria es vital que el radicalismo se aleje lo más posible de las políticas económicas que se digitan desde Balcarce 50.
Esa expresión por otro rol del radicalismo se ve también en los hechos dado que ese sector interno, aún sin aval del comité nacional, marchará el 24 de enero junto a la CGT para apoyar los reclamos contra el capitulo laboral del DNU 70 y para significar la necesidad de un cambio de rumbo al proyecto económico de Javier Milei.
MANIFIESTO FEDERAL
En consonancia con la necesidad de mayor autonomía, y como claro mensaje a De Loredo, apareció un manifiesto de la convención nacional que preside el hermano de Facundo Manes, Gastón, quien convocó a un plenario federal, un tanto limitado, dado que participó vía virtual un convencional por distrito.
Así las cosas esta comisión federal se pronunció contraria de la forma y del fondo del proyecto de la ley Ómnibus, que, como se sabe, también incluyó algunas propuestas que ya estaban contempladas en el DNU.
La conclusión fue lapidaria al resaltar que se trata de “un proyecto de ley inabarcable, heterogéneo y con altas dosis de improvisación” sobre el cual “somos sumamente críticos, sobre todo teniendo en cuenta las convicciones republicanas que enarbolamos históricamente desde el radicalismo”. Para terminar de marcarle la cancha a De Loredo, este plenario “ad hoc” de la convención remarcó que “sobre las cuestiones de fondo, cuestionamos la mayoría de las iniciativas propuestas por el gobierno, como las facultades delegadas, la derogación de la fórmula jubilatoria, la suba de las retenciones para las economías regionales, las privatizaciones y la modificación del régimen electoral, entre muchas otras”.
EL PROTAGONISMO DE MANES
Todas estas expresiones describen un fuerte proceso de ebullición dentro del radicalismo sobre el cual se irán incorporando más protagonistas.
Aparece previsible que Facundo Manes, a su regreso de una sorpresivas e inoportunas vacaciones, asumirá una participación con protagonismo más creciente en la diferenciación con De Loredo y consolide una imagen y un rol que, desde varios sectores, le vienen reclamando.
Manes quedó frustrado y apesadumbrado por el frustrado desenlace con una candidatura presidencial que nunca dejó de abandonar una etapa germinal. Quedó muy alejado de su entonces referente y ocasional padrino, el hoy senador nacional por la provincia, Maximiliano Abad.
Éste impulsó durante el tiempo que le fuera necesario el estado de competitividad nacional del neurocientífico para luego soltarle la mano y todo el apoyo. No fue positivo para Manes, pero sí para Abad, quien, curiosamente cotizó mucho su espacio bonaerense para entablar una negociación con Patricia Bullrich y quedarse con la mejor parte posible del león, hoy traducida en un período de gozosos seis años de mandato como legislador.
Manes seguramente no tendrá en su objetivo primordial esta disputa doméstica, pero sabe que debe estar alejado y mucho del marplatense y recostarse sobre un clamor que se está alimentando paulatinamente.
En lo inmediato, Manes se prepara (o lo impulsan) para representar una base importante de militantes y dirigentes que terminen de apuntalar al radicalismo como espacio plenamente opositor. (www.REALPOLITIK.com.ar)
ETIQUETAS DE ESTA NOTA
¿Qué te parece esta nota?